La 'cara B' de la moralidad: ¿Por qué hacer el mal puede parecer bien?
Pablo Malo explora en 'Los peligros de la moralidad' cómo la moral puede amenazar a las sociedades actuales.
La moralidad, según la RAE, es el "conjunto de costumbres y normas que se consideran buenas para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad", y ha sido durante siglos el faro para la sociedad.
Pero ahora, el psiquiatra Pablo Malo, experto en biología evolucionista, analiza la hipermoralización de la sociedad y tilda a la moral de "epidemia" porque muchas de las matanzas del siglo pasado se cometieron por personas convencidas de que hacían el bien.
Buenos y malos
Malo dice que "existe la creencia de que hay gente mala que hace cosas malas y gente buena que hace cosas buenas. Pero el mal puro es un sesgo autocomplaciente: necesitamos dividir entre malos y buenos claramente diferenciables, debido a la tendencia natural del ser humano a dividir en 'ellos' y 'nosotros'. Somos buenos, luego no somos malos. Los malos son ellos. Pero lo cierto es que las mayores maldades las cometen personas normales convencidas de estar haciendo el bien".
El psiquiatra reconoce a elcierredigital.com que "hay una violencia moralista, la que se debe a razones morales, cuyas cifras son tremendas comparadas con la violencia que llamamos instrumental, la que se lleva a cabo para conseguir algo tangible: dinero, comida, droga… Si nos fijamos en los grandes genocidios del siglo XX (Armenia, Rumanía, Ruanda, el Holocausto…) las cifras son espantosas".
"Y era gente buena, normal (vecinos, familiares amigos) que, como en Yugoslavia, acabaron unos contra otros. No eran necesariamente psicópatas. Gente como nosotros convirtiéndose en genocidas. Los seres humanos podemos matar por ideas. Y esas ideas pueden estar equivocadas", añade.
La idea de Malo es que la gente no es, en general, consciente de que la moralidad tiene un lado oscuro. Ni políticos, ni dueños de redes sociales. "Estos de Twitter y Facebook lo han hecho un poco por ensayo-error. Si tú miras el origen de Facebook era una cosa de caras, y de valorar, y qué descubrieron ahí. Que los seres humanos estamos muy interesados en la programación social, en el cotilleo. Y los programas de radio y televisión, por qué han acabado en el cotilleo", añade en la revista cultural Jot Down.
Y señala que "internet empezó compartiendo información, o de otra forma, pero resulta que cuando hablas de tu grupo, y de las chicas, la gente se vuelve loca. Descubrieron la tecla del cotilleo, que existe igual que la tecla del fútbol o de la competición, que interesa a ciertos públicos, y si pones programas de ajedrez no te vas a jalar un rosco porque no tocan ninguna tecla de la naturaleza humana. Las redes han dado con la tecla de la indignación moral. Cuando un tuit va de atacar al enemigo, va de la indignación moral, resulta que se retuitea mucho más, la gente se vuelve loca, se engancha aquí, y con esto les tenemos cogidos".
Sobre las actuales cazas de brujas, señala que son parte de "nuestra naturaleza humana, que ahora sale por otros medios, por la difamación ritual, es lo mismo que en la Edad Media pero quizá con otras variantes, como esto de echar a alguien de su trabajo. Es algo que no se había visto antes en otros ataques. Como el hecho de que a las mujeres hay que creerlas sí o sí. O la presunción de inocencia, o la igualdad ante la ley, ahora considerados según otros principios morales, que son la compasión, que no haya daño, o ayudar a la víctima. Estamos viviendo un choque entre diversos aspectos de la moralidad".
¿El problema del libro? Puede advertirse que la alternativa es la amoralidad. O sea, el darwinismo social pregonado por ciertas ideologías 'modernas'.
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