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Una imagen de dos cuadros colgados en una pared azul, uno de ellos muestra figuras antropomorfas con trajes coloridos y el otro una figura similar en un entorno diferente.
CULTURA

‘El cielo Ishir’, lo oculto de los indígenas paraguayos

“La obra artística del líder tiene doble valor”

Desde el pasado 23 de junio se puede disfrutar en la sala de exposiciones temporales del Museo de América de la exposición  ‘El cielo Ishir, relatos cosmogónicos del Chaco paraguayo’. La muestra estará accesible al público durante cuatro meses, hasta el próximo 15 de octubre, y acerca al visitante al pueblo indígena Ishir, ubicado en la zona del Chaco (Paraguay). Una tribu prácticamente desaparecida que tiene como uno de sus máximos representantes a Flores Balbuena, más conocido como Ogwa.

La exposición tiene como comisaria a la curadora Adriana Almada y se estructura en tres partes, según la página web de la exposición. La primera de ellas está compuesta por “dibujos y pinturas de Ogwa, a los que hay que añadir esculturas que realizó en colaboración con sus hijos”. En la segunda se encuentran “fotografías, registros sonoros y vídeos documentales sobre rituales Ishir, realizados por  Fernando Allen”. Y la tercera muestra una “gran fotografía impresa sobre tela de sacos de harina bordadas, objetos y la proyección en vídeo del paisaje chaqueno”, por Joaquín Sánchez.

Organizada en conjunto por el Museo de América y la Embajada de Paraguay en España, una de las personas que ha participado en la muestra ha sido el que fue embajador de España en Paraguay desde 1996 a 2001, Ignacio García-Valdecasas. El diplomático ha cedido para la exposición unas 60 pinturas, así como ocho esculturas hechas en madera que fueron creadas por Ogwa.

El valor “artístico y antropológico” de la obra de Ogwa

Elcierredigital.com ha conversado con García-Valdecasas, que ha afirmado que después de que el francés Laurence Griffin-Vene  organizara una muestra con las obras de Ogwa en el Musée de Tessé (en Le Mans), decidió buscar entre todas las cosas que se trajo a España de su etapa en Paraguay. “Vi que tenía una colección importante de Ogwa, de casi 60 pinturas. Son pinturas de acrílico, plumilla, acuarela… Casi siempre sobre cartón, porque él era un hombre muy pobre y muy modesto, de pocos recursos económicos. También tenía una colección de ocho estatuas grandes de madera”, explica el diplomático a este diario.

Hombre con gafas y barba sentado en un sillón con tapizado floral.
El diplomático Ignacio García-Valdecasas. | El Cierre Digital

“Cuando vi la colección, fui a hablar con el embajador de Paraguay en España Ricardo Scavone y le pareció una oportunidad tener esa colección aquí. La Embajada invitó a la comisaria de arte Adriana Almada a desarrollar un proyecto curatorial en torno a las obras. Ella incluyó en su propuesta a dos artistas contemporáneos paraguayos cuyo trabajo se relaciona con el Chaco en diversos aspectos y de este modo surgió esta exposición tan interesante”, continúa relatando el embajador ya jubilado.

Esta, sin embargo, no es la primera exposición que se hace sobre el arte de Ogwa. Aparte de la ya mencionada realizada en Francia, según García-Valdecasas “en Paraguay se hacían de vez en cuando exposiciones sobre él. Los expertos en arte se dieron cuenta de que este hombre tenía un gran valor. Ahora cada vez se reconoce más su valía, tanto artística como antropológica porque Ogwa tiene un doble valor: el valor de su arte y el de lo que su arte transmite. Una serie de conocimientos que son verdaderamente extraordinarios”.

Ogwa, miembro del pueblo Ishir

El artista Ogwa nació en Puerto Caballo (ubicado en el Chaco paraguayo) en 1937 y falleció en 2008. Hijo de “una indígena chamacoca y un soldado desertor paraguayo de la guerra del Chaco” —según informa García-Valdecasas—, vivió desde pequeño con sus abuelos maternos después de que su padre “se desentendiera” de él. Esta convivencia con los indígenas hizo que conociera “a fondo la cultura, la historia, la mitología y la cosmogonía del pueblo Ishir”.

Según continúa relatando el embajador, mientras que los paraguayos llaman a los habitantes de esta zona “chamacocos”, los propios indígenas no se llaman de esta forma, sino que utilizan la expresión “miembros del pueblo Ishir”. Estos son los habitantes del Chaco, aquellos que no eran guaraníes. “El pueblo Ishir es uno de los pueblos indígenas del Chaco paraguayo. El Chaco es un sitio precioso, con muchísima personalidad, pero es un sitio donde escasea el agua, con un invierno y un verano durísimos. Es un lugar espectacularmente bello, pero muy duro para vivir”, relata García-Valdecasas.

Una pintura colorida muestra figuras humanas con trajes de lunares y brazos levantados en un entorno abstracto.
Una de las obras de Ogwa que se pueden ver en la exposición. | El Cierre Digital

Ogwa fue uno de los últimos miembros del pueblo Ishir. Su nombre, de hecho, se lo puso su abuelo, y significa “riacho del bosque”. El otro nombre por el que se le conoce, según llegó a relatar el propio Ogwa (Flores Balbuena), se lo pusieron unos religiosos que llegaron a la zona, que fueron los que le animaron a dibujar.

“Nadie le enseñó a dibujar”

Una imagen de dos cuadros colgados en una pared azul, uno de ellos muestra figuras antropomorfas con trajes coloridos y el otro una figura similar en un entorno diferente.
Obras de Ogwa en la exposición 'El cielo Ishir, relatos cosmogónicos del Chaco paraguayo' del Museo de América. | El Cierre Digital

En sus obras, Ogwa habla de la tradición del pueblo Ishir y de su cultura. “Como era medio analfabeto, no sabía escribirlo. También se expresaba con dificultad, así que decidió dibujarlo”, comenta García-Valdecasas, que afirma tener unas 60 láminas de las “cientos” que debe de haber.

“Tenía un estilo absolutamente personal. Nadie le enseñó ni a pintar ni a dibujar. Tenía los mitos de su pueblo en la cabeza, y él lo transcribió. Cada dibujo tiene una pequeña leyenda en un castellano macarrónico, trufado de faltas de ortografía y de gramática, pero que le da una frescura absolutamente virginal”, relata García-Valdecasas.

El embajador no solo se convirtió en amigo de Ogwa, sino que le ayudó en varias ocasiones, incluso cuando sus hijos se metían en problemas. Como consecuencia de esta amistad, el diplomático tiene ahora una parte de la obra de este artista indígena, que pertenecía a un pueblo prácticamente extinto.

Ahora, estas obras se pueden disfrutar en la sala de exposiciones temporales del Museo de América hasta el 15 de octubre de 2023.

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