Muere Manolo Amador, uno de los grandes toreros con arte gitano
El matador albaceteño ha fallecido a los 83 años tras una caída que le mantuvo hospitalizado hasta el viernes.
El torero Manolo Amador Correas ha fallecido a los 83 años después de sufrir una caída que le mantuvo hospitalizado en su Albacete natal hasta este viernes 4 de marzo. Se trataba de uno de los grandes toreros de arte gitano y uno de los matadores más reconocidos de su tiempo. Su hijo, Manuel Amador Martínez-Vara de Rey también ha sido torero y está muy ligado al mundo de la tauromaquia –que ahora permanece de luto por el adiós de Manolo– pues es el actual empresario de la Plaza de Toros de Albacete junto a Simón Casas.
El reconocido diestro era pilar de una generación taurina gitana de excelencia, seguida por su hijo Manuel Amador Martínez-Vara de Rey y completada por matadores como sus sobrinos Sebastián Cortés, Manuel de Paz o Antón Cortés (hijo de Sebastián).
Nacido en el municipio murciano de Jumilla en noviembre de 1938, Manolo se trasladó muy joven a la ciudad de Albacete, donde se instaló definitivamente. Allí se formó en el mundo taurino y aprendió de maestros locales como Montero, Pedrés y Chicuelo II. "Manolo Amador" debutó sin caballos en 1956 en la localidad albaceteña de La Gineta y haría lo mismo un año después con caballos en la capital de Albacete.
El diestro tomó la alternativa en mayo de 1964 en la Maestranza de Sevilla, con Curro Romero de padrino, Carlos Corbacho de testigo y con toros de Buendía. Al año siguiente, Manolo confirmó la alternativa en Madrid con Manuel Benítez “El Cordobés” y Curro Romero en el cartel de esta corrida que fue televisada y de la que los tres salieron por la puerta grande.
En 1967, Manolo Amador ya había toreado unas 50 corridas entre España y América, en las que sufrió tres cogidas pero donde también cosechó importantes y recordados éxitos.
No obstante, fue en 1967 en Barcelona cuando una de sus cogidas le dejó con una rotura de húmero y un pronóstico grave que le incapacitó para seguir adelante con la profesión durante un tiempo. Este accidente obligó a Manolo a estar año y medio escayolado.
Después de volver a los ruedos, con el esfuerzo que conllevan los parones en esta profesión, en 1972 se retiró en Sevilla, aunque en 1978 intentó reincorporarse otra vez al mundo del toreo, retirándose definitivamente en 1980 en la plaza de toros de Madrid.
En una entrevista para el diario local La Cerca, Manolo Amador decía: "El que nace torero muere torero, es un gusano que se lleva en el interior que no sabes cómo y de qué manera te sale y creo que nos vamos a morir siendo toreros".
Ahora, el mundo del toro permanece de luto por el adiós de "Manolo", un excelente maestro de soberbio arte gitano y gran persona.
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