28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Conoció al Príncipe Carlos de Inglaterra en un concurso hípico y su amor ha durado casi medio siglo a pesar de los matrimonios fallidos de ambos

Camilla Parker-Bowles: de la polémica historia del tampax a probable consorte del trono del Reino Unido

Camilla Parker-Bowles.
Camilla Parker-Bowles.
Los grandes protagonistas de la Historia han llenado páginas de libros, ocupan estatuas en lugares públicos o se utilizan sus nombres para bautizar calles, edificios y hasta hoteles. Paralelas a sus vidas están las de sus amantes. Hombres y mujeres que asistieron desde la retaguardia doméstica a los grandes acontecimientos. Los hubo desinteresados, arribistas, enloquecidos, conspiradores y hasta espías. Observaron el devenir de la política desde la atalaya de lo íntimo.

La historia de Camilla Parker-Bowles es una de las más llamativas de las historias de las monarquías modernas. Al finalizar el siglo XX era la mujer más odiada de Inglaterra y hoy espera convertirse en la consorte del futuro monarca. Una historia de amor increíble que escandalizó al mundo entero y puso en jaque la estabilidad de la corona inglesa. A penas ha concedido entrevistas en toda su vida y el silencio ha sido su mejor arma. Mientras el mundo entero la consideraba una arpía, ella aguantó estoicamente el chaparrón mediático. El mundo ya había repartido los papeles en la ópera bufa en que se convirtió su peculiar historia a tres. Diana de Gales era la pobre engañada que despertaba de un sueño convertido en pesadilla, Carlos el indeseable marido infiel y Camilla la mala que había roto el matrimonio principesco.

Sin embargo, pocos recabaron en que cuando Diana llegó Camilla ya estaba allí. Camilla y Carlos se conocieron en un concurso de hípica en 1970.  Él tenía 22 años y ella 24. Lucía Santa Cruz, una amiga chilena que tenían en común, sabía que su amiga estaba ennoviada y maravillada con Andrew Parker-Bowles, un oficial de la caballería buen mozo, con conexiones reales y sangre noble (que aún no se atrevía a pedirle la mano). Pero también sabía, como todas las mujeres de su círculo social, que este era tan descaradamente infiel que no podría provocarle más que tristezas. Por eso, la chilena hizo las veces de celestina. Le presentó a Carlos, un hombre distinto, tímido, recatado y menos pomposo, aunque fuera, curiosamente, mucho más famoso: el futuro rey.

Carlos y Camilla en su juventud. 

Camilla Shands conoció a Andrew Parker-Bowles en 1965, cuando tenía 17 años y él 25. A pesar de no ser una joven atractiva, nunca le faltaron pretendientes. Su seguridad arrolladora y su humor franco llamaban la atención, y Parker-Bowles no escapó a sus encantos. Él, por su parte, era dicharachero, muy coqueto y con su perfecto estado físico derretía a las mujeres. Se hicieron novios en 1966 y, si bien él apreciaba la forma de ser de Camilla, siempre existió un desequilibrio. Ella estaba más fascinada con Andrew que él con ella.

Camilla deslumbró al Príncipe de Gales. Lo primero que le dijo fue: “¿Sabes que mi abuela se follaba a tu bisabuelo?”. Un comentario que dejó desconcertado al heredero al trono británico. El dato era cierto. Alice Keppel había sido amante de Eduardo VII. Carlos y Camilla pronto se convirtieron en pareja, pero de forma discreta. De hecho, la prensa del momento especulaba con relaciones del príncipe con una princesa luxemburguesa y hasta con una adolescente Carolina de Mónaco.

Y llegó Diana

Isabel II nunca aprobó esta relación y Camilla harta de esperar un gesto contundente de su novio decidió hacer caso a las propuestas matrimoniales de Andrew Parker-Bowles. En marzo de 1973 envió una carta a Carlos anunciándole su matrimonio. Él le escribió una misiva de vuelta pidiéndole que no se casara. No le hizo caso y se convirtió en la señora Parker-Bowles.

Diana y Camilla al principio llegaron a ser amigas.

El matrimonio hacia aguas a pesar de los dos hijos que tuvieron. El militar Parker-Bowles era constantemente infiel. Camilla harta volvió a los brazos de Carlos en 1978. Sin embargo, Isabel II forzaba a su hijo a estabilizar su vida. La elegida fue una joven aristócrata de 19 de años, Diana. En un principio ambas mujeres fueron amigas ya que Diana no sabía de la naturaleza de su relación. La propia Princesa confesaría en su día que descubrió que Camilla había aconsejado a Carlos sobre el brazalete regalo de pedida.

A finales de los ochenta las desavenencias matrimoniales de Carlos y Diana. Los rumores sobre las mutuas infidelidades aparecían en la prensa. Fue en 1992 cuando Diana confesó en una entrevista en la BBC sus problemas familiares asegurando que en su matrimonio eran tres. Se desató una guerra mediática que tuvo su punto culmen cuando un diario australiano hizo pública una conversación entre Carlos y Camilla que pasaría a la historia como el ‘Camillagate’ recordada por el tampax en que quería convertirse el heredero al trono británico:

Camilla. Mmm...eres increíblemente bueno cuando te acercas tanto a mí.

Carlos. ¡Ay, para! Quiero sentirme muy cerca de ti, encima de ti, rodeándote, arriba y abajo, dentro y fuera...

Camilla. ¡Ay! Carlos. Sobre todo, dentro y fuera

Camilla. Sí... es justo lo que necesito ahora.

Carlos. ¿Sí?

Camilla. Sé que me revivirá. No puedo soportar una noche de domingo sin ti.

Carlos. Dios mío.

Camilla. Es como el programa Comienza la semana. No puedo empezar la semana sin ti.

Carlos. ¿Te lleno el depósito?

Camilla. Sí, por favor.

Carlos. Para que luego puedas aguantar.

Camilla. Entonces me quedaré bien.

Carlos. ¿Y qué pasa conmigo? El problema es que te necesito toda la semana, todo el tiempo. ¡Dios mío! ¡Si pudiera vivir metido en tus pantalones sería mucho más fácil!

Camilla. [Riéndose] ¿En qué te vas a convertir? ¿En unas bragas? Vaya, ¿Así que te vas a convertir en unas bragas?

Carlos. Dios no lo quiera; en un Tampax. ¡Estaría bueno!

Camilla. ¡Qué tonto eres! ¡Ay! Qué idea más buena.

Carlos. ¡Menuda suerte! ¡Ser arrojado a la taza del water y no parar nunca, dando vueltas en el agua sin hundirme nunca...!

 Camilla. ¡Cariño!

Carlos. ...hasta que venga el próximo.

Camilla. ¡A lo mejor podrías convertirte en una caja!

Carlos. ¿Qué tipo de caja?

Camilla. En una caja de Tampax; así podrías durar siempre. ¡Cariño! Te quiero ahora.

Carlos. ¿En serio? Camilla. Mmmm.... Carlos. De verdad.

Camilla. Con locura, con locura, con locura...

Pronto aparecerían también conversaciones de Diana con dos amantes, pero el pueblo ya había elegido. La pareja Carlos y Camilla era odiada en el mundo entero. Camilla se divorció en 1995 y Carlos en 1996. Carlos exigió que Camilla fuera paulatinamente incluida en el protocolo de la corte, pero un hecho volvió todo del revés. El 31 de agosto de 1997, la princesa Diana fallecía en un accidente de coche en París. Se desató el delirio colectivo. Camilla llegó a ser insultada y agredida en la calle. Se recomendaba prudencia.

Carlos y Camilla el día de su boda. 

Hasta el año 2000 Camilla no apareció junto a Carlos, aunque de manera discreta. Cinco años más tarde consiguieron casarse. La boda real fue deslucida porque acudieron pocos royals. La excusa era que la ceremonia se realizó entre dos desgracias, la muerte de Rainiero de Mónaco y la del Papa Juan Pablo II. La mayoría de invitados fueron representantes de ONG’s. Camilla recibió tratamiento de Alteza Real y el título de Duques de Cornualles. Cuando Carlos llegue al trono no será Reina Consorte sino Princesa Consorte. Se tomó esta decisión para no herir susceptibilidades del pueblo. El fantasma de Diana sigue pesando mucho.

Carlos y Camilla son los herederos oficiales del trono británico y el mundo se ha acostumbrado a esta pareja de sexagenarios en eterna expectativa de destino. Camilla sigue siendo una mujer discreta. Pocos británicos saben cómo piensa o ni si quiera cómo habla la que será algún día su consorte real. Una mujer que ha hecho del silencio su muro de contención para sobrevivir a la historia que pudo haberla arrasado pero que va a llevarla al trono.

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