La figura de Rocío Jurado sigue viva: El clan familiar Mohedano se reúne en Chipiona

Rocío Jurado nos dejó el 1 de junio de 2006. Sin embargo, su nombre continúa siendo una referencia ineludible en la música popular española y en la historia cultural del país.

La muerte de María del Rocío Trinidad Mohedano Jurado  no fue únicamente el final de una carrera artística deslumbrante. Fue también el cierre de una era irrepetible, en la que la canción española encontró en ella a una de sus voces más completas, versátiles y respetadas.

Para este año, el Ayuntamiento de Chipiona organizará una serie de actos en memoria de "La Más Grande". Este 31 de mayo ha tenido lugar una misa en su honor en su amado Santuario de la Virgen de Regla.

Esta misa ha congregado a los principales miembros del clan familiar. No obstante, también ha habido ausencia notables como la de su hermano Amador Mohedano, su hija Rocío Carrasco o Rosa Benito.

Posteriormente, se realizará una ofrenda floral en el monumento dedicado a Rocío Jurado, con la participación de autoridades locales, familia y vecinos. 

La historia de  Rocío Jurado no puede entenderse al margen del contexto social y político que la rodeó. En una España aún marcada por la censura del régimen franquista, supo construir un personaje escénico poderoso, libre, femenino y provocador.

Fue una artista visionaria, que se adelantó a su tiempo en lo estético, en lo ideológico y en lo artístico. Dueña de una voz imponente, con una técnica vocal prodigiosa y una presencia escénica que imponía respeto y fascinación. 

Conquistó públicos diversos, desde los tablaos andaluces hasta los más exigentes escenarios internacionales. Cabe recordar su histórica actuación en 1985 en la Casa Blanca ante el presidente.

Rocío Jurado no solo marcó una época; la encarnó. Fue emoción, arte y desafío. Fue historia, fue legado, y sigue siendo recuerdo. Y en ese recuerdo, a casi dos décadas de su adiós, permanece intacta como lo que fue y será siempre: 'La más grande'.

Un origen humilde y una vocación precoz

Nacida el 18 de septiembre de 1943 en Chipiona (Cádiz), Rocío Jurado  creció en el seno de una familia modesta, en un entorno donde el canto formaba parte del cotidiano popular.

Desde muy joven destacó por su talento vocal, participando en concursos locales. Como ella contaba en varias entrevistas, en esta época fue donde obtenía premios tan simbólicos como 250 pesetas y una botella de gaseosa. Un reflejo de los humildes comienzos que contrastarían con el esplendor de su futura carrera.

Su paso por Sevilla, donde se formó en los escenarios del flamenco, marcó el inicio de su profesionalización. Pronto fue reclutada por representantes del mundo artístico que intuyeron su potencial.

En la década de 1960 comenzó a grabar sus primeros discos y a presentarse en televisión. Consolidándose como una nueva voz en el panorama musical andaluz.

El ascenso imparable: De la copla a la canción internacional

Aunque inicialmente estuvo vinculada a la copla, ‘La más grande’  evolucionó hacia repertorios más amplios y ambiciosos. Su dominio técnico y su inteligencia interpretativa le permitieron abordar baladas, rancheras, flamenco-pop y canciones de autor con solvencia y emoción.

Durante las décadas de 1980 y 1990, vivió su etapa de mayor reconocimiento público y comercial. Álbumes como Como las alas al viento (1993), Palabra de honor  (1994),  Con mis cinco sentidos (1998), La más grande (2001) o Yerbabuena y nopal (2003) fueron éxito de ventas y reforzaron su perfil internacional.

En total, vendió más de 30 millones de discos. Fue reconocida con 150 discos de oro y 63 de platino, y obtuvo los más altos honores culturales del Estado español. Entre ellos la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo  y la Medalla de Oro de las Bellas Artes.

Una mujer transgresora en un mundo conservador

Rocío Jurado  no fue solo una cantante. Fue un símbolo de modernidad, emancipación y valentía en una época marcada por las restricciones sociales y morales del franquismo.

Durante años, sufrió la censura televisiva debido a su vestuario escénico, que fue considerado provocador por los directivos de TVE. En una ocasión se llegó a preparar un chal de emergencia para cubrirla si su vestido no pasaba los filtros de la dirección.

Pero Jurado no cedió. Desde el escenario, se presentó siempre como una mujer libre, sensual y dueña de su voz. Letras como las de 'Amores a solas', en las que abordaba la masturbación femenina, rompieron con tabúes profundamente arraigados en la sociedad española.

Su decisión de interpretar la canción con naturalidad y orgullo la posicionó como una figura de ruptura. Empujó aquellos límites incómodos de lo que podía decirse, y cantarse, en público.

Ícono y defensora de derechos sociales

La conexión de Rocío Jurado con la comunidad LGBT+ fue natural, empática y explícita. En una entrevista concedida en 2003, declaró:

“Estoy orgullosísima de que eso ocurra, son personas de muchísima sensibilidad, con muchos valores. Para mí es muy importante. Yo soy progay”.

Estas palabras, pronunciadas con sinceridad en un momento en que aún existía considerable resistencia social a la visibilidad LGBT+, consolidaron su estatus como icono gay. Esto la enmarcó en el imaginario colectivo español con otras grandes como Sara Montiel o  Lola Flores. 

"Como una ola": los amores que marcaron a Rocío Jurado

La vida sentimental de Rocío Jurado fue, al igual que su carrera, intensa, compleja y profundamente humana. Su primer gran amor conocido fue Enrique García Vernetta, empresario valenciano que también ejerció como su mánager.

Su relación comenzó en 1968 y se prolongó durante 14 años, aunque nunca llegaron a casarse. Fue una historia marcada por la admiración mutua y la cercanía profesional, pero también por la ausencia de un compromiso formal.

Se cuenta que, incluso tras su matrimonio con otro hombre, Rocío le propuso a Enrique retomar su relación, una propuesta que él rechazó. Aquella negativa, según personas de su entorno, dejó una marca emocional profunda en la artista.

En 1976, Rocío Jurado contrajo matrimonio con el célebre boxeador  Pedro Carrasco. Juntos tuvieron a su hija Rocío Carrasco Mohedano, nacida en 1977. Aunque el matrimonio fue muy mediático y, en sus inicios, aparentemente sólido, pronto se vio afectado por las continuas ausencias de Rocío debido a sus compromisos profesionales.

A esto se sumaron rumores de una infidelidad por parte de Carrasco mientras la cantante se encontraba en América. La pareja se separó en 1989, y obtuvieron la nulidad matrimonial en 1994.

Sin embargo, la historia más desconocida, y probablemente una de las más significativas, de la vida amorosa de Rocío Jurado salió a la luz en 2024, gracias al programa Socialité.

Según la periodista Daniella Montenegro, la cantante mantuvo una relación clandestina durante aproximadamente siete años con  José Antonio Revuelta, piloto de Iberia. Fue una relación vivida con total discreción, nunca oficializada, pero ampliamente comentada por testigos cercanos.

Montenegro recuerda haber visto a la pareja cogidos del brazo en Ibiza en 1982, un gesto de intimidad que dejó entrever una conexión profunda.

Revuelta ha sido descrito como un hombre “apuesto, alto, canoso y muy elegante”. Y, para muchos allegados de Rocío, el gran amor de sus últimos años. La relación, sin embargo, estuvo marcada por una imposibilidad crucial: él no quiso dejar a su esposa, lo que acabó provocando la ruptura.

Se ha llegado a afirmar que Rocío consideró tener hijos con él. Y que su vida habría tomado otro rumbo si aquel amor hubiera prosperado. De hecho, algunos sostienen que, de haber terminado con Revuelta, nunca habría llegado a casarse con José Ortega Cano.

Su hija, Rocío Carrasco, ha negado públicamente que esta historia se solapara con el matrimonio de su madre con Pedro Carrasco. Aun así, sí ha reconocido el profundo amor que Rocío sentía por el piloto.

Finalmente, tras años de altibajos emocionales, Rocío Jurado encontró una nueva forma de estabilidad junto al torero José Ortega Cano. Se casaron el 17 de febrero de 1995, tras obtener la nulidad de su matrimonio anterior.

La pareja adoptó a dos niños colombianos, José Fernando  y  Gloria Camila. Conformaron una familia que le devolvió una suerte de serenidad y equilibrio emocional en los años más delicados de su vida.

Enfrentamientos y rivalidades

Como figura mediática de primer nivel, Jurado no estuvo exenta de controversias. La más notoria fue su rivalidad con Isabel Pantoja.  Esta rivalidad estuvo alimentada por tensiones profesionales, diferencias personales y desencuentros mediáticos.

Se especula que Rocío Jurado la vetó de la Expo 92. Y que, Encarna Sánchez, periodista inicialmente cercana a Rocío Jurado, acabó tomando partido por Pantoja, exacerbando el conflicto.

En respuesta al título del álbum 'La más grande', Pantoja llegó a declarar:

"La mejor es la que más vende, y aquí la que más vendo soy yo", una frase que evidenciaba la intensidad de la competencia artística entre ambas.

La enfermedad, la muerte y la despedida de un país

En septiembre de 2004, Rocío Jurado anunció públicamente que padecía cáncer de páncreas, una enfermedad que enfrentó con coraje, entre tratamientos en Madrid y Houston. Su salud fue deteriorándose progresivamente hasta que, en la madrugada del 1 de junio de 2006, falleció en su residencia de La Moraleja (Madrid), a los 62 años.

Su muerte fue tratada como un acontecimiento nacional. España y parte del mundo entero vivieron el acontecimiento como si se les hubiera roto el amor.

Su entierro en Chipiona congregó a multitudes que quisieron rendirle homenaje. La imagen del féretro cubierto con flores blancas y llevado a hombros entre lágrimas, aplausos y sevillanas, quedó grabada en la memoria colectiva.

Legado institucionalizado: museos, auditorios y homenajes

La dimensión histórica de Rocío Jurado ha sido reconocida oficialmente. En la actualidad, existe el Museo Rocío Jurado, inaugurado el 1 de julio de 2022 en Chipiona.  Este conserva objetos personales, trajes, discos y premios. Además, funciona como centro de investigación sobre la canción española.

También existe el Auditorio Rocío Jurado de Sevilla, activo desde 1991. Este auditorio ha albergado grandes eventos culturales y sigue siendo punto de referencia para artistas contemporáneos.

Y en 2022, se celebró el concierto-homenaje Mujeres cantan a Rocío Jurado, en el que artistas de varias generaciones reinterpretaron su repertorio, reafirmando la vigencia de su obra. Uno de los homenajes más recientes y aclamados por el público fue la interpretación de “se nos rompió el amor” de Rosalía en los Latin Grammy 2023  de Sevilla.

Rocío Jurado fue más que una artista. Fue, y sigue siendo, una figura clave en la transición cultural de España. 

Tanto por su papel en la modernización de la música popular como por su capacidad para abrir debates desde el escenario. Supo conjugar el respeto a la tradición con una apuesta clara por la renovación estética y social.

A 19 años de su muerte, su legado no ha sido superado. Porque hay artistas populares, hay voces prodigiosas, y hay leyendas. Rocío Jurado fue las tres cosas. Y ninguna otra ha ocupado su lugar.