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Un hombre mayor con gafas y vestimenta religiosa blanca sonríe mientras está sentado en un entorno decorado con elementos dorados.
CULTURA

El Papa Francisco beatifica a Juan Pablo I, cuya muerte sigue siendo un misterio.

Luciani, elegido tras Pablo VI en medio de escándalos, ha generado teorías conspiratorias tras su muerte.

El Papa Francisco sigue sorprendiendo y ha anunciado que en septiembre de 2022 beatificará a uno de sus antecesores más rodeados de polémica, Juan Pablo I. El motivo que lleva a la beatificación de Juan Pablo I es su intervención desde el más allá para curar a una niña de 11 años en Buenos Aires en 2011. Aún así, le faltaría otro milagro para "ascender" de beato a santo. 

Sin embargo, este pontífice, al que algunos ven puntos en común con Bergoglio, si ha pasado por algo a la historia es por lo inusualmente corto de su papado, 33 días, y por los misterios que envuelven su muerte. 

El año 1978 fue en España el de la Constitución y el Destape. A nivel internacional fue conocido como 'el de los 3 Papas'. Tres hombres dirigieron a lo largo de esos 12 meses los destinos de Vaticano. Pablo VI moría el 6 de agosto en Castel Gandolfo, la residencia veraniega de los Pontífices. Se acababa así uno de los, hasta entonces, papados más largos: 15 años en los que había clausurado el Concilio Vaticano II, una de las grandes revoluciones en el seno de la Iglesia Católica de Roma que supuso una serie de cambios que levantaron críticas de los sectores más inmovilistas. Algo que lo emparenta con el actual Francisco I. 

Tras un rápido cónclave fue elegido sucesor el italiano Albino Luciani, de 65 años, edad que apuntaba a un pontificado largo. Sin embargo, sólo duró 33 días en el cargo desatando todo tipo de rumores sobre su final. Fue hallado muerto en su cama por una monja en la mañana del 29 de septiembre. 

Una figura religiosa yace en un catafalco rodeado de guardias suizos en una iglesia, mientras una persona observa en primer plano.
Funeral Juan Pablo I. | El Cierre Digital

Desde el principio el Vaticano no supo como gestionar la comunicación de su fallecimiento. Mintieron al asegurar que quien encontró el cuerpo del Pontífice fue su secretario personal y no una religiosa como acabaron reconociendo. Por otro lado, en el primer comunicado de su fallecimiento aseguraron que la causa había sido un infarto para más tarde afirmar que se trató de un problema circulatorio. Varios cardenales exigieron al Vaticano que aclarase todo sobre el suceso. Estas circunstancias fueron suficientes para que las teorías de la conspiración empezasen a fructificar. 

Lo cierto es que el contexto histórico también abonó el campo de la especulación. Ese mismo año, en Italia se había desatado la violencia política siendo el asesinato del líder democristiano  Aldo Moro el acontecimiento que más impactó a la sociedad. Además, por primera vez un escándalo económico vinculado al Vaticano fue seguido por los medios de comunicación. Un asunto poco claro que tenía como protagonista al arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, líder de la conocida como Banca Vaticana. La venta de un banco menor por parte de la entidad vaticana a otro banco italiano, cuyo presidente se suicidó, hizo circular todo tipo de teorías. Una sonora escandalera que todavía viviría una segunda parte, más oscura aún, durante el pontificado de Juan Pablo II. 

Teorías sobre la muerte 

Desde el principio los rumores sobre el final del breve papado estuvieron presentes. Teorías para todos los gustos que involucraban a la mafia, a la CIA, a agentes soviéticos... La versión que más ha sobrevivido a los años es aquella que afirma que Juan Pablo I, al acceder al trono de San Pedro, conoció datos sobre la corrupción económica de la Santa Sede, con la que quería acabar, y que descubrió infiltrados masones entre el purpurado. 

En 1984 David Yallop publicó un libro, En el nombre de Dios, que ahondaba en esta teoría. El Vaticano, que normalmente da la callada por respuesta ante estas informaciones, desmintió públicamente el libro lo que supuso, paradójicamente, un buen golpe publicitario para la obra de Yallop que se convirtió en todo un éxito de ventas. 

Un hombre mayor con vestimenta religiosa blanca y dorada, sentado en una silla con respaldo decorado.
El Papa Francisco ha decidido beatificar a Juan Pablo I. | El Cierre Digital

La respuesta de Juan Pablo II fue dar facilidades al periodista británico John Cornwell  para publicar un libro que rompiese con todas las leyendas en torno a la muerte de su predecesor. Desde el punto de vista católico, el resultado fue bastante sorprendente ya que aportaba como hipótesis que el Papa Luciani habría practicado algo así como un suicidio pasivo. Según el libro, se habría dejado morir. Sabedor de sus problemas circulatorios no quiso que llamaran a un médico. Según la opinión de Cornwell, la llegada al pontificado supuso para él todo un quebradero de cabeza ya que no pudo con la responsabilidad que le había tocado en suerte. 

Sin embargo, la teoría del asesinato siguió siendo muy popular. Tanto que  Francis Ford Coppola. recrea el presunto homicidio de Juan Pablo I en El Padrino III (1990). En 2019 el supuesto mafioso Anthony S. Luciano Raimondi volvió a la carga con un libro en el que confesaba cómo la mafia, por encargo del responsable de la Banca Vaticana, había encargado la muerte del Pontífice. Versiones complementarias y, en ocasiones, contradictorias que siguen rodeando al segundo pontificado más breve de la historia. 

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