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Un grupo de personas posando para una foto en un pasillo, algunas de ellas con atuendos llamativos y expresiones variadas.
CULTURA

La Movida Madrileña vivió tragedias como las de Tino Casal y Eduardo Benavente

El 22 de septiembre de 1991, Tino Casal murió en un accidente de tráfico cerca del Puente de los Franceses en Madrid.

22 de septiembre de 1991. Tras salir aquella noche de copas por Madrid, ciudad por la que el cantante Tino Casal sentía adoración, se dirigió en compañía de su baterista  Gonzalo García Villanueva, quien conducía el vehículo, el pintor Antonio Villa Toro y el modelo Manuel Camino Alcón, a un estudio de grabación en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. 

Sin embargo, el intérprete de 'Eloíse' jamás llegó a su destino. El Opel Corsa que conducía García Villanueva chocó, por exceso de velocidad, contra una farola de la carretera M-500 a 400 metros del Puente de los Franceses. Casal fue la única víctima mortal de aquel accidente quien, y según la autopsia, sufrió una "rotura del músculo cardíaco causada por una de sus propias costillas".

La trágica muerte de Tino Casal, quien había alcanzado la cima en el mundo de la música nacional por su estilo 'new romantic' y diversos hits, a comienzos de la década de los noventa marcó a la generación de la Movida que leía La Luna, bailaba al ritmo de Alaska y los Pegamoides y asistió a los discursos del que fuera alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván.

Y aunque la Movida Madrileña fue una explosión en cualquier ámbito artístico que derivó en un deseo de libertad  latente, lo cierto es que, tras el movimiento contracultural, marcado por la llegada de culturas alternativas, se esconde una crónica negra en la que miles de jóvenes fueron víctimas de la adicción a las drogas,  los accidentes de tráfico, o el  VIH ( la otra pandemia de la Movida). Efectos que se integraron en la denominada generación perdida.

'Canito' y Eduardo Benavente, la maldición de los 20 años

El 9 de febrero de 1980, alrededor de 1.000 personas se congregaron en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid. El motivo fue un concierto homenaje a José Enrique Cano Leal, más conocido como 'Canito', artista fallecido en un accidente de tráfico durante la nochevieja de 1979 cuando se dirigía, junto a unos amigos, a una fiesta en el barrio madrileño de Pío XII. El intérprete no superó las graves secuelas que sufrió tras el accidente y tras permanecer varios días en coma falleció el 3 de enero de 1980. El que fuera batería del grupo 'Tos' tenía tan solo 20 años.

A mediados de la década de los setenta, las críticas musicales de la época auguraban a 'Canito' una prometedora carrera en la interpretación. Fue a finales de aquella década cuando junto a los hermanos Urquijo fundó 'Tos', el cual fue considerado uno de los mejores grupos de la Movida. Tras su muerte fue Javier Urquijo, uno de los miembros de la formación, quien promovió este homenaje en una noche de copas en el icónico bar  'El Penta'.

Varios - Concierto Homenaje a Canito primera parte 1980

La noticia corrió como la pólvora y gracias a la gran difusión que obtuvo mediante el anuncio en varias emisoras radiofónicas y el boca a boca entre los estudiantes de las diversas facultades madrileñas, nadie quiso faltar a la cita. El homenaje reunió a grupos como Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides o Mermelada y se convirtió en un evento multitudinario para honrar la memoria de Canito. Es más, aquel evento es recordado décadas después como el acto que inauguró la Movida Madrileña.

Tres años después de actuar en homenaje a su compañero, Eduardo Benavente, batería de Alaska y los Pegamoides y líder de la banda 'Parálisis Permanente', fallecería a los 20 años en un accidente automovilístico a la altura de la localidad riojana de Alfaro. Benavente se dirigía desde León a la provincia de Zaragoza junto a los miembros de la banda. Tenían cerrada una actuación en un festival en el que compartiría escenario con otros grupos como Aviador Dro o Derribos Arias.

Una mujer y un hombre sentados en un sofá, la mujer con un peinado voluminoso y maquillaje oscuro, el hombre con expresión seria, ambos en un entorno interior con cortinas de fondo.
Ana Curra y Eduardo Benavente. | El Cierre Digital

En el Seat Ronda en el que viajaba Benavente, el cual estaba conducido por su pareja y también cantante Ana Curra se encontraba también Jorge 'Toti' Árboles Sanchez, a quien llamaban el 'baquetas de la Movida' y quien falleció víctima de un infarto en 1992. A las 17.00 horas de aquella lluviosa tarde de mayo se ven obligados a abandonar la autopista en el kilómetro 17 de la autopista A-68 debido al mal funcionamiento de uno de los limpiaparabrisas y tras reventar una rueda, el coche sale de la carretera y, como consecuencia, da varias vueltas de campana. El intérprete madrileño, quien iba sentado en el asiento del copiloto, sale disparado por el parabrisas. Falleció en el acto.

Un grupo de personas, algunas con expresiones de tristeza, se encuentran reunidas al aire libre, con árboles y un edificio de fondo.
Imagen del entierro de Eduardo Benavente al que asistieron cantantes como Loquillo. | El Cierre Digital

El 17 de mayo, tres días después de aquel fatídico accidente, numerosos rostros vinculados a la Movida como los cantantes Alaska o Loquillo asistieron al entierro del cantante madrileño el cual se celebró en Carabanchel, barrio madrileño en el que había crecido. Aquel joven de aspecto frágil que vestía según la estética punk sedujo al público con su música cargada de ansias de libertad y tal y como recogieron numerosos reportajes de la época,  "murió sin vender su talento". 

Enrique Urquijo, el legado eterno de un músico

El 17 de noviembre de 1999, diez años después de la muerte de 'Canito', los hermanos Urquijo tuvieron que hacer frente a otra terrible noticia. Su hermano Enrique había aparecido muerte en el portal nº 23 de la calle Espíritu Santo de Malasaña. Su sensibilidad y su particular destreza para la composición de canciones han hecho que el artista madrileño haya pasado a la historia como uno de los mejores cantantes de la música española.

Un hombre tocando la guitarra y cantando en un escenario iluminado con luces de colores.
Enrique Urquijo. | El Cierre Digital

Durante la Movida Madrileña, Enrique se reunía junto a muchos de sus compañeros en los bares de moda, donde se dejó llevar por unos hábitos nada recomendables que le sumergieron en una  espiral de alcohol, heroína, cocaína y humo. Descendió a los infiernos y tocó fondo, aunque logró salir durante un tiempo, pues el cantante de Los Secretos se armó de valor e ingresó en varias ocasiones en una clínica de desintoxicación. Uno de los motivos para lograr la estabilidad era su hija María, fruto de su relación con Almudena Navarro, a quien dedicó Agárrate a mí María, uno de sus temas más recordados.

Una niña pequeña con cabello corto y flequillo, vestida con una camiseta de manga larga, está sentada y mirando a un hombre que está recostado y sonriendo, ambos parecen estar en un momento de interacción y cercanía.
Enrique Urquijo junto a su hija María. | El Cierre Digital

Aunque se sometió a varios tratamientos de desintoxicación,  estos no surtieron el efecto deseado pues, dos días antes de fallecer pidió el alta en la clínica en la que se encontraba ingresado y se dirigió al edificio donde fue encontrado muerto a comprar droga. El cantante de Pero a tu lado falleció a los 39 años a causa de una combinación de coca base, barbitúricos y tranquilizantes que le propiciaron una parada cardiorrespiratoria. A día de hoy, su legado en el mundo de la música continúa siendo recordado.  

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