
José de Aguilar, de la radio a ser mito: La voz de los himnos del Madrid y el Atlético
El cantante 'albaceteño' nacido hace un siglo recorrió medio mundo como ‘La Voz de Oro de la Radio’ y del fútbol
En la España de los años 50, una voz emergió desde las ondas radiofónicas en la historia musical de nuestro país. José de Aguilar, tomellosero de nacimiento, pero albaceteño de adopción, fue descubierto por una de las estrellas de la radio de la época, Bobby Deglané. Consagrado como 'La Voz de Oro de la Radio', recorrió España de norte a sur y de este a oeste. E hizo lo propio en sus giras americanas, algunas, eternas.
Pero la vida de José de Aguilar no fue fácil. En la posguerra, ser diferente y salirse de los cánones tradicionales era arriesgado. La sociedad esperaba que todos se aferraran a los valores tradicionales y cumplieran con ellos. Pero José de Aguilar, con su espíritu libre y su deseo de vivir según sus propias reglas, a menudo chocaba con estas expectativas. Se enfrentó a críticas y adversidades, pero nunca dejó que estas circunstancias apagaran su pasión por la música.
José Jesús Apolinar de Aguilar Granados nació en Tomelloso, Ciudad Real, el 9 de enero de 1925. Su padre, Teófilo de Aguilar, y su madre, Fe Granados, eran naturales de la localidad jienense de La Puerta del Segura. Él, relojero de profesión, ella, sus labores, como ocuparse de los hijos, que fueron cinco: Ramón, Juan, Teófilo, José y Eulalia.
Desde los años 30 en Albacete
En los años treinta, la familia de 'La Voz de Oro de la Radio' ya vivía en Albacete, y diversa documentación apunta que residía en la calle Concepción. Cursó sus estudios básicos en las Escuelas Pías. A pesar de que se definía como un mal estudiante, solicitó su ingreso en el Instituto de Enseñanzas Medias de la ciudad. Y hasta pidió prórrogas para no incorporarse al servicio militar obligatorio con 20 años. Los libros le asfixiaban.

La música era su vida y a pesar de que sus padres querían para él un título universitario, sus dotes artísticas le llevaron por otro camino bien distinto. En la prensa de la época se relata que José de Aguilar llegó a ser primer tenor del coro de la Parroquia de San Juan de Albacete. De ahí pasó a otro tipo de espectáculos más paganos.
El periodista y escritor Juan Ángel Fernández recuerda en su libro El tesoro de Lodares que José de Aguilar fue el cantante de la popular y eterna Orquesta Jabelc. Esta competía en aquellos años cuarenta con la Orquesta Espinosa.
Su encuentro con Bobby Deglané
Que Bobby Deglané lo diera a conocer al gran público es un dato incuestionable. Sin embargo, el paso de los años y la aparición de nueva documentación podrían desbaratar parte de esa historia. Durante décadas se ha sostenido que José de Aguilar fue descubierto por la estrella de la radio tras presentarse a un concurso. Lo habría hecho animado por sus compañeros de orquesta.
Pero un reportaje publicado en la prensa del aquel momento, revela que Deglané lo escuchó una noche en la sala Pavillón de Madrid y quedó maravillado. Fue entonces cuando lo llevó al Morocco, otro club de la capital española del que el chileno era director artístico, y de ahí, a la radio.
Fueron días de vino y rosas. Sí, porque cuando José de Aguilar se marchó a Madrid, apuró en poco tiempo sus limitados ahorros. Y tras semanas de vaivenes logró colocarse en la Orquesta de Kurt Dogan en La Parrilla del Rex, lo que le abrió las puertas de otros locales nocturnos, como Pasapoga.

Una vez acogido por Bobby Deglané, las cosas comenzaron a irle como la seda al manchego. Permaneció durante tres años en el programa fetiche del locutor chileno, Cabalgata fin de semana. Se trataba de un show radiofónico de variedades que se emitía los sábados por la noche y que tenía a millones de españoles pendientes de la radio hasta la madrugada. No había televisión y los receptores reinaban en los salones de las casas.
Entonces llegaron los primeros contratos discográficos. Primero con Odeon, con la que grabó éxitos memorables como 'María Cristina me quiere gobernar' y 'Torito bravo', en 1951. Para pasar a Columbia en la mitad de los cincuenta, casa en la que cosechó hits tales como 'Sirena mora', 'Cortando el viento' y 'El valiente bandolero'.
El primer himno
Y en 1952, un antes y un después en su carrera: fue llamado para poner voz al primer himno del Real Madrid, '¡Hala Madrid!'. Entonces, el club blanco estaba presidido por un albacetense, el almanseño Santiago Bernabéu.
Los compositores fueron Marino García, Antonio Villena Sánchez y el maestro Indalecio Cisneros. Inicialmente, su nombre era Las Mocitas, que se creó con motivo del 50 aniversario del equipo merengue. Y de esta forma, el fútbol hizo internacional y perpetuo al manchego.

Mientras tanto, sus giras por nuestro país eran maratonianas. Eso sí, su presencia en la Feria de Albacete era innegociable, en los cincuenta, en los sesenta, en los setenta. Uno de los grandes espectáculos que protagonizó tuvo lugar en el albaceteño Cine y Teatro Capitol el 15 de diciembre de 1955. Ya era un ídolo para los aficionados a la música ligera en España, y su espectáculo en aquel prólogo navideño en nuestra ciudad se convirtió en un homenaje.
Junto al cantante intervinieron Tip y Top, el Trío Siboney, la bailarina María Remedios, el bolerista Francisco del Val, el intérprete de canción española Pepe Mairena. Y el mítico maestro García Segura, autor de canciones como 'Corre, corre caballito' y de un sinfín de melodías para Lina Morgan, que se puso esa noche al frente de la orquesta.
Viaje a América
Esa gala memorable para el artista le sirvió de despedida. Sí, porque en la mitad de esa década inició sus viajes a Hispanoamérica. Su primera estancia al otro lado del Atlántico se prolongó prácticamente durante cinco años. Y, de hecho, su regreso, en septiembre de 1960, fue todo un acontecimiento, y su llegada a Barajas fue recogida incluso por la prensa gráfica.
Fueron decenas de conciertos y programas de radio y televisión en países tales como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Cuba. Nada más tomar tierra, nuevos contratos para actuar en la hegemónica TVE y en Radio Madrid.

Su presencia era requerida en certámenes como Melodía de la Costa Verde o Festival Hispano-Portugués de la canción. También en espectáculos más que sonados como Garbo y salero de España, en un cartel encabezado por Lolita Sevilla, la intérprete de Americanos, en la mítica Bienvenido Mister Marshall, en el Teatro Calderón de la capital de España.
Sus actuaciones en salas de espectáculos españolas continuaron durante esa década, con parada y fonda en la Caseta de los Jardinillos coincidiendo con la Feria. Y, sin duda, su presencia en el festival España canta en paz, celebrado en diciembre de 1966 en el Palacio de los Deportes de Madrid, presentado por el mítico Boby Deglané y con la colaboración de artistas tan destacados en aquel momento como Carmen Morell, Jorge Sepúlveda o Conchita Bautista puso de manifiesto el buen cartel del manchego.

Ese excelente currículo le permitió seguir en el candelero en la década de los 70, con presencia en programas de TVE como 'Siempre en domingo', '300 millones', 'Mundo Camp', 'Música y Estrellas' o 'Canciones de una vida'. Coincidió, además, con una nueva etapa de éxitos en Madrid, en salas como Long Play y Recoletos. Compartió escenario con la veterana Mary Santpere o una joven Carmen Maura en el exitoso espectáculo 'Un tren llamado recuerdo'', que aguantó en cartelera varios años.
También cantó al Atlético de Madrid
Otro de los hitos de su carrera llegó en esa década, en concreto, en 1972, cuando se estrenó 'Yo me voy al Manzanares', el himno oficial del Atlético de Madrid. Fue obra del propio José de Aguilar y de Ángel Curras García. Estas estrofas: Atleti, Atleti / Atlético de Madrid / Atleti, Atleti / Atlético de Madrid / Jugando / Ganando siguen sonando en el Metropolitano a pesar del tiempo transcurrido, más de medio siglo.
Y en el final de la década participó en actos para mayores celebrados por UCD en las campañas electorales de las Generales y Municipales de 1979. Tanto en Madrid como por el norte de España. Ya, en los ochenta, se mantenía como cabeza de cartel en los espectáculos de salas de fiesta como la madrileña Cleofás, junto a Lolita Garrido o Pepe Blanco, con el show 'Recordar'.

Esta propuesta fue calificada de 'excepcional' por la prensa del momento. Presentándose en 1981, incluso, el artista apareció en el popular programa 'Bla, bla, bla', del mítico Amilibia, en TVE. En aquellos años, además, se barajó la posibilidad de que José de Aguilar cantara también el himno del Albacete Balompié.
Su carrera se fue diluyendo hasta su fallecimiento en Madrid el 18 de abril del año 2000, siendo enterrado en el cementerio de La Almudena. Se fue sin repercusión mediática, en un funeral al que asistieron familiares y algunos seguidores.
Perseguido
Sin embargo, esta historia no puede acabar aquí, puesto que, con el paso de los años, se ha sabido al menos públicamente por qué se marchó a Madrid. Esto supuso un antes y un después en su vida. Así lo desveló un amigo de la artista, Enrique José Fernández Fernández, más conocido como Enrique de Quirós. Se trata de un poeta nacido en Barrax y destacado hombre de la publicidad.

En abril de 2013, Fernández publicó un artículo titulado 'A la caza del homosexual'. En él contaba que en sus años de niño, allá por la mitad de los cuarenta del siglo pasado, “en Albacete se organizaban sistemáticamente cazas de maricones como les llamaban entonces. Unas veces eran ejecutores los jóvenes camisas azules y otras los soldados del cercano cuartel de aviación de Los Llanos. Pero unas y otras se limitaban a propinar al desgraciado que caía en sus manos una soberbia paliza. Y, en algunos casos, a conminarles a abandonar la ciudad como hicieron con un gran cantante de la época José de Aguilar, que más tarde sería buen amigo mí. Junto con él hubieron de salir también sus hermanos y la familia al completo”.
Este triste episodio marcó la vida de José de Aguilar y de su familia. Y, sin duda, su historia se repitió con frecuencia en esa España gris de orden y mando, en esa España 'sin libertades'.
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