Masonería en España: dos corrientes, británica y francesa
Amando Hurtado explica las diferencias entre las logias británica y francesa.
El nombre de la Gran Logia de España es el primero que viene a la mente cuando se menciona la masonería en España. Recientemente las elecciones a Gran Maestro de esta asociación —que ganó el senador del PSOE Txema Oleaga— dieron a conocer algunas de las caras públicas de políticos y abogados masones y dotaron de protagonismo a la institución que, sin embargo, no es la única.
“Existen en España seis obediencias distintas masónicas que no son la Gran Logia de España”, ha explicado a elcierredigital.comAmando Hurtado, masón perteneciente a la Gran Logia Tradicional y Simbólica de Francia. “La Gran Logia de España es una corriente masónica que en España no ha sido nunca la tradicional, aunque hoy día es más fuerte, porque tienen políticos y gente muy bien preparada. Pero yo no entiendo que sea la única fórmula de masonería”, continúa.
Inicio de la masonería en Inglaterra y en Francia
“La Masonería es una institución filosófica, filantrópica y progresista a nivel internacional, con alrededor de 300 años de antigüedad y cuyo objetivo máximo es estimular el perfeccionamiento moral e intelectual de hombres y pueblos buscando obtener la fraternidad universal”. Así define la Gran Logia de España la masonería.
Sus 300 años de antigüedad se remontan al año 1717 en Reino Unido. Fue allí donde los caballeros londinenses fundaron la Gran Logia de Inglaterra, un espacio en el que sus integrantes (con diferentes creencias religiosas) podían compartir inquietudes e ideas con total libertad. Con el objetivo de conseguir el desarrollo personal, la masonería se divide en grupos llamados logias que se encuentran bajo el amparo de las grandes logias nacionales.
Tras la fundación de esta logia, según explica Hurtado a elcierredigital.com, “en 1751, en Londres, miembros de la Gran Logia de Inglaterra advierten de que la masonería está descristianizada, así que ellos adoptan el nombre de ‘Los antiguos’, aunque eran más modernos que los primeros, pero lo toman los modernos habían desvirtuado el cristianismo”.
Estas dos logias, separadas durante años, “se fusionan en 1813 como consecuencia de las guerras napoleónicas. La postura inglesa era antinapoleónica por completo y surge la necesidad de una fusión porque a 'Los antiguos' les estaban llamando pronapoleónicos porque eran como era la masonería de Francia”, comenta Hurtado. Como consecuencia, se forma la Gran Logia de Inglaterra Unida, que es la logia actual que rige la masonería regular británica.
Sin embargo, según afirma Hurtado, la masonería existe con anterioridad a la creación de la Gran Logia, y establece su inicio en Francia con el exilio de Jacobo II desde Reino Unido a tierras galas. “La masonería pasó a Francia con los Estuardos que emigraron allí. Jacobo Estuardo, Jacobo II, cuando lo destronaron, se marchó a Francia y con él iba gente de sus logias de Inglaterra. En Francia siguieron trabajando como lo habían hecho en Inglaterra. Por lo tanto, no dependían de la Gran Logia (que todavía no estaba creada)”. Así se formó la Primera Gran Logia de Francia en 1728 y en 1773 cambió su nombre a Gran Oriente de Francia.
“Son dos logias que no comulgan con las mismas ruedas: la escuela anglosajona, que es a la que pertenece esa Gran Logia de España, y la escuela francesa, que es a la que ha pertenecido siempre la masonería española, hasta que vino Franco”, explica a elcierredigital.com Amando Hurtado.
Con el franquismo llegó la persecución de los masones que provocó que, después de 40 años de dictadura, se instaurase la rama británica de esta corriente: “La masonería británica es la que después se estableció aquí, en 1982. Se estableció aquí a base de una logia francesa que estaba en Barcelona”, que fue la que dio lugar a la actual Gran Logia de España, confirma Hurtado.
Logias francesas y logias británicas, diferencias
Como especifica la web de la GLE, “para ser miembro es preciso ser varón, mayor de 21 años, sin distinción de nacionalidad, grupo social o religión, tener una mínima capacidad de comprensión de los conceptos filosóficos de la Orden y disponer de una ‘ciencia, arte, oficio, o renta’”. Palabras que confirma Hurtado: “Para entrar en la Gran Logia de España se puede tener la religión que se quiera, pero se tiene que tener una religión”.
Según el masón, esta norma que rige la Gran Logia de España viene de los británicos, que establecieron que “la primera condición para ser masón en una logia, en la gran logia de la escuela anglosajona, es creer en Dios. Creer en Dios y tener un libro revelado”.
Sin embargo, con esto no comulga la vertiente francesa, que dispone de “libertad absoluta de pensamiento y de creencia o no creencia”, según explica Hurtado. Los franceses se rigen de este modo por “el artículo primero de la constitución de la primera gran logia masónica que dice que no hay una religión más que la natural. Y que los masones no tienen por qué pertenecer a ninguna religión sino a la natural, a la que busca la honradez y la sabiduría”. Este principio es el responsable de que en las logias guiadas por la corriente francesa puedan ser miembros tanto las mujeres como las personas ateas.
Hurtado considera la evolución de gran relevancia en la masonería: “La masonería es un movimiento vivo, no es una foto fija del siglo XVIII. Y yo estoy de acuerdo en que la tradición es muy interesante pero la tradición es traer algo. Nosotros del pasado traemos cosas, pero no todo lo del pasado es válido en el presente. Es útil para llegar al presente”, confiesa.
El masón explica, además, que la masonería “es una iniciativa que se desarrolla a partir de la Royal Society británica, con Newton, y lo que es el pensamiento de libertad y de comunidad posible entre distintas opiniones. Y es un movimiento ecuménico” cuya forma de reflexión se hace “a través de símbolos, porque el símbolo promueve la imaginación y es muy elástico. Un símbolo puede tener dos interpretaciones, pero puede tener veinte”.
Teniendo todo esto en cuenta, en la masonería conviven dos vertientes principales: la regular, o la que se rige por la logia británica; y la irregular, que se rige por la francesa. Dos partes diferenciadas dentro de un mismo movimiento.
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