25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

"A la historia de esta novela llego después de escuchar a muchas mujeres y de mezclar sus relatos", asegura la escritora

Almudena G. Páramo, periodista y autora de 'Miedos de Mujer': "Debemos ser siempre los ojos de la sociedad"

Almudena G. Páramo
Almudena G. Páramo / Olga Vallejo
Hablar con y de ella es hablar de una mujer sin miedos, y es hablar de “Miedos de mujer”. Una periodista, profesional de la comunicación, escritora, que deja huella con su profesionalidad y personalidad. Como mujer sueña y vive pesadillas que comparte y relata a través de Marta - que bien podría ser cualquiera que lea esta entrevista - y que consigue que reflexionemos acerca de algunos miedos que, a buen seguro, han aparecido a lo largo de nuestra vida.

Almudena G. Páramo, a través de la voz la protagonista de su sexto libro 'Miedos de mujer', Marta, consigue que nos identifiquemos, nos emocionemos y que nos miremos en el espejo de nuestras decisiones. Y es que, a pesar de los miedos, Marta avanza, con muchos de esos temores que nos convierten en personas más fuertes, empujándonos a seguir abrazando a la vida, porque no sabemos lo fuertes que podemos ser… hasta que la única opción es ser fuerte.

Hay que mencionar que el prólogo es de Coral Bistuer… Si pensamos en una mujer fuerte y sin miedos, una campeona de oro olímpico en Taekwondo, ¡tiene mucho qué decir!

Almudena, también es así.  Fuerte, luchadora… Una mujer hecha a sí misma que persiguió su sueño de trabajar en los medios de comunicación, y sin miedo. “Saqué la carrera siendo madre, porque tuve a mi hija con 20 años, y trabajando: primero de mensajero con la moto, luego vendiendo coches en un concesionario, y luego en Loterías y apuestas del Estado, donde trabajaba por la noche y de madrugada, y al salir directamente me iba a la Facultad... y a pesar de todo, saqué una nota media por encima del 8, lo que hizo que, en el Instituto de Radiotelevisión Española, me dieran la beca para entrar en informativos” –me cuenta-. Y así fueron sus inicios, y así Almudena G. Páramo empezó en la tele.

Almudena G. Páramo. Foto: Olga Vallejo. 

-Una mujer que brilla como persona y como profesional desde los 90, y que ya desde jovencita tenía claro que quería dedicarse a los medios de comunicación, de hecho durante la carrera fuiste becaria de Noticias2, y junto a Francine Gálvez .

- Así es, en el verano del 1989 y desde entonces somos amigas.

- ¿Recuerdas tu primer trabajo de periodista remunerado?

- Fue en la revista Época, donde me presenté al director de la sección de economía con varios temas, ¡y empezaron a comprarme cosillas que después publicaban! ¡Y hasta me pagaban por ello! ¡Jajajajaja! Estaba en tercero de periodismo.

-Prensa escrita, tv y ¿la radio? ¿En qué momento empezó a formar parte de tu vida?

-En cuarto/quinto me dividí en dos el último año porque no podía con todas las asignaturas, queriendo llegar al sobresaliente, me puse a trabajar como becaria -sin sueldo- en la Cadena Ser, con Julio César Iglesias, en el programa de la tarde que se llamaba ‘Vía Libre’. Y ahí conocí a Carlos Herrera, que por entonces hacía la copla por las noches.

-Dos grandes profesionales y maestros. ¿Con qué te quedas de cada uno de ellos?

-Me quedo con la curiosidad, con la capacidad para salirse del renglón… Cuando Herrera hacía copla no era habitual y Julio César Iglesias, por ejemplo, se inventó la ‘quinta del buitre’, pero sabe más que nadie de boxeo, de toros, de bonsáis…

-Pero, ¿por qué periodista y no escritora?

- A Julio César Iglesias le debo ser periodista. Porque sus padres, don Julio y doña Pilar, fueron mis maestros cuando era pequeña. Y mi padre, cuando yo no tenía claro qué carrera elegir, me llevó a RNE, cuando Julio hacía allí el programa matinal, y entonces, al verle en el estudio, desde la pecera, supe que lo mío era contar lo que ocurría, llegando a donde otros no podían llegar.

-¡Afortunada por la oportunidad de trabajar junto a grandes profesionales! Almudena, transmites pasión, curiosidad y vocación en todos los proyectos que has defendido a lo largo de tu trayectoria, ¿un periodista nace o se hace?

- Naces curioso y luego aprendes a domesticar la curiosidad para enfocarla en lo que de verdad puede interesar a la opinión pública. Debemos ser los ojos de la sociedad.

-Sin embargo, más allá de un título, Almudena, mientras trabajabas, estudiabas y atendías a tu hija…

-Durmiendo poco… así he conseguido ser periodista. Sin escatimar esfuerzo, aprendiendo de todos los que me he cruzado por el camino. Me interesa todo… ¡no hay libros en el mundo para satisfacer mis ganas de saber!

-Te miro mientras conversamos y veo en tu rostro una sonrisa, intuyo que estás orgullosa de todo lo que has conseguido, no sólo por triunfar en lo profesional sino también en lo personal.

-Siempre he querido tener una familia, y soy madre de tres hijos… y abuela de una niña muy especial… Ya sé que no cuenta mi criterio, pero te aseguro que lo es. He luchado por tener un trabajo que me emocionara. Y me emociona escribir, porque me emociona aprender. Y para escribir necesito leer mucho, escuchar mucho… Como verás… el éxito está en el camino. Sólo hay que recorrerlo.

Almudena G. Páramo. Foto: Olga Vallejo. 

- Qué buena frase... Y para ti, Almudena, ¿Cuánto pesa la televisión en tu vida?

- La tele es como mi amante… me gusta muchísimo y ‘me pone’ . Pero actualmente he decidido casarme con la agencia de comunicación porque mi amante no se decidía a ponerme el anillo de un contrato estable, a pesar de llevar toda la vida juntos.

Quizá es algo que quienes miran la televisión como entretenimiento no saben, pero los que trabajamos ‘detrás’ vivimos sujetos a los programas, con contratos ‘por obra’. Y nadie nos garantiza que vayamos a tener trabajo en un mes, en un año, en una semana… Vivir eso durante 30 años, y pretender tener hijos, comprarte una casa… es muy difícil. Tengo una amiga, de los tiempos de Jesús Hermida, que decía hace poco que trabajar en la tele va a ser como trabajar poniendo copas, sólo para jóvenes. No ves a ninguna mujer mayor de 50 poniendo copas en un garito.

- Así es nuestra profesión:  una carrera de fondo … e inestable; hoy estás y mañana no estás, y en una búsqueda constante. Te escucho y me identifico. Quiero poner el foco ahora en la escritora, ¿y tus libros? ¿Cómo empiezas a publicar? No digo a escribir, que eso va contigo…

- El primero de los que publiqué fue un encargo de una editorial que arrancaba una colección de biografías de personalidades relevantes de la historia. Y me dijeron el listado de nombres, y elegí Jesucristo. Creo que es el más difícil… por lo que tiene de componente religioso. Pero lo abordé como lo haría un periodista: esto es lo que hay, y yo sólo me encargo de reunir todo lo que se ha escrito sobre Él, y el lector saca sus conclusiones. En la contraportada cuento porqué lo elegí: Si hubiera vivido en aquella época, como periodista, hubiera pensado ‘este tío tiene una entrevista’. Como no puedo hacérsela, pues tengo que recoger todo lo que otros han dicho de Él y procesarlo.

Después llegaron los otros libros… El segundo nació de mi experiencia como profesora de guion de programas de televisión, porque no había nada escrito entonces de cómo es el trabajo de un guionista de concursos, de debates, de humor, de magazines… Es cuestión de años y de ganas… hasta llegar al sexto, que es ‘Miedos de mujer’.

-  ¿Cómo surge este último trabajo literario, “Miedos de mujer”? 

- A la historia llego después de escuchar a muchas mujeres… de mezclar sus historias, sus pasiones, sus miedos, sus triunfos, la capacidad de superación y de recreación de la mayoría de nosotras. Pero lo quería contar –y esto es de lo que me siento más orgullosa- de otra manera. Quería tener un personaje al que le pasara todo, y que fuera verosímil… que se convirtiera en el eje de la historia, pero que saliera airosa de cuanto le ocurriese. Y pensé que podía mostrar al personaje a través de sus pesadillas.  

En los sueños puede pasar cualquier cosa, vivir las angustias más asfixiantes, sentir el dolor más agudo… pero todo se desvanece al despertar. Y nos levantamos liberadas, sintiendo que hemos triunfado y hemos aprendido algo que nos puede ser muy útil en la vida ‘real’, si es que hay una vida real.

Así, el lector va compartiendo con Marta todos esos miedos que se construyen en los sueños, y no hay sueños lógicos, lineales, razonables, con final perfecto… porque en nuestros sueños hay personas que no conocemos, otras que adoptan papeles que no les corresponden, se pueden cruzar tiempos y espacios… en definitiva, somos libres. Y yo como escritora quería ser libre para expresar todo eso sin la atadura de un relato coherente.

Portada de 'Miedos de mujer'.

- Yo he tenido la oportunidad de leerlo. Me ha emocionado, he llorado, he reído, me ha removido emociones, y me he identificado con la mayoría de los miedos y pesadillas de Marta. Imagino que tú también …. sin ahondar en cicatrices…

- Marta es la suma de muchas historias de mujeres ¡y algún hombre! Entre ellas, la mía. Empiezo con el miedo a que a tu bebé le pase algo, las madres primerizas disfrutamos menos de la experiencia por esa angustia permanente y termina con el sueño que tengo después de la muerte de mi madre por COVID. No digo pesadilla, porque el sueño me lo manda mi madre –estoy convencida- para reconfortarme. No pude despedirme de ella, no pude verla, estar a su lado… ella me manda ese sueño en el que la abrazo y la huelo, y me dice adiós.

- Imagino que estás recibiendo muchas opiniones de los lectores …

- Lo más bonito que me ha ocurrido es algo que se repite: todo el mundo dice que se lee muy fácilmente ¡Y eso es muy difícil! Los que leemos a menudo, sabemos que hay textos a los que nos enfrentamos con machete, para ir desbrozando la maleza que hay sobre esa historia que el autor nos quiere contar. Yo no quiero que el lector trabaje para entenderme. Quiero que se emocione, que comparta, y que eso le lleve a la reflexión, y a querer a Marta.

Y otra sorpresa… ¡lo que le ha gustado a la gente que tiene menos de 25 años! Conectar con ese público no es fácil. Están viviendo en una era digital y audiovisual. Que se enganchen a un libro y no lo suelten hasta que lo terminan... ¡y luego lo regalen a las amigas! Es un éxito que no esperaba.

- Hablando de esperar… ¿Qué esperas de Marta?

- Espero que Marta evolucione. La he dejado en los 40, más o menos… ¡Pero ahora llega lo bueno! Marta va a perder el trabajo a esa edad tan complicada, va a tener que educar a sus hijos adolescentes, va a vivir con unos padres que tienen problemas de salud… y va a tener que conjugar todo esto con su menopausia… Los 50 ¡Esa edad!

He compartido con muchas amigas estos episodios de idas y vueltas al hospital, si no es una cosa es por otra, si no es por una intoxicación etílica de un hijo, es por la rotura de la cadera de su madre, o el cáncer de una amiga. Y las noches en vela buscando por la calle a su padre con Alzheimer. Pero siempre ganan… nosotras siempre ganamos. Y si no, mira a Rocío Carrasco. La que parecía hundida, es hoy una triunfadora. Los malos nunca ganan. 

Me quedo con muchos titulares de esta entrevista. Espero que siga gestionando su tiempo con la familia, con la profesión que ama y siga dando voz a Marta… Aún tiene mucho que contar.  Agradecida, maestra, porque cuando yo empezaba en la profesión, tuve la oportunidad de trabajar junto a ti y aprender de una gran profesional -secreto confesable- y hoy día, años después, sigo aprendiendo, porque hablar de Almudena es hablar de una triunfadora, que no escatima tiempo para compartir a través de sus historias, como su último trabajo literario “Miedos de mujer”.

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