Los amores prohibidos de Alfonso Guerra
De su unión con Carmen Reina a su 'affaire' con Maria Jesús Llorente.
Son muchos los socialistas históricos que durante la pasada semana alzaron la voz contra las exigencias que los partidos independentistas han revelado a cambio de su apoyo a la investidura del presidente del Gobierno en funciones Pedro Sánchez. Uno de ellos ha sido el expolítico Alfonso Guerra, exvicepresidente del Gobierno desde 1982 hasta 1991.
Quien ejerciera como mano derecha del exlíder socialista Felipe González declaró ante los micrófonos de Cope que "las amnistías se conceden para borrar el pasado, como se hizo en el año 1977 cuando terminó la dictadura y empezó la democracia. Entonces, yo le digo a usted: 'Todo lo antiguo que usted hizo lo borramos. ¿Por qué? Porque usted estaba luchando contra un régimen dictatorial.
Tras realizar estas declaraciones, Guerra se ha sumado a otras voces históricas de la formación como Ramón Jaúregui, Nicolás Redondo o Felipe González, quienes no han dudado en posicionarse en una guerra interna contra algunos de los rostros que hoy, forman parte del partido socialista.
No obstante, las reyertas entre miembros de la formación no es un hecho novedoso puesto que ya se daban durante la década de los ochenta y en la mayoría de ocasiones, por la presencia de féminas como fue el caso del fallecido exministro de Economía Miguel Boyer al comenzar un idilio amoroso con la socialité filipina Isabel Preysler.
El enfrentamiento de Miguel y Guerra con dos mujeres de fondo
La nueva vida sentimental de Miguel Boyer junto a Isabel Preysler fue también motivo de duros enfrentamientos con Alfonso Guerra, que se acentuaron tras acceder el PSOE al poder y Felipe González nombrar para la cartera de Economía, Hacienda y Comercio a su amigo Miguel Boyer Salvador, quien a partir de entonces fue llamado el “superministro”. Alfonso Guerra utilizó la relación sentimental de Boyer con la esposa del marqués de Griñón en su guerra política. A finales de la primavera de 1985 lo que era un rumor entre la jet set saltó a los medios de comunicación.
Fue a inicios del verano cuando llegó la madre de todas las batallas a causa de la exigencia de Boyer de seguir los modelos de funcionamiento europeo en los que el ministro de Economía asumía una de las vicepresidencias del gobierno para fortalecer su autoridad frente a sus compañeros de gabinete. Boyer, con esta medida, trataba de aniquilar definitivamente los enfrentamientos que mantenía con otros ministerios.
Pero esta propuesta provocó grandes movimientos internos dentro del PSOE. Alfonso Guerra lanzó una seria advertencia a González: “o Boyer o yo”. Todos los periódicos, radios y televisiones se hicieron eco de esas tensiones y tomas de poder dentro del Gobierno de Felipe González y por ende, dentro del aparato de la sede de Ferraz. La polémica estaba ya en la calle como un nuevo pulso frontal entre el ministro de Economía y el todopoderoso vicepresidente Guerra. Las portadas de prensa recogían el triunfo político de Alfonso Guerra y el idilio entre Isabel Presyler y Boyer que, durante la década siguiente, serían la pareja más buscada por la prensa del corazón y la de información general. La que simbolizó el ascenso y caída de la denominada beatiful people.
Sin embargo, la prensa era más cautelosa con la vida privada del vicepresidente, igual de agitada que la de su enemigo en el Consejo de Ministros, aunque algunas publicaciones sí se hicieron eco de su doble vida. Al igual que Boyer, Alfonso Guerra estaba enamorado de una joven atractiva que pertenecía a la jet set.
Carmen Reina, la 'dama roja' en la sombra
La presencia mediática de Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno en funciones Pedro Sanchez, dista mucho del secretismo que planeaba sobre las históricas 'damas rojas' de la formación hace décadas. Ellas preferían un discreto segundo plano y estaban acostumbradas a andar un paso por detrás de los principales líderes socialistas.
Este es el caso de Carmen Reina, esposa del exvicepresidente del Gobierno de Felipe González Alfonso Guerra y madre de su hijo Alfonso 'Pincho' Guerra Reina. En la actualidad, apenas se conocen datos sobre la mujer que tuvo que hacer frente a la relación extramatrimonial de su marido con la sevillana María Jesús Llorente.
Al igual que su esposo, Reina fue una fiel comprometida con la oposición a los ideales que imperaban durante la dictadura franquista. Durante la década de los sesenta el matrimonio hacía uso de la 'Librería Antonio Machado', localizada en Sevilla y fundada por ellos mismos en 1969, como lugar de reunión de muchos de los futuros dirigentes socialistas.
Tal y como reveló en una entrevista a 'El País', la librería fue "un lugar de reunión, de agitación y también de orientación librera, dentro de nuestros conocimientos. Si nos solicitaban un libro que sabíamos de antemano que no era de calidad, lo expresábamos así a nuestro cliente, si nos preguntaba, aunque ello nos pudiese privar de una posible venta. Éramos libreros por vocación y poco comerciales".
El espacio, concebido como un lugar de referencia en la Transición española, echó el cierre en el año 2004. En la actualidad, el matrimonio, quien volvió a las andadas tras el affaire del exvicepresidente con Maria Jesús Llorente, reside en uno de los chalets ubicados en el exclusivo barrio de Santa Clara.
La historia de María Jesús Llorente
Durante la década de los ochenta, Alfonso Guerra mantenía relaciones extramatrimoniales con María Jesús Llorente Morales. Guerra, casado con Carmen Reina, tendría después una niña con esta joven sevillana que por entonces contaba con 25 años. Alma nacería en junio de 1983, en una clínica de Roma, ciudad donde María Jesús residía y estudiaba Bellas Artes. A la niña le pusieron Alma en homenaje al compositor favorito del vicepresidente, el músico Gustav Mahler. Alma era el nombre de la mujer del músico austriaco. El viaje a Roma se hizo para evitar que la noticia de la relación y el nacimiento se conociera en España pero tanto la revista Diez Minutos como El País se hicieron eco del nacimiento.
Pero ¿quién era la bella acompañante de Guerra? María Jesús Llorente era la sobrina política del empresario Javier Benjumea, expresidente de Explosivos Río Tinto, empresa donde en su día había trabajado Boyer.
La relación entre ambos se mantuvo durante años, aunque nunca se llegó a oficializar. Y aunque su máxima fue buscar la discreción no pudieron evitar que en algún momentos se vieran envueltos en polémicas, como cuando en plena crisis económica Llorente fue fotografiada con ropa de alta costura en una fiesta o cuando se criticó que se le había concedido un trabajo de restauración artística presuntamente a dedo.
Se trataba de la restauración de un tríptico que llegó de Flandes a Las Nieves, Gran Canaria, hace cinco siglos. Así, en julio de 1984 llegaron a la isla María Jesús Llorente y Ana Sánchez Lassa para realizar la restauración por encargo del Gobierno de Canarias y tras la decisión de Matías Díaz Padrón, experto en pintura flamenca del museo del Prado. El trabajo generó mucha polémica en la prensa local que hablaban abiertamente de que el encargo se había hecho a "la compañera sentimental de Alfonso Guerra". A pesar de las críticas, Llorente y Sánchez Lassa terminaron el trabajo y se despidieron de la isla con más ruido mediático aun, al declarar la pareja del vicepresidente que no le parecía adecuado para la conservación de algunas tallas que éstas salieran en procesión.
Desnuda para Úrculo en la casa de Juan Abelló
Llorente intentó siempre defenderse de la persecución mediática e incluso llevó a tribunales a algunos periodistas. Esto hizo con la revista VIPs, que publicó unas fotos suyas en topless en un playa. La pareja de Alfonso Guerra alegó ante la Justicia que no era un personaje público y que, por lo tanto, su desnudo no era de interés público, ganando el juicio.
A principios de los noventa la pareja rompió su relación y María Jesús declaró a Jesús Mariñas, para la revista Época, que no volvería "ni loca" con el político. Alfonso Guerra volvió con su mujer, Carmen Reina, madre su hijo 'Pincho', de la que nunca se había divorciado. Por su parte, Llorente siguió interesando, aunque menos, a los medios, que se hicieron eco de su siguiente romance con el pintor y escultor vasco Eduardo Úrculo. Sin embargo, la relación duró poco tiempo y el artista se casó con la que sería su viuda, Vicky. La relación dejó un fruto artístico: un dibujo de María Jesús desnuda detrás de uno de sus cuadros, que acabaría en las manos de una mujer miembro de la beatiful people y considerada dueña de una de las mejores colecciones privadas de arte de España, Ana Gamazo, la mujer del empresario Juan Abelló.
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