Sidney Poitier, el actor que desafió la barrera racial en el Hollywood dorado.
En 1964, Sidney Poitier fue el primer afroamericano en ganar el Oscar al Mejor Actor por Los lirios del valle.
Sidney Poiter es indisoluble de la época en la que alcanzó el triunfo. En 1967 el reverendo Martin Luther King, Premio Nobel de la Paz en 1964, lo presentó en un acto público de la siguiente forma: "Se ha labrado un nicho imperecedero en los anales de la historia de nuestra nación. Lo considero un amigo. Lo considero un gran amigo de la humanidad”. Un año más tarde, Luther King era asesinado, Estados Unidos se encontraba en plena era de la lucha por los derechos civiles y que Poitier fuese toda una estrella de cine era el reflejo de que algo estaba empezando a cambiar o, al menos, se peleaba para que así fuera.
Poitier nació prematuramente el 20 de febrero de 1927 de padres bahameños, que se dedicaban a la agricultura, y que estaban de vacaciones en Miami. Sus padres permanecieron en Florida durante tres meses para cuidar al débil bebé hasta que recuperó la salud.
En su primera adolescencia coqueteó con lo que entonces se denominaba delincuencia juvenil. Sus padres decidieron enviarle a Nueva York con un tío suyo y empezó a trabajar como lavaplatos. No había ido nunca al colegio y es en esos años cuando un camarero judío le enseñó a leer en los descansos del trabajo. En esa época, en el cine de Hollywood no había negros y cuando aparecían era para hacer de criados o de delincuentes. En 1940 Hattie McDaniel había conseguido un Oscar a la Mejor Actriz de Reparto precisamente por encanar a una criada, la inolvidable Mammie de Lo que el viento se llevó.
A finales de los años 40 se unió al American Negro Theatre, pero al principio tuvo problemas debido a su incapacidad para cantar y su fuerte acento bahameño. Entrenó duro durante los siguientes meses para superar sus debilidades. En esos años se interpretaban las versiones del teatro de Broadway hechas por actores negros para público negro. Así debutó en una versión de Lisístrata y se hizo muy popular en la comunidad negra. Tanto que empezó también a llamar la atención del cine. En 1950 debutó con No way out, un film de Joseph L. Mankiwiz donde se denunciaba el racismo de la sociedad estadounidense. Él era un médico que tenía que atender a un paciente racista. El papel le consiguió excelentes críticas. Sin embargo, durante años interpretó papeles sin importancia y, en la mayoría de los casos, basados en los estereotipos de siempre sobre los negros.
En 1958 cambió su suerte cuando participó en Fugitivos junto a Tony Curtis a las órdenes de Stanley Kramer. El filme narra cómo dos prisioneros encadenados se fugan y deben cooperar para poder evitar ser capturados de nuevo. Consiguió ser el primer afroamericano en ser nominado al Óscar al Mejor Actor. El éxito convirtió a Poitier en hombre reclamado por las productoras y por primera vez, un intérprete de raza negra apareció en la lista de los favoritos de las espectadoras.
Cinco años después consiguió la estatuilla por Los lirios del valle. Luego llegarían éxitos de taquilla como Estado de alarma (1965), La historia más grande jamás contada (1965), Un retazo de azul (1965) y sobre todo, Rebelión en las aulas (1966), En calor de la noche (1967) y Adivina quién viene a cenar (1967). Ésta última, todo un clásico de la comedia en la que se denunciaba el racismo de la sociedad norteamericana. Stanley Kramer narró la historia de un matrimonio maduro, Katherine Hepburn y Spencer Tracy, que se enfrentaban a la noticia de que su hija se quería casar con un hombre de raza negra.
Al éxito En el calor de la noche le siguieron dos secuelas, Me llaman Mister Tibbs (1970) y La organización (1971). Tres décadas después, Rebelión en las aulas conoció una secuela para televisión en 1996. En los 70 y los 80 su carrera fue perdiendo importancia e interpretó, sobre todo, papeles en películas de acción sin mucha relevancia. En esos años fue cuando dio el salto a la dirección con el western Buck and the Preacher (1972). Se puso detrás de la cámara en varios films más, pero en pocos destacó para la crítica, salvo en la comedia Stir Crazy (1980). En 2002 recibió un Óscar Honorífico.
Fue nombrado Embajador de las Bahamas en Japón en abril de 1997 y también lo fue ante la UNESCO. Su primer matrimonio fue con Juanita Hardy, de 1950 a 1965. La pareja tuvo cuatro hijas. En 1976 se casó con la actriz canadiense Joanna Shimkus con la que tuvo dos hijas. Más allá de su matrimonio se le relacionó con famosas como Raquel Welch, aunque él nunca lo confirmó.
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