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Mujer con cabello rizado y voluminoso, usando aretes grandes y guantes negros, mirando de frente en una fotografía en blanco y negro
CULTURA

Qué fue de Walkiria Montini: La primera trans que se casó con otra mujer en España

La boda de la vedette con Mercedes Estrada en 1989 marcó un hito legal que luego fue llevado a las páginas de Interviú

Walkiria Montini hizo historia el 15 de diciembre de 1989 al convertirse en la primera mujer trans que contrajo matrimonio legal con otra mujer en España. Su unión con la artista de cabaret MercedesEstrada, celebrada en Gijón, fue más que un acto de amor. 

Fue una declaración pública de identidad. Un desafío a las leyes vigentes y una provocación a una sociedad que apenas empezaba a debatir los derechos de las personas trans.

Mujer con cabello rizado y voluminoso, usando aretes grandes y guantes negros, mirando de frente en una fotografía en blanco y negro
Walkiria Montini | Todo Colección

Pero ¿quién fue realmente  Walkiria Montini? ¿Cómo llegó desde Brasil a convertirse en una figura visible y polémica en la España de los años 80? ¿Qué implicó su matrimonio en un contexto legal aún hostil para las personas trans? ¿Por qué su nombre ha sido, en gran medida, borrado de la memoria colectiva, pese a su relevancia histórica?.

De Brasil a los escenarios españoles

Walkiria Montini, nacida en Brasil en el siglo XX, aunque se desconoce la fecha exacta, llegó a España a principios de los años 80, en plena Transición Democrática. Primero se instaló en Madrid, donde comenzó a trabajar en salas de espectáculo nocturno. Allí, actuaba como vedette y cantante de playback, encarnando a divas como Dalida o Vikki Carr.

En poco tiempo se hizo un nombre dentro del circuito de cabaret, caracterizado entonces por su estética transgresora y su función como espacio de expresión para identidades disidentes.

Pero su vida, como la de muchas mujeres trans en esa época, no estuvo exenta de peligros. En una España que carecía de servicios públicos de salud para la afirmación de género, Walkiria fue conocida también por realizar inyecciones de silicona clandestinas.

Esta práctica, frecuente entre las mujeres trans del momento ante la imposibilidad de acceder a cirugías reguladas, representaba un alto riesgo sanitario y reflejaba la absoluta desprotección institucional del colectivo.

Primeros pasos como actriz: teatro, cine y visibilidad trans

En 1984,  Walkiria Montini  debutó en los escenarios teatrales con Locas de amor, en el Teatro Muñoz Seca. Ese mismo año participó en Escándalo Gay, representada en el Teatro Progreso. Ese mismo año apareció en la película La tercera luna  (1984), en un papel menor. D

os años después, en 1986, fue fichada como primera vedette de la Sala Minotauro de Madrid, una de las más reconocidas en el circuito nocturno, donde presentó su espectáculo Lo Prohibido.

Ese mismo año volvió al cine con una breve aparición en Los presuntos  (1986). A lo largo de su carrera artística colaboró con otras figuras del transformismo y del espectáculo trans iberoamericano, como la artista argentina  Vanessa Nell.

Dos personas posan juntas en una fotografía en blanco y negro, ambas con peinados voluminosos y maquillaje llamativo
Walkiria Montini y Vanessa Nell | Todo Colección

En una España donde aún pesaban los estigmas de la dictadura, la mera existencia pública de Walkiria, visible, femenina, trans y artista, ya era una forma de activismo. Aunque no se identificara explícitamente como militante política, su cuerpo en escena y su vida pública confrontaban las rígidas normas de género del momento.

Entre el “escándalo público” y la deportación

La década de los 80 fue crucial para los derechos del colectivo LGBTIQ+ en España. La homosexualidad había sido despenalizada en 1979, pero otras figuras legales continuaban criminalizando las expresiones de género disidentes. En particular, la ley de escándalo público, heredada del franquismo, fue utilizada hasta 1989 para detener y perseguir a personas LGTBI.

En el caso de las personas trans, las trabas no eran solo sociales, sino también legales y administrativas. Hasta bien entrados los años 90, los tribunales rechazaban modificar el nombre legal de personas trans si existía el riesgo de “confundir” a la administración civil. Por ejemplo, en 1987, el Tribunal Supremo denegó expresamente el cambio de nombre de una mujer trans. Argumentó que ello podría permitirle contraer matrimonio, algo considerado legalmente inaceptable en ese momento.

En ese escenario, Walkiria Montini fue objeto de una orden de deportación en 1989, poco antes de su boda, bajo la  Ley de Extranjería. Buscó refugio en Gijón, ciudad donde finalmente logró casarse.

La boda que conmocionó a España

El 15 de diciembre de 1989, Walkiria Montini se casó civilmente con  Mercedes Estrada en Gijón, convirtiéndose en la primera mujer trans en casarse legalmente con otra mujer en España. El acto fue posible gracias a que Walkiria había logrado modificar su documentación oficial, un logro excepcional en aquella época. Se amparó en un vacío legal que aún no contemplaba específicamente los derechos de las personas trans, pero tampoco los prohibía de forma explícita.

Dos personas posan para la cámara una lleva lencería negra y la otra un vestido rojo translúcido
Walkiria Montini en Interviú | Interviú

La repercusión fue inmediata. El 22 de diciembre, la pareja apareció en portada de la revista  Interviú, número 711, posando semidesnudas. La imagen fue catalogada como “escandalosa” por sectores conservadores, pero también se convirtió en un símbolo de liberación y transgresión para parte del movimiento LGBTQ+.

La boda coincidió, además, con la derogación de la ley de escándalo público ese mismo año, convirtiendo el acto en una suerte de gesto fundacional para la nueva era democrática española.

Entre el amor, la noche y la exclusión

Mercedes Estrada no solo fue su pareja legal, sino también su compañera artística y vital. Ambas trabajaban en el ambiente del cabaret y el transformismo, un espacio de creación y resistencia en el que convivían libertad, precariedad y riesgo.

Walkiria relató en entrevistas posteriores la dureza de la vida nocturna, tanto en España como en París, donde llegó a actuar durante un tiempo. Hablaba de un entorno marcado por la droga, la criminalización y el abandono social. “Muchas amigas mías murieron o acabaron presas”, decía, en alusión a los peligros que enfrentaban las mujeres trans.

A pesar de todo, quienes la conocieron la describen como una mujer vital, excesiva y determinada, que “no se detenía ante nada” y enfrentaba la adversidad con una sonrisa constante.

Walkiria Montini  murió en abril de 2008 en Gijón, a los 52 años. Su fallecimiento pasó prácticamente desapercibido en los medios, y su figura quedó fuera de la mayoría de relatos oficiales sobre los derechos  LGBTQ+ en España.

Sin embargo, su legado permanece en las investigaciones y memorias culturales que han comenzado a recuperar la historia del transformismo y de las personas trans en la España de la Transición. El libro Plumas al viento, por ejemplo, denuncia el olvido sistemático de estas pioneras: “Lo que ocurre siempre en España: se olvida pronto y se reconoce menos”.

Walkiria Montini  no fue una mera anécdota mediática. Fue una figura clave en un momento de transformación política y social. Fue actriz, vedette, inmigrante, mujer trans, esposa. Su boda en 1989 abrió una grieta legal y simbólica . Casi dos décadas antes, anticipó los debates sobre la autodeterminación de género y el matrimonio igualitario.

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