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Fotografía en blanco y negro de una calle antigua con edificios de arquitectura clásica y una persona de pie en la acera.
CULTURA

Más de setenta años del derribo del aclamado y breve Teatro Cervantes de Albacete

La apertura del Cine Capitol en 1934 llevó al cierre y abandono del emblemático edificio, activo solo dieciséis años.

El periodista José Fidel López recoge en www.cuentosdecine.es como la vieja Albacete  guarda numerosas historias escénicas detrás de antiguas estampas que caracterizaban a la ciudad manchega a principios del siglo XX.
 
Uno de estos vestigios es el Teatro Cervantes, un edificio emblemático para los albaceteños que vivió su demolición hace 71 años. Con su inauguración el 19 de marzo de 1919 en la céntrica calle de Tesifonte Gallego, esquina con la calle Mayor donde tenía su entrada, el centro cultural alternaba los espectáculos teatrales con las proyecciones de cine.
Teatros Circo y Cervantes El domingo día 22, a las once y media en punto de la mañana Grandioso mitin del Bloque Nacional Don Honorio Maura y Don José Calvo Sotelo
Vista del Teatro Cervantes antes de su demolición. Archivo Municipal de Albacete. | El Cierre Digital

La construcción de este símbolo de la ciudad manchega fue llevada a cabo por una sociedad formada por el empresario y tenor Eduardo Serna Bódalo y el arquitecto municipal por excelencia (desde 1910) Daniel Rubio Sánchez. El teatro bajó sus telones definitivamente en 1935 al no poder con la competencia del Cine Capitol, que había abierto en 1934. Finalmente, su derribo llegó en abril de 1950, quedando solo su recuerdo entre los ciudadanos.

Gracias a los documentos del Archivo Municipal de Albacete, a los que accedió el blog Cuentos de cine del periodista José Fidel López, se conserva un escrito –con fecha de 28 de marzo de 1918– del comerciante Julio Martínez Parras en el que solicitaba al Ayuntamiento la creación de un teatro en el número 40 de la calle Mayor. Martínez Parras era una figura muy conocida por su habitual presencia en la prensa levantina, en las notas de sociedad y los periódicos albaceteños por la importancia de su empresa, La Ibérica. Esta se encargaba de la fabricación de maquinaria y otros accesorios.

La inauguración del Teatro Cervantes –con nombre inicial Teatro Ideal, como se indica en los planos– llegó con el estreno de La propia estimación de Jacinto Benavente. Con capacidad para casi 1.000 personas entre localidades de palco, butacas, sillones y asientos en el anfiteatro principal, gallinero y entrada general, el edificio estaba construido con mampostería, ladrillo y tapial, además de algún elemento de cristal y madera. Por otro lado, el espacio contaba con un establecimiento hostelero, el Bar Cervantes, que desde 1931 se convirtió en la entonces popular Cervecería Amorós. 

El entonces nuevo Cervantes determinó, de la mano de el Teatro Circo  –modernizado poco después de la apertura del primero para plantar cara a la competencia de la calle Mayor– la actividad cultural de la ciudad de Albacete. Además de utilizarse como salón teatral, el Cervantes empezó a ofrecer  sesiones como cinematógrafo en los inicios de los años 20, estrenando en 1930 el cine sonoro en la ciudad.

Durante unos años, el teatro y el cine convivieron en este emblemático espacio ocupando su programación a partes iguales. Sin embargo, a mediados de los años 30, la prensa comenzó a cuestionar el futuro del centro cultural, con la Guerra Civil llamando a sus puertas. Cabe destacar que uno de los mítines más sonados de José Calvo Sotelo como líder del Bloque Nacional -coalición de la derecha monárquica de la Segunda República Española de 1934 por el político gallego, asesinado dos años más tarde- se celebró en el Teatro Circo y en un Teatro Cervantes al borde de su fin. 

En los últimos suspiros del teatro, en enero de 1936, el Diario de Albacete publicaba: "Así terminará sus días, en un suspiro levantado por el escombro sin más duelo que el recuerdo, si se le quiere tener, para que al construir otro teatro herede ese nombre de Cervantes".

Días después, el Defensor de Albacete anunciaba la creación de otro edificio y la demolición del Cervantes: "Como el Teatro Apolo de Madrid, la catedral del género chico, cayó para que se edificase un banco, nuestro Cervantes se derrumbará para contribuir al progreso de un respetable espléndido negocio comercial. Si lamentamos, como católicos, la desaparición de un templo, como amantes del arte sentimos la de un teatro, en el que hemos asistido la realización de brillantes temporadas".

Cierre de telón y demolición del Cervantes

"Hoy se cierra el Teatro Cervantes". Así recibían los albaceteños la noticia el 19 de enero de 1936. A pesar de su corta permanencia en la historia de Albacete, en sus dieciséis años de vida el espacio albergó eventos importantes y sonados, además de hechos noticiables.

Pocas semanas después de la bajada de telón del Cervantes de la calle Ancha, la sociedad Fontecha, propietaria entonces del solar donde este se asentaba, solicitó a finales de febrero autorización al Consistorio para la demolición del mismo. Sin embargo, no fue hasta quince años después (1950) cuando, ante el avanzado estado de ruina del coliseo, el Ayuntamiento anunció su derribo por orden del alcalde Luis Martínez de la Ossa. Los vecinos ya habían expresado su preocupación por el estado del inmueble al alcalde, que resolvió de esta manera sus quejas.

Poco después el emblemático edificio fue sustituido por el centro comercial Fontecha y Cano, inaugurado en diciembre de 1972, con proyecto de 1968 del arquitecto Carlos Belmonte. A lo largo del tiempo, los cimientos del Teatro Cervantes han sido ocupados por Galerías Preciados, El Corte Inglés y ahora, Sfera.

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