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Una mujer con un vestido rosa y adornos florales en el cabello parece estar hablando apasionadamente mientras un hombre con barba y camiseta a rayas y un hombre uniformado la observan en un entorno concurrido.
CULTURA

Los personajes del verano: Lola Flores y el escándalo de la boda de su primogénita

El 25 de agosto de 1983, la Iglesia de la Encarnación de Marbella era literalmente un hervidero de gente

El verano de 1983 dejó éxitos como “Vamos a la Playa” del dúo Rigueira, momentos como el nacimiento de las televisiones autonómicas y se abolía el uso del Garrote Vil. Y en agosto, una de las artistas de copla más influyentes de nuestro país pronunció cuatro palabras que a día de hoy se siguen entonando para honrar su memoria. 

El 25 de agosto de 1983, en las inmediaciones de la Iglesia de la Encarnación de Marbella y en el mismo templo, no cabía un alma. No era para menos, ya que aquella tarde contraían matrimonio la primogénita de la Faraona, Lolita Flores junto a su prometido Guillermo Furiase. Aquel verano, las altas temperaturas eran insoportables y el pueblo malagueño se había vestido de gala para recibir a las personalidades que se habían desplazado hasta allí para ser testigos de la boda de la hija de  El Pescdilla. 

Si los novios fueron protagonistas por no poder acceder a la Iglesia debido a la cantidad de curiosos y medios de comunicación que se habían presentado allí para inmortalizar la boda del verano, Lola Flores  fue el personaje más destacado de aquella veraniega, calurosa y bochornosa “ceremonia”.

"Si me queréis, irse"

De sobra era conocido el fuerte carácter de la artista coplera y aquella tarde de verano lo volvió a demostrar. La iglesia de la Encarnación de Marbella se encontraba colapsada y ya entrada la tarde, Lolita Flores y Guillermo Furiase aún no se habían podido casar. Ante la desesperación de los padres de la artista, Lola Flores se subió al altar y delante del micrófono pronunció una frase que quedaría reflejada en la memoria colectiva de los españoles y de aquel verano. 

Una novia vestida de blanco con un ramo de flores en la mano está rodeada de varias personas en una celebración.
Una imagen de la boda de Lolita. | Archivo

La Faraona, era la madrina e iba espectacular ataviada con un vestido rosa pálido que resaltaba su moreno con tocado y zapatos a juego. Ante el tumulto de gente, alentaba a los curiosos a que salieran del templo.  “¡Si me queréis, irse!. Esto es una vergüenza, no se puede casar. Nunca pensé que me hicieran esto en Marbella. Maldigo la hora en que se me ocurrió casar a mi hija aquí”. A pesar de que la jerezana armó en cólera, los asistentes hicieron caso omiso y además, la aplaudieron aumentando más el enfado de la artista y caldeando el ambiente.

Una invitación multitudinaria y 4000 personas congregadas

Este verano se cumplen 39 años de una de las bodas más apoteósicas de la prensa del corazón. Más de 4000 personas se congregaron en una de las iglesias más famosas de Marbella para ser testigos de la boda entre Lolita Flores y Guillermo Furiase. Meses atrás, la cantante acudía al programa de televisión Estudio Abierto presentado por el locutor Jose María Iñigo para hablar de las novedades su incipiente enlace.

La artista pronunció unas palabras que no imaginaba que la gente se tomara al pie de la letra. “Toda la gente que realmente quiera a Lolita, puede entrar en la iglesia. Estáis todos invitados.” Y así fue, un tumulto de gente se presentó para presenciar el sí quiero entre ella y el exmanager de Antonio Flores,  Guillermo Furiase. 

Un grupo de personas elegantemente vestidas, incluyendo una novia con un vestido blanco y un velo, posan para una foto en lo que parece ser una celebración de boda.
El Cordobés, Lolita Flores, Lola Flores y Guillermo Furiase. | Archivo

Aquella tarde de agosto, Lolita acudía del brazo de  Manuel Benítez el Cordobés, quien ejercía como padrino y bromeó sobre realizar “el salto de la rana” para poder llegar al altar. La escena era dantesca y bochornosa. Apenas podían avanzar por el camino hacia al altar de la cantidad de gente que allí había. Lo mismo sufrieron Guillermo Furiase junto a la madrina Lola Flores. Los novios fueron víctimas del acoso de los medios y los empujones de los presentes. Entre el calor y el agobio, los novios tuvieron que darse el sí quiero en la sacristía entre lloros y desesperación

Flamenco, restaurante libanés y invitados de excepción

La boda de Lolita Flores y Guillermo Furiase ha pasado a la historia como uno de los momentos más recordados de los veranos de la década de los ochenta. Tras el sí quiero en “la intimidad” de la sacristía que provocó la tristeza de la artista al no poder ver a su hija “casarse como Dios Manda”, se trasladaron a un restaurante libanés donde se celebró el convite. Allí, no faltó el faranduleo y por supuesto, el flamenco. La cantante de A tu vera, volvió a demostrar que era un terremoto sobre el escenario y destacó por sus bailes y cantos.

La lista de invitados contaba con representantes del mundo de la música, la televisión e incluso de la aristocracia.  Carmen Sevilla, Massiel, Rocío Jurado junto a Pedro Carrasco, Cari Lapique, Paquita Rico, Laura Valenzuela, Carmina Ordóñez,  Jaime de Mora y Aragón,José Luis de Vilallonga o Philippe Junot. A pesar de acudir miembros de la jet set y cantantes de renombre, es una obviedad que una de las grandes protagonistas fue Lola Flores, quien es indudable que se convirtiera en personaje del verano por excepción.

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