'El Padrino': 50 años del clásico que narra la mafia italiana.
El oscarizado y taquillero clásico sobre la mafia italiana se emitirá en Telemadrid este miércoles.
Al escritor Mario Puzo solo le hizo falta escribir un boceto de veinte páginas para que la Paramount Pictures adquiera los derechos de la novela para rodar El padrino (1972), considerada una de las joyas cinematográficas americanas más importantes de la historia. Aupado por la nueva ola del cine de Hollywood, Francis Ford Coppola (82) agarró las riendas para que en casi tres horas se contaran los avatares de la familia Corleone.
Fue tal la repercusión que Joe Colombo, jefe del crimen organizado, junto con su organización la Liga Italoamericana de Derechos Civiles intentó boicotear el rodaje, como también hizo Frank Sinatra al llamar a sus amigos de la mafia para amenazar al equipo técnico y artístico del filme. Desde que se convirtiera en una celebridad a partir de los años cuarenta, el intérprete de My Way enseguida entabló amistad con los capos más importantes del momento, entre ellos, Lucky Luciano y Sam Giancana. Además, no soportaba que Puzo se hubiera inspirado en él para el papel del cantante Johnny Fontane.
A pesar de estos inconvenientes y de algún desacuerdo con la Paramount por motivos económicos, Coppola rodó este clásico que volverá a estrenarse en cine el próximo 25 de febrero por un tiempo limitado y se emitirá en una edición especial de 'El Megahit' en Telemadrid este miércoles 23 de febrero. Al igual que le ocurrió a Katharine Hepburn en la época dorada del cine, Marlon Brando estaba considerado veneno para la taquilla por su escaso tirón comercial, su mala leche, sus tremendas exigencias y su poco afán por colaborar con los compañeros. Pero sin él, Coppola no quería rodar. Puzo llegó a enviar una carta personal a Brando porque consideraba que era el único que daba el pego.
Para que don Corleone fuera más creíble, a la megaestrella se le ocurrió poner algodón en las mejillas durante la audición para aparentar a un bulldog. Una vez en firmado el contrato, un dentista realizó una prótesis específica que actualmente se exhibe en el Museo Americano de Cinematografía de Queens en Nueva York. Y su voz fue una imitación prácticamente perfecta de la del mafioso Frank Costello. Por cierto, las palabras 'mafia' o 'mob' no aparecen jamás en el filme.
En la ciudad de los rascacielos se rodó en 120 exteriores, pero el exterior del hogar del personaje de Jack Woltz (John Marley) se hizo en Hearst Estate, la icónica mansión de estilo renacentista mediterráneo de Beverly Hills que compró el magnate de la prensa William R. Hearst – Orson Welles se inspiró en él para Ciudadano Kane- y su amante Marion Davies. Sobre un terreno de 1,4 hectáreas se asienta la casa principal de 2.700 metros cuadrados que fue parada obligatoria durante la luna de miel de John F. Kennedy y Jacqueline, así como escenario para El guardaespaldas de Whitney Houston y Kevin Costner. La propiedad se puso a la venta por 195 millones de dólares, pero al no encontrar comprador se subastó y, finalmente, el año pasado se vendió por 63,1 millones de dólares.
Durante la audición hubo grandes nombres que no superaron las pruebas, como Dustin Hoffman, Warren Beatty, Jack Nicholson o Robert Redford. Finalmente, el reparto lo completaron Al Pacino (Michael Corleone), Diane Keaton (Kay Adams), James Caan (Sonny Corleone), Talia Shire (Connie Corleone) y John Cazale (Fredo Corleone), entre otros secundarios magistrales. La expectación por el estreno fue tan apoteósica que algunos alumnos de la UCLA (la mejor universidad del mundo para estudiar cine) cobraban cinco dólares por guardar un puesto en la cola.
Cuando se estrenó, fue la película más taquillera de la historia del cine hasta que al año siguiente apareció El exorcista. Nominada a once Óscar ganó tres: mejor película, mejor actor principal (Marlon Brando) y mejor guion adaptado (Mario Puzo y Francis F. Coppola). Para los anales de la historia queda el momento en el que Roger Moore y Liv Ullmann (83) anunciaron que Brando era el ganador, pero la estrella se quedó en su casa. En su lugar envió a la activista de los derechos civiles de los indígenas estadounidenses, Sacheen Littlefeather, que lo rechazó en protesta por cómo Estados Unidos había tratado a los nativos americanos.
Curiosamente, cuarenta y cinco años después, Littlefeather le dio una gran sorpresa a Ullmann cuando le pidió un autógrafo en un evento. La actriz y directora noruega le confesó por lo bajini que tenía razón cuando promulgó el discurso ante más de 85 millones de espectadores. El Padrino: Parte III (1990) obtendría la estatuilla dorada al mejor filme y al mejor director.
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