Los vecinos de Chueca contrarios a la labor social del Padre Ángel
Los residentes del barrio madrileño denuncian que las drogas y el ruido han vuelto por la gestión del párroco
No hay una iglesia igual en el mundo. Hablamos de la Iglesia de San Antón, en la calle Hortaleza, en pleno barrio madrileño de Chueca. Un año más tarde de que el Cardenal Carlos Osoro fuera nombrado arzobispo de Madrid por el Papa Francisco -el 28 de agosto de 2014-, éste cedió el uso de la Iglesia de San Antón a la Fundación Mensajeros de la Paz. "Si hay panaderías, cafeterías y 'puticlubs' abiertos 24 horas, ¿por qué no va a haber iglesias? Es de sentido común", dice el padre Ángel, impulsor del proyecto de la Iglesia de San Antón.
El templo y su contenido escultórico y pictórico pertenecen a Patrimonio Nacional. Sin embargo, la presencia de los técnicos de Patrimonio se limita a una visita anual en la que certifican que la edificación no tiene peligro aparente de derrumbe. “Se dan una vuelta a ojo, ven que todo está en su sitio y se van hasta el año que viene", comenta uno de los voluntarios de la iglesia. Los feligreses de la iglesia no recuerdan que se haya restaurado en ningún momento. Tampoco sus joyas artísticas.
Se trata de un templo con valor artístico. Ente sus joyas arquitectónicas hay una urna de madera dorada y cristal, de estilo rococó, en cuyo interior se aprecia una calavera, un par de tibias y varias osamentas más de origen indudablemente humano; un rótulo escrito en su basamento nos advierte que nos hallamos ante las reliquias de “San Valentín Mártir, Ob. Patrón de los Enamorados”. Las reliquias del santo fueron un regalo del Sumo Pontífice al rey Carlos IV, que terminó donándolas a los escolapios, por ser el monarca patrón del templo de San Antón.
La Iglesia de San Antón, templo de gran valor artístico
En unas de las paredes cuelga el lienzo de Francisco Javier de Goya y Lucientes (1746-1828), La última Comunión de San José de Calasanz, que estuvo en la iglesia hasta su traslado al Museo Escolapio de Madrid, sito en la calle Gaztambide, 65. La iglesia cuenta con una copia bastante fidedigna.
La obra de Goya se puede observar colgada en uno de los laterales, al lado del muy anciano José de Calazanz (91 años), recibiendo arrodillado la comunión de manos de un sacerdote, observado por varios religiosos de su orden y los pequeños alumnos del colegio.
Otra obra que podemos observar en esta capilla es un crucificado de estilo barroco, de mediados del siglo XVII, y relacionado estilísticamente con la producción de talleres castellanos derivados de la escuela de Gregorio Fernández, en el que se muestra a Cristo tras haber expirado, con rostro sereno y anatomía contenida y clásica. A los pies del crucificado se halla la urna con las reliquias de San Valentín.
Las denuncias de los vecinos de Chueca
Hasta septiembre de 2018 solo se abría para celebrar las fiestas en honor del santo que da nombre a la iglesia. Desde esa fecha, cumplía el sueño del padre Ángel de tener una iglesia situada en el corazón de Madrid de puertas abiertas: día y noche. 24 horas, los 365 días del año, donde dar cobijo y cubrir las necesidades de los más necesitados. Durante estos años se han entregado 1.022.000 desayunos y los voluntarios han entregado miles de Cestas Solidarias.
El padre Ángel ha manifestado en ocasiones que “San Antón es una iglesia, muy diferente a muchas otras en Madrid, que quiere estar en total consonancia con la actual pastoral del Papa Francisco.”
En la Iglesia de San Antón muchos voluntarios ofrecen, diariamente, el desayuno a más de 200 personas en situación de calle o soledad, de 7:15 a 9:15 h. Otra de las actividades que desde la iglesia se ofrece es la despensa solidaria. Este proyecto nació en 2020 para reforzar su compromiso con las familias en riesgo de pobreza agravada por la crisis por el COVID-19. Los voluntarios entregan cestas solidarias de emergencia y brindan acompañamiento a las familias más vulnerables. Entre otros servicios están los 'muy necesarios' y a los que no todo el mundo puede acceder si están en situación vulnerable, como abogados y psicólogos voluntarios.
Sin embargo, esta idea ha chocado con los vecinos y los comerciantes de la zona. Desde los años setenta y hasta finales de siglo, la heroína, la cocaína y el hachís camparon a sus anchas por el barrio. El centro neurálgico de venta estaba en la plaza Vázquez de Mella, hoy renombrada Pedro Zerolo. "Ahora, con la apertura de la iglesia de las 24 horas, ha vuelto al barrio", comenta una vecina que saca a su perro por las cercanías.
Un vecino cercano a la iglesia que prefiere no dar su nombre comenta que “el padre Ángel ha convertido la iglesia, protegida por Patrimonio, en un albergue ilegal que no cumple los requisitos mínimos para funcionar como tal". Algunas mañanas los vecinos salen de casa y se encuentran la calle llena de desperdicios. Otra queja pública de los vecinos son las peleas de los vagabundos en las cercanías de la iglesia.
“Para obtener subvenciones o acceso a la sanidad, no lo sé, o que haya llenado un edificio protegido, la iglesia de San Antón, de leds, carteles y televisiones que se usan para ver el fútbol", comenta Alfredo, vecino del barrio a elcierredigital.com.
Los vecinos insisten en que la "la situación en la zona es desesperante. Desde que la iglesia está abierta han crecido los trapicheos de droga, hay más suciedad, peleas, navajazos y agresiones físicas”.
Y para otros, una de las consecuencias de la apertura de la iglesia es la devaluación de las viviendas. "Vamos a tener que mal vender nuestras casas. Somos vecinos de toda la vida del barrio y lo que no podemos soportar es la delincuencia que generan ciertas personas que visitan la iglesia. El barrio, sacudido en los 80 por la heroína y los cientos de atracos de yonkis, vuelve a revivir su pasado más peligroso. Lo que nunca pudieron imaginar sus vecinos es que el regreso del infierno en sus calles iba a venir de la mano de un sacerdote", expresan preocupados.
Ante esto, el Padre Ángel insiste en que “en 2015, cuando me concedieron gestionar la Iglesia de San Antón, teníamos muy claro que debía ser un hospital de campaña, lugar de acogida. Ser una Iglesia en salida. Ir a los márgenes del mundo. Y eso es lo que hicimos. En este caso, los márgenes del mundo pueden estar en el centro de una gran ciudad. A día de hoy, San Antón pretende ser una iglesia que se sitúe en el corazón frío de una gran ciudad, como es Madrid y lo haga más cálido. Más humano. Más cercano. San Antón es una iglesia, pero muy diferente a muchas otras en Madrid, que quiere estar en total consonancia con la actual pastoral del Papa Francisco. Creo que lo más importante es que, siguiendo el espíritu de las palabras del Papa, nuestra iglesia no disocia lo espiritual de lo humano”.
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