02 de octubre de 2023
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FIN DE SEMANA

El comunicador albacetense conoció a su marido por el que dió todo, en 1977 en un local de la Ciudad Condal y tres décadas después celebraron su boda

El romance del periodista Hilario López Millán y Alberto: El amor que surgió en una noche de la Transición española

El Cierre Digital en El periodista Hilario López Millán y su marido Alberto.
El periodista Hilario López Millán y su marido Alberto.
El amor entre Hilario López Millán y su esposo Alberto fue una historia de dedicación y devoción que duró 46 años. Hilario, una figura reconocida en la radio y la televisión, dejó su carrera para cuidar de Alberto, cuya salud se había deteriorado con los años. Su amor era palpable y profundo, y su relación se oficializó en 2007 en una ceremonia. Hilario era conocido por su personalidad alegre y su sentido del humor agudo, lo que lo convirtió en un imán para amigos y colegas.

Se nos rompió el amor de tanto usarlo, solía cantar Rocío Jurado. Sí, aquella portentosa voz que fue la íntima amiga más grande de Hilario López Millán, recientemente fallecido porque su su corazón se secó de tanto amar. “Ha sido una deshidratación extrema”, comunicó en sus redes sociales Albert Castillón (60), íntimo amigo y compañero de fatigas radiofónicas junto a Luis del Olmo (86) en Punto Radio.

Quiso con locura a su marido, Alberto, cuya salud se ha ido resquebrajando en los últimos años hasta ser parcialmente dependiente. Las últimas imágenes de él son de este pasado viernes en silla de ruedas cuando acudió a despedir al amor de su vida en el tanatorio de San Isidro, localizado en Madrid.

La historia de amor de Hilario y Alberto

Llevaban juntos una eternidad. Cuando Hilario decidió dejar su querida tierra en el municipio albacetense de Hellín, que le reconoció a tiempo el valor de su ilustre ciudadano dedicándole una calle, se fue a hacer las Barcelonas porque el artisteo lo tenía en las venas.

Amante de la noche, cuando aún había saraos de rompe y rasga, acudía con amigos a bares, restaurantes y boîtes para conjugar la felicidad. Sin proponérselo, como así ocurre con el buen destino, en un local su mirada se detuvo ante la de un hombre, que también se quedó hipnotizado. Hilario y Alberto se conocieron hace 46 años y ya no volvieron a separarse. Oficializaron su relación con una ceremonia celebrada en 2007.

Hilario López Millán junto a su marido Alberto y 'Pitito'.

Alberto siempre ha sido más distante, más frío, pero no en el mal sentido, porque siempre fue educado, pero es que Hilario era el despiporre. Emanaba tan buen rollo que ejercía de imán para todos los que empezábamos en esta bendita profesión como periodistas. Decir que era bueno es quedarse corto. Ni la RAE tiene un vocablo para definir la grandiosidad de este ser que jamás traicionó a un amigo que se ha llevado a la tumba los secretos íntimos de sus amigas Rocío, Lola, Juanita, Marifé, Carmen, Sara… Por eso nunca escribió su biografía, aunque le tentaron con muchos ceros. Una honradez que no abunda en estos lares.

Su retirada

Se retiró de la profesión para cuidar de su esposo. De tanto en tanto hacía alguna colaboración en televisión para ayudar a los compañeros a arrojar algo de luz sobre ciertos temas. Con esa memoria histórica que conservaba como el primer día realizaba retratos de la gente que conoció y los lugares que compartió parar enriquecer los debates sobre algunos famosos. También tenía tiempo para los compañeros. Cualquiera le podía llamar y si no sabía algo -harto difícil- o no tenía los datos exactos recurría a su cuadernillo con notas manuscritas para ofrecerte todo lo que uno necesitaba.

Llevaba varios años haciendo esfuerzos titánicos para que a su Alberto no le faltara de nada. Y, por ello, pagó un precio. Lo hizo con gusto. Por amor. Pero se descuidó de su persona. No solía ir a médicos, olvidaba chequeos y aunque aparentemente todo parecía ir bien, algo se cocía por dentro.

Alberto, marido del fallecido Hilario López Millán, junto a algunos compañeros de profesión.

Cuando le llamabas o le enviabas whatsapps siempre comentaba que andaba muy cansado, se iba a dormir un poquito más tarde de las diez de la noche -algo impensable parra un ave nocturna- no podía darle todo lo mejor a su marido y, aún así, lo conseguía. Tenían una chica llamada Graciela que les ayudaba en el día a día, pero no era interina. Les dejaba la comida preparada, pero por las noches, como me solía decir Hilario: “hijo, que te dejo que tengo ahí las pescadillas por hacer”. A sentido del humor no le ganaba nadie. Te desgarraba con su ingenio para que esbozaras una sonrisa o te rieras a mandíbula batiente.

El pasado lunes empezó el principio del fin. Ninguno era consciente de nada. De repente, el lunes se cayó de culo en su piso alquilado al lado de Plaza de Castilla, pero al incidente le dieron una (in)justa importancia. Llamaron al seguro médico privado y un ATS de urgencia se presentó en el domicilio para suministrar al veterano comunicador suero bebible. Nada parecía presagiar lo que iba a suceder a posteriori ya que las fuerzas de Hilario fueron menguando a pasos agigantados hasta ingresarle en el Hospital Universitario San Francisco de Asís, donde teóricamente le tenían que suministrar suero en vena.

 

Pero el médico dijo que ya no se podía hacer nada por él. Estaba completamente deshidratado. Su corazón estaba prácticamente seco. Y el pasado jueves por la mañana, Albert Castillón paralizó las secciones rosa de todos los medios que se hicieron eco de la inesperada noticia. Habían sido tres años tremendamente intensos para él. Siempre, a cualquier hora del día y de la noche, se desvivía por Alberto. Si iban a hospitales eran para éste último, nunca para Hilario.

Ambos lo pasaban muy mal con el calor infernal de Madrid. Durante la pandemia sufrieron mucho. Les faltaba casi el aire, tenían miedo de usar el aire acondicionado por si les afectaba los pulmones, echaban de menor ir a desayunar cada mañana al bar cercano a su casa o darse unos paseitos cuando a Alberto le funcionaban las piernas. El encierro fue criminal. Como lo fue para todo el mundo. Cuando se fue abriendo la veda Hilario declinaba ir a la mayoría de los estrenos porque estaba pendiente de su marido y, si para acceder al teatro había escaleras, se negaba en rotundo por todo el trajín que conllevaba ir con la silla, el bastón, un taxi especial, etc.

"Él es mi mitad"

“Él es mi mitad, mi compañero. He pasado casi toda mi vida con él”, me aseguraba hace un tiempo cuando empezamos a recordar ciertos momentos de su existencia. “Fíjate tú, que cuando tras casamos en 2007, la luna de miel la pasamos en el tanatorio porque murió nuestro querido Juan de la Rosa -mano derecha de Rocío Jurado- del cáncer de piel que padecía. No pudo asistir a nuestro enlace porque estaba muy malito”. Hilario y Juan se conocían de críos cuando jugaban en Hellín y fueron a hacer el servicio militar voluntario a Madrid.

Antes de entrar al cuartel les dijeron que había una chiquilla de Chiclana que cantaba muy bien, era Rocío Jurado, siempre acompañada de su madre Rosario. Intentaban con muchas estrecheces abrirse camino en aquel Madrid efervescente de los años sesenta. “Cantaba en El Duende -tablao de Pastora Imperio y Gitanillo de Triana- y allí le enviamos Juan y yo la primera carta que recibió de unos fans. Ellas nos contestó muy simpática con dos fotografías.

 

Poco a poco fuimos fraguando cierta amistad, les ayudamos a mudarse a otro sito algo mejor, una pensión con derecho a cocina y cuando Rocío empezó a firmar los contratos buenos se acordó de nosotros. Juan empezó a hacerle recados, respondía a los admiradores y fue tanto el aprecio que le tenía que incluso se sacó el carné de conducir para llevar a Rocío a los sitios. Al final fueron como hermanos”, confesaba Hilario.

Con él desaparece una gran parte de la historia dorada del corazón y la copla. Míticas fueron sus colaboraciones en Protagonistas con Luis del Olmo a lo largo de décadas y décadas; fue pionero en comentar la actualidad del corazón en televisión en La palmera, espacio de la franja catalana de TVE en el que debutó Jordi González en 1987; se fue a trabajar con la Campos en 'Día a Día’, también con la Quintana en 'Sabor a ti' y no hay que olvidar a Canal Sur, donde fue jurado de 'Se llama copla' entre 2007 y 2012. Hasta pronto, amigo.

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