Carlos Franganillo: El poder siempre busca introducir su mensaje
El 'presentador estrella' de los informativos del Grupo Mediaset.
El periodista Carlos Franganillo se ha convertido en la 'estrella' de los informativos de Mediaset. Tras la marcha del comunicador Pedro Piqueras, el comunicador asturiano cogía el relevo e iniciaba una nueva etapa en el grupo tras más de una década en Televisión Española. Una cadena en la que, tal y como ha afirmado en conversación con elcierredigital.com, "ha estado muy a gusto y en la que ha tenido grandes oportunidades".
A lo largo de su trayectoria en la cadena pública, ha realizado coberturas en lugares como Oriente Próximo donde fue de gira junto al entonces ministro de Exteriores socialista Miguel Ángel Moratinos, a Turquía en plena crisis política o en la ciudad alemana de Berlín donde informó sobre el 20º aniversario de la Caída del Muro de Berlín así como en Moscú o Ucrania, tras el inicio de la guerra.
Desde la capital rusa realizaba las corresponsalías para Televisión Española al igual que lo hizo desde 2014 hasta 2018 cuando fue enviado hasta la ciudad estadounidense de Washington D.C. Fue allí donde fue testigo, en el marco de las Elecciones Presidenciales en 2016, de la victoria del político republicano Donald Trump.
Han sido diversos acontecimientos históricos los que ha tenido la oportunidad de cubrir el periodista asturiano quien, al igual que la reina Letizia, comenzó en el diario de 'La Nueva España'. Y según ha confesado a elcierredigital.com, "me ha tocado cubrir terremotos, tsunamis, matanzas, ataques terroristas, riadas...Pero recuerdo, sobre todo, la dificultad de informar sobre este tipo de acontecimientos".
Lejos de los informativos y del ritmo frenético del periodismo, Carlos comparte su vida con la gallega Ana Ortega quien trabaja como jefe de la Unidad de Innovación de ONCE y con quien tiene cuatro hijos. Y en cuanto a si le haría ilusión que sus hijos continuaran su legado en el mundo de la comunicación, el periodista asturiano confiesa que "mi única obsesión es que encuentren un camino que les apasione y que les haga ir contentos cada día a trabajar, ganarse el pan y disfrutar".
-Usted cerró 2023 con un cambio, dejó TVE y fichó por Mediaset, ¿Qué le llevó a hacer este cambio?
-Yo creo que una mezcla de cosas. En Televisión Española estaba muy a gusto y han sido años muy fecundos en los que he tenido muchas oportunidades. He crecido y allí he encontrado gente fantástica. Pero surgió la oportunidad de iniciar un proyecto nuevo y muy atractivo donde construir, o reconstruir, una marca. Eso me estimuló mucho y me animó a dar el paso. De vez en cuando es bueno reciclarse y enfrentarse a retos, que los tenía también en Televisión Española.
- Como ha mencionado, los periodistas se reinventa de manera continua...
- Yo no soy tan mayor pero tampoco soy joven. No acabo de salir de la facultad ni muchísimo menos pero yo me refiero a que aún así me siento desconectado con las nuevas tendencias, sobre todo tecnológicas. Pasará en todos los sectores, no solo en el periodístico y eso nos obliga a estar muy alerta, a reciclarnos continuamente ya no en cuanto a la existencia de la profesión, que de alguna manera sigue siendo la misma, sino en cuanto a la manera de contar las cosas en los medios que utilizamos o a las plataformas a las que recurrimos.
Un canal de televisión ya no es solo un canal de televisión y un periódico ya no es solo un periódico, son casi plataformas multimedia donde estamos casi obligados a entender diferentes lenguajes. Eso es muy estimulante pero también un reto porque ves un abismo enorme. En la actualidad, la gente que sale de la facultad utiliza unos lenguajes y códigos que te resultan muy ajenos y es obligatorio ponerse al día.
-Algunas voces sostenían que su salida de TVE era por una cuestión económica e incluso por el posicionamiento político de la cadena pública, ¿qué opina al respecto?
- En absoluto. Yo he estado muy contento en Televisión Española. No hay ningún tipo de discrepancia en ese sentido porque he trabajado con un equipo que sigue estando al frente de los informativos y he estado muy a gusto. Me he encontrado una redacción muy libre con grandísimos profesionales, muy entregados y con muchas ganas de ofrecer un producto riguroso al espectador.
Más allá de eso no ha habido nunca ninguna discrepancia que no fuera estrictamente profesional. Como en cualquier redacción hay debate y diferencia de enfoques pero, más allá de eso, he sido muy feliz y no tengo ningún reproche hacia Televisión Española. Todo lo contrario, me siento en deuda porque me han dejado crecer como profesional. Y respecto a la cuestión económica, en la vida hay ofertas que son interesantes y también suman. No me habría metido en un proyecto que no tuviera un rumbo muy claro y prometedor. Yo creo que eso es lo que te hace dar un paso así.
-Y precisamente la política es uno de los sectores que no deja de estar actualidad, la cual trató cuando se sentó frente al líder popular Alberto Núñez Feijoó tras las Elecciones catalanas y habló de radicalización política, sobre todo, después de la visita de Javier Milei a España quien llamó 'corrupta' a Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno.
- Yo creo que tanto la política como el periodismo viven años de agitación y, seguramente, eso no va a cambiar. La tóxica que marca ya la comunicación política ya lo pudimos comprobar cuando Donald Trump irrumpió en escena y se vio un elemento muy disruptivo que venía a cambiar el tablero y que rompía las reglas y el cual generó muchísimo ruido y que cruzaba límites que entonces no se habían cruzado.
Sin embargo, este estilo trumpista se ha contagiado a toda la política y no solo a los extremos sino también a las fuerzas principales las cuales han asumido este tipo de comunicación con mucho desparpajo y los ciudadanos lo hemos normalizado. A veces nos horrorizamos cuando sube determinada temperatura y, por desgracia, ya no es la exclusiva de los partidos populistas o de los partidos más radicales sino que la política es siempre apelada al sentimiento y a las entrañas. Con las nuevas herramientas de comunicación lo hace mucho más rentable.
- Esta radicalización y crispación política aumentó tras el anuncio de una posible dimisión del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, ¿cómo lo vivió usted como periodista?
- Con gran tensión e intensidad. Este tipo de noticias te descuadra cuando faltan dos horas para el informativo y, de hecho, lo primero que pensé fue que había sido una falsificación. Me costó asimilarlo porque es otro componente de la actualidad y ya no sabes si te enfrentas a una falsificación o no e, incluso, al hecho de que hayan controlado una cuenta oficial. Esa fue la primera reacción que tuve hasta que después lo leí, lo analicé y vi lo que estaba pasando. Pienso que es otro elemento de nuestro tiempo, es decir, la política disruptiva la cual agita el tablero para cambiar las piezas con un movimiento muy audaz.
- ¿Cuál cree que fue la finalidad del presidente del Gobierno?
-Supongo que se puede pensar. que es un movimiento que ha tratado de agitar o movilizar algunas elecciones. Es difícil medir qué trascendencia ha tenido pero seguramente la ha tenido no solo en el país, sino en su círculo más estrecho. Yo lo enmarco en esa nueva política, es decir, en esa nueva manera de hacer política en la que ya no se busca la estabilidad sino también tensión y giros de guión y, todo ello, puede desmovlizar o intensificar la vida política en un momento crítico.
-Precisamente, le quiero preguntar acerca de su opinión acerca del control que está ejerciendo el Gobierno de Pedro Sánchez sobre algunos medios de comunicación...
- Pienso que el poder, sea político, económico o de cualquier tipo busca influir en la comunicación y en el mensaje. A veces con presiones más o menos intensas y yo creo que este ambiente actual tiene componentes peligrosos, sobre todo, con los mensajes que se trasladan a la sociedad pero eso es más grave cuando se hace desde las instituciones y desde el poder.
Por desgracia, todos los partidos políticos han cruzado ese límite. Los más populistas han entendido que el periodismo tradicional puede atacarse y puede ser rentable en votos porque se le identifica con una especie de aparato, de sistema... mientras que los menos populistas también tratan de marcar la agenda con mensajes que, a veces, no se quedan más que en ruido.
Hay que tener la precaución de diferenciar lo que son mensajes y lo que es ruido así como presión ambiental y lo que son realmente medidas que cortan la libertad. Creo que es muy importante que el poder trate de emitir ese mensaje de presión ambiental.
-Y este ambiente de crispación en la prensa también se ha podido comprobar en los constantes ataques entre periodistas, ¿qué opina al respecto?
-A mi, relativamente, como periodista me preocupa y creo que tenemos que estar capacitados para saber resistir a esa presión ambiental, incluso con acciones más graves. Desconozco si esa presión ambiental está dentro de las reglas del juego y, vuelvo a repetir, me preocupa que esté tan presente en el discurso público porque, al final, esto acaba en la sociedad.
-La cadena pública no deja de estar en la actualidad, sobre todo a raíz de los nuevos fichajes como el de David Broncano, ¿qué le ha parecido la incorporación del cómico a Televisión Española?
-No tengo mucha información más allá de la que cualquier puede tener pero, como profesional David Broncano me parece brillante y original. Hace un programa y tiene un estilo propio.
-¿Cree que puede aportar novedad a TVE?
-¿Por qué no?. La cadena pública no es solo informativos, los cuales son una pieza fundamental, también es entretenimiento y tiene programas divulgativos. En el caso de David Broncano es un autor reconocible, tiene trayectoria, muchos seguidores y un estilo de humor muy personal.
-Hablando de su trayectoria, Alemania, Rusia, Estados Unidos...ha tenido la oportunidad de informar sobre hechos de carácter histórico, ¿pero cual ha sido la peor noticia sobre la que ha informado?
-Muchas. Me ha tocado cubrir terremotos, tsunamis, matanzas, ataques terroristas, riadas...Pero recuerdo, sobre todo, la dificultad de informar sobre este tipo de acontecimientos. Uno de ellos fue la matanza en 2011 de Andres Breivik en Oslo. Me tocó cubrir funerales de chicos muy jóvenes. Como profesional, acercarte a este entorno, situaciones violentas y momentos de gran dolor es muy difícil y, de hecho, quieres recoger la información con la mayor delicadeza y respeto posible. También en Ucrania, he cubierto momentos de gran intensidad y muy duros pero también han sido una experiencia profesional.
-Este pasado 22 de mayo se cumplía el 20º aniversario de la boda de los entonces príncipes de Asturias, ¿recuerda que estaba haciendo usted aquel día?
-Recuerdo que el día de la boda estaba en una fiesta que organizaba una Asociación de asturianos en Madrid y la cual tuvo lugar en un descampado, nos juntamos allí con comida de la tierra..Estuvo muy bien.
-Usted y la reina comparten tierra además de, hablo en presente, una pasión por la comunicación. Cuando se incorpora a RTVE, la monarca había dejado su puesto como presentadora de informativos hace cinco años, ¿le comentaron aspectos acerca su trayectoria profesional?
-Antes de llegar a Televisión Española llamaba mucho la atención y allí fue una gran profesional, además de la obsesión que tenía por realizar un trabajo excelente. Tenía una mezcla de talento y de comunicación brillante. Yo creo que si hubiera seguido en el mundo del periodismo, ahora sería una superestrella de la televisión en España la cual, y bajo mi punto de vista, reúne todas las características de una gran estrella de la comunicación y del rigor informativo. La comunicación que transmite es brillante.
-El periodismo es una profesión en la que se trabaja bajo mucha presión, ¿esta profesión le ha hecho llorar?
-Llorar como tal no pero sí, a veces, tener una sensación de gran estrés o desbordamiento. Más allá de llorar, a veces cubres hechos muy dolorosos y, como consecuencia, le das muchas vueltas a la cabeza. Si hay un sentimiento que caracteriza a esta profesión, o al menos que yo haya vivido, es ese estrés con disfrute o con padecimiento.
Los que nos dedicamos a esta profesión lo disfrutamos y, de alguna manera, nos va la marcha. Y como mencionaba, la tarde en la que el presidente del Gobierno publico la carta en la que anunciaba que "se tomaba cinco días para la reflexión" es una de las tardes complicadas. En poco tiempo tienes que enterarte de que está pasando, obtener la mejor información y contárselo al espectador. Pero es estimula muchísimo y estas jornadas son las que recuerdas.
Yo creo que el periodista sufre mucho estrés pero de carácter informativo en los momentos que sabe que van a ser históricos, trascendentales donde uno tiene que estar al máximo y tener la cabeza bien afilada para no equivocarte y sacar lo mejor. De repente, te metes en coberturas muy intensas, los días te van desgastando, estás lejos de casa y en unas condiciones que, a veces, no son las mejores. Pero en ese tipo de situaciones también tienes que ser un profesional.
-¿Considera que el periodismo está en peligro?
-Yo creo que el periodismo, como la democracia y todo lo que damos por garantizado está siempre en peligro. Creo que tenemos que ser conscientes de que no hay nada que nos hayan regalado y que vayamos a conservar para siempre. El periodismo, que siempre ha vivido en la precariedad y en el alambre, se enfrenta a retos nuevos.
Por un lado, la competencia de los nuevos canales de comunicación, donde prosperan también pseudomedios encubiertos y me refiero a, en ocasiones, partidos políticos que crean sus propios medios para disfrazarse de periodismo. Esto es un fenómeno que siempre ha existido pero ahora es mucho más fácil poner en marcha porque se puede tener una radio, un medio o una cuenta, donde difundir propaganda disfrazada de periodismo. Eso es una novedad.
A la vez, la precariedad de la industria periodística también nos lleva muchas veces a recurrir a contenidos más banales, más engañosos y no lo digo tampoco como una crítica, porque entiendo que sacar adelante una empresa periodística es algo muy complicado y heroico. Tal y como se ha derrumbado el sistema publicitario, sobre todo para los medios escritos, así como la diferenciación de la publicidad a través de nuevas plataformas, influencers..etc se ha diversificado tanto que al medio tradicional le cuesta retener la capacidad de ingresos. Todo ello lleva a otro tipo de estrategias que pueden devaluar el producto.
-A su parecer, ¿cuál es el futuro del periodismo actualmente?
-En relación a lo que mencionaba anteriormente, el periodismo bien hecho se puede acabar convirtiendo casi en un producto de lujo el cual no estará al alcance de todos y solo al que esté suscrito o quien pueda pagar un determinado dinero para acceder a información de mayor calidad y, también, a un producto menos democrático cuando su función principal debería de ser, obviamente, no publicar gratuitamente pero sí tener el mayor alcance posible.
-En cuanto a su vida personal, usted tiene cuatro hijos, ¿le haría ilusión que sus hijos continuaran sus pasos?
-Me encantaría que mis hijos hagan lo que les apasione y no me importa que sea una cosa u otra. Esta profesión es muy bonita, a mi me apasiona y me encanta. He tenido la suerte de trabajar haciendo mi hobbie y eso es algo que muy poca gente puede decir. Yo me siento privilegiado por ello, pero entiendo que cada uno puede desarrollar su carrera donde le apetezca y, en ese sentido, mi única obsesión es que encuentren un camino que les apasione y que les haga ir contentos cada día a trabajar, ganarse el pan y disfrutar.
-En una entrevista que mantuvimos con la periodista Rosa María Calaf en el podcast 'La Llave del Cierre' nos hablaba sobre la jubilación y abandonar esta labor, ¿usted lo dejará algún día?
-No tengo ni idea, me queda bastante tiempo para jubilarme pero, es verdad que, esto lo haría para siempre porque me encanta y no solo presentar un informativo o estar en la redacción. Este es un trabajo apasionante porque al final, si no trabajara en esto, sentiría la misma curiosidad por las cosas que pasan y estaría todo el día leyendo o indagando sobre temas que me apasionan.
Supongo que el día que me jubile seguiré teniendo esa curiosidad y espero no perderla porque es algo que te satisface y te da esa recompensa. Mientras que lo siga sintiendo, estaría encantado de seguir.
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