Veinte años de la muerte de Cela: Así fue la polémica que rodeó la herencia del Nobel
El 17 enero de 2002 fallecía el autor de 'La familia de Pascual Duarte' y su viuda, Marina Castaño, se convirtió en su h
Tras el fallecimiento de Camilo José Cela, Marina Castaño consiguió heredar la principal fortuna del Nobel que, por tal título, se embolsó en su día un cheque de tres millones de coronas suecas (unos 54 millones de pesetas). Marina fue declarada heredera única, lo que de nuevo dio pie a rumores y comentarios en todos los círculos de la vida pública, y no sólo en los literarios y periodísticos.
Durante años también usó el título de Marquesa viuda de Iria Flavia en base al título que el rey Juan Carlos concedió a su segundo marido el 11 de junio de 1996, coincidiendo con su ochenta aniversario. La concesión del marquesado, cuyo nombre proviene del pueblo natal del escritor en Galicia, se produjo por Real Decreto 1137/1996, de 17 de mayo.
No obstante, este rango nobiliario pertenece por Ley al único hijo del escritor, el catedrático de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), Camilo José Cela Conde, título que asumió como legítimo heredero previo pago de los impuestos que genera. El traspaso quedó registrado en el BOE el 11 de abril de 2003.
Guerra en la Fundación
Sin embargo, a pesar de sus cualidades literarias, y sólo un mes después de la muerte de su padre, el patronato de la Fundación Camilo José Cela (CJC) no lo elegía como presidente. La preferida por los miembros fue Marina Castaño. Cela no había dejado, entre sus voluntades, designado al nuevo presidente de la Fundación, para lo que sí tenía potestad, por lo que tuvieron que ser los patronos con derecho a voto, y presentes en una junta general extraordinaria celebrada a puerta cerrada, los que lo eligieran.
Este hecho provocó otra rebelión familiar. Así, en octubre de 2004 uno de los hermanos del escritor, Juan Carlos Cela, dirigió una carta al entonces presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, en nombre suyo y de dos hermanos más (Maruxa y Jorge) pidiéndole su intercesión para que fuera el hijo del escritor y no Marina Castaño quien presidiera la Fundación CJC.
Los otros dos hermanos del Nobel, Ana y José Luis, que sí pertenecían al Patronato, respaldaron a su cuñada. Se da la casualidad de que esos tres hermanos del escritor apenas tuvieron contacto con él durante los últimos años de su vida, al menos eso asegura la locutora gallega: “Nuestra casa estuvo siempre con las puertas abiertas de par en par. Y el teléfono nunca ha estado descolgado”.
En la carta de apoyo a su figura, firmada por los miembros del patronato, se hacía mención a su generosidad desde el fallecimiento de su marido: “[Marina]viene realizando continuas donaciones de manuscritos, libros y colecciones y hasta el propio despacho del escritor; esto es, todo aquello que, interpretando la voluntad de CJC, debería conservarse en la sede de Iria Flavia mejor que en cualquier otro lugar”.
El enfrenamiento con Cela Conde
Tras la muerte del Nobel se produjo una guerra familiar por el reparto del peculio del escritor. Cela estableció en su testamento la designación de tres contadores repartidores de su herencia: el rector de la Universidad de Santiago de Compostela, Darío Villanueva; el alcalde de Padrón, Jesús Villamayor; y el ejecutivo bancario Ángel Rodríguez. Este núcleo de confianza debía dirimir las desavenencias familiares y definir la herencia yacente.
La última voluntad registral del escritor fue un testamento otorgado en julio de 1991 en el municipio coruñés de Padrón. Precisamente, escasos meses después de haber contraído nupcias con Marina Castaño. Desde muy pronto Camilo José Cela tuvo conciencia del valor de su legado cultural. Y desde siempre guardó todo con esmero y sigilo. Las ventas y transmisiones patrimoniales en vida de Cela minusvaloraron la herencia final, dicen los expertos, en detrimento de los herederos legítimos.
Aseguran que la compleja maquinaria mercantil que montó el escritor, bajo la atenta supervisión de su segunda mujer, sirvió para urdir una serie de sociedades interpuestas y blindar así su patrimonio. Esta era la manera de ir colocando propiedades y bienes a nombre de Marina Castaño y de este modo impedir que la primera mujer de Cela pudiera resarcirse. Un ejemplo es el chalé que poseía el escritor desde 1997 en la urbanización madrileña de Puerta de Hierro, valorado en más de 600.000 euros (más de cien millones de pesetas).
Muchos expertos consideran que Marina Castaño, que también ha llegado a ser consejera de la Caja de Ahorros Provincial de Guadalajara, heredó un patrimonio valorado en unos nueve millones de euros. Todo ello controlado a través de sociedades tapaderas de las que ella es accionista o administradora única. La actividad de estas sociedades instrumentales es muy diversa. Va desde los servicios de “hospedaje, hostales y pensiones” hasta la “producción, compra-venta, representación, explotación de obras literarias o teatrales”, pasando por la “adquisición de fincas rústicas y urbanas.
Una de las sociedades patrimoniales, donde aparecía la locutora, fue la denominada “Camilo José Cela Producciones (CJC Producciones)”, actualmente disuelta. Esta empresa había sido constituida en octubre de 1988 –Cela ya estaba saliendo con la locutora gallega- para que regulase todos los aspectos económicos de la familia. En su constitución se acordó que el hijo de Cela tuviera el 50 por ciento del capital, quedando un 25 por ciento en manos del escritor y su primera mujer.
Escasos días después de casarse el Nobel con Marina Castaño, Cela Conde vendió sus acciones y dejó de pertenecer a la sociedad. Luego lo haría Rosario Conde tras el acuerdo de separación. Desde el 5 de abril de 1991, el escritor gallego pasó a ser administrador único, puesto que abandonó el 27 de febrero de 1997 para cedérselo a su nueva mujer.
Otras sociedades en donde figura Marina Castaño son “Palabras y Papeles, SL”, constituida el 15 de enero de de 1991 en Guadalajara y cuya actividad es la explotación de obras literarias; o “Letra y Tinta, SL”, constituida el 23 de junio de 1997 y cuya actividad es la producción, en general. Se da la casualidad de que desde su constitución esta sociedad administra los cuantiosos derechos de autor del escritor. Por ejemplo, un año antes de la muerte del Nobel movió la cantidad de un millón de euros.
En el apartado inmobiliario, Mariana Castaño figura en sociedades como “Estudios Iceberg”, constituida el 17 de diciembre de 1999 y dedicada a la promoción inmobiliaria; “Lengua y Literatura Agrupación de Interés Económico (AIE)”, cuya actividad es “la industria del mueble de madera” según el Registro Mercantil y cuyo capital inicial de 3.005 euros fue aportado en un 80% por la Fundación CJC y en un 20% por la sociedad patrimonial Letra y Tinta.
Esta curiosa empresa se encargó de realizar las obras de las casas patrimoniales de Iria Flavia. En diciembre de 2000 se compraron cinco edificios para la Fundación por valor de 312 millones de pesetas. Para otros menesteres, como la gestión de los establecimientos turísticos, se constituyó otra sociedad, Salbos de la Sierra.
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