29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Este verano se recuperó la corrida "Goyesca", cita anual de la jet set que puso de moda "El Niño de Palma" abuelo de la socialité Carmina Ordóñez

La saga de los Rivera- Ordóñez: Tradición taurina, reinado del papel cuché y trágicos finales

Paquirri y Carmen Ordóñez.
Paquirri y Carmen Ordóñez.
En la década de los cincuenta, la saga de los Dominguín y los Ordóñez se unían a través del matrimonio de dos jóvenes exitosos y atractivos. Antonio Ordóñez y Carmina Dominguín se daban el sí quiero en Villa-Paz. Una relación que ha hecho frente a la enfermedad, las desavenencias entre sus miembros y el nacimiento de dos niñas, famosas desde la cuna. Y su legado taurino no finalizó ahí, el enlace entre Carmina Ordóñez y Paquirri continuó el linaje más famoso de la tauromaquia. Y continúa.

El pasado sábado 3 de septiembre, la localidad malagueña de Ronda recuperó "La Goyesca". La 65ª edición de la tradicional corrida que inauguró en 1954 el matador Cayetano Ordóñez ha vuelto a lo grande tras dos años sin poder celebrarse a causa de la pandemia. 

"La Goyesca" es una de las citas anuales más importantes del ámbito taurino y en la que tradicionalmente los matadores de toros, banderilleros y picadores lucen trajes de inspiración goyesca, vestimenta característica del Madrid del siglo XVIII. La descendencia de “El Niño de Palma” continuó el legado y así, su hijo, el torero Antonio Ordóñez, participó en la segunda edición celebrada en 1957, convirtiéndose en embajador de uno de los eventos más relevantes de la tauromaquia. 

Desde el año 2019 es Francisco Rivera Ordóñez el que ostenta el cargo de empresario y organizador de la clásica fiesta taurina y en la que el pasado sábado se congregó lo más granado del mundo del toreo. Entre los asistentes no podía faltar Cayetana Rivera, primogénita del torero madrileño. Cayetana se ha convertido en el vivo reflejo de su abuela paterna, Carmina Ordóñez, reina de las damas goyescas en el año 1980 y personaje habitual en los tendidos.

Antonio Ordóñez y Carmina Dominguín, la unión de dos sagas taurinas

El 19 de octubre de 1953, la crónica rosa (y taurina) se frotaba las manos. El torero rondeño Antonio Ordóñez y Carmina Dominguín, una de las hijas del matador toledano Domingo Dominguín, contraían matrimonio en la localidad conquense de Saelices, donde los Dominguín tenían la finca Villa- Paz. 

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Boda entre Carmina Dominguín y Antonio Ordóñez.

El enlace fue uno de los grandes acontecimientos de la época ya que se unían dos de las estirpes toreras más prestigiosas a nivel nacional, aunque los roces entre sus miembros no tardaron en salir a la luz. De sobra era conocida la rivalidad que mantenía el artífice de la Verónica con su cuñado Luis Miguel Dominguín, una pugna digna de relato lorquiano, que inspiró una de las novelas del escritor estadounidense Ernest Hemingway, quien mantenía una grata amistad con el diestro de Ronda. Fue el patriarca de los Dominguín quien en su lecho de muerte quien les obligó a limar asperezas e incluso a torear mano a mano. 

Los cuñados Ordóñez y Dominguín cambian impresiones antes de hacer el paseíllo junto a Hemingway y un banderillero. / Fotos: Archivo A.R.M.

Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez y Ernest Hemingway.

Años más tarde, la dinastía crecía. El matrimonio dio la bienvenida a sus hijas, Carmen y Belén. Dos niñas que crecieron con todas las comodidades habidas y por haber, aunque con las continuas ausencias de su progenitor a causa de las temporadas que pasaba fuera de casa por las corridas en América. Carmina y Belén, criadas en la calle Serrano, recibieron una educación clásica en el Liceo Francés, donde compartieron pupitre con su primo Miguel Bosé, e internas en un colegio suizo. Las niñas sentían una gran admiración por sus progenitores y en especial, por su madre, cuyo fallecimiento en agosto de 1982 víctima de un cáncer descompuso la férrea unión de la saga. 

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El matrimonio Ordóñez- Dominguín junto a sus hijas, Carmen y Belén.

Para sus hijas fue un duro golpe y, de hecho, las llevó a someterse a tratamiento médico. Aunque Carmen y Belén pronto tendrían que hacer frente a un nuevo varapalo: Antonio Ordóñez pasaría de nuevo por el altar con Pilar Lezcano en 1983. Un hecho que provocó las desavenencias de las hijas del torero con su nueva esposa, aunque con el paso del tiempo, llegaría la conciliación. 

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Pilar Lezcano, viuda de Antonio Ordóñez. 

El torero pasaría los últimos años de su vida junto a su nueva mujer. Los integrantes del linaje taurino perderían al maestro de Ronda, afectado desde hacía años por un cáncer hepático. El diestro fue incinerado y sus cenizas esparcidas en la Plaza de la Real Maestranza de Ronda, en presencia de sus familiares.

Carmina Ordóñez y Paquirri, el amor entre la socialité y el diestro

“Soy Dominguin y a mi plin”. Con carisma y seguridad, así se definía una de las protagonistas de la dinastía. Carmen Cayetana Ordoñez Dominguín llegaba al mundo el 2 de mayo de 1955 y pronto se convirtió en una de las mujeres más bellas de España. Carmuca era el ojo derecho de su padre y digna heredera del atractivo de su madre, a la que idolatraba. 

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Carmina Dominguín junto a sus hijas.

La joven provenía de una familia de pensamiento tradicional e ideología vinculada al franquismo. Aunque pronto dejaría ver su rebelde personalidad, alejada de las normas impuestas por sus progenitores. Creció en ambiente taurino y de hecho, fue en una corrida en Tarifa donde conocería a su primer marido ( y amor de su vida ): Francisco Rivera, "Paquirri". Un joven torero de 25 años criado en una familia humilde originaria de Barbate. Aunque la diferencia de edad era notoria, ella solo tenía 17 años, el romance siguió adelante. 

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Carmen Ordóñez y Francisco Rivera.

El enlace celebrado el 16 de febrero de 1973 en la iglesia de San Francisco el Grande se entendió como una vía rápida para escapar de casa. La socialité estaba bellísima con un vestido firmado por Herrera y Ollera. Llegó acompañada del diestro, quien ejerció como padrino y quien mostró gran complicidad con Paquirri, ya que fue su yerno más querido y considerado como el hijo que no llegó a tener. La boda fue uno de los eventos más relevantes de la década y al que asistieron personalidades como Carmen Martínez Bordiú junto a Alfonso de Borbón, Lola Flores, Lolita, el Marqués de Cubas o Máximo Valverde. 

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Boda entre Paquirri y Carmen Ordóñez.

La pareja tuvo dos hijos, Francisco y Cayetano, ambos populares desde la cuna, que pasaron una infancia bajo el influjo taurino de su padre. El matrimonio pronto haría frente a una grave crisis debido a la confrontación entre la “dolce vita” de Carmen y la disciplina torera de Paco. Se divorciaron en el año 1979 y en septiembre de1984, “La Divina” se enfrentó a la muerte del torero y padre de sus hijos en Pozoblanco debido a una grave cogida. 

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Carmina Ordóñez junto a sus hijos.

La modelo volvería a pasar por el altar hasta dos veces más. En 1984 contrajo matrimonio con el cantautor Julián Contreras en Miami y ambos fueron padres de Julián Contreras Jr. En 1997 y tras vivir una época en Marrakech, la socialité regresaba y le dio el sí quiero al bailarín Ernesto Neyra. Un matrimonio tormentoso en el que tras la ruptura, Carmen declaró en televisión que había sufrido malos tratos por parte de Neyra. 

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Julián Contreras y Carmina Ordóñez.

Carmuca siempre sentenció que no llegaría a los 50. “La Divina” sufría severas adicciones a sustancias, como los somníferos, un hecho que le obligó a ingresar en varias clínicas psiquiátricas. Carmen se encontraba inmersa en una difícil espiral de malos hábitos y compañías poco recomendables, que la llevó a una prematura muerte el 23 de julio de 2004 a causa de un infarto por el consumo de estupefacientes. Sus cenizas reposan en El Rocío, lugar por el que sentía admiración.

Belén Ordóñez, la fiel escudera de Carmuca

La segunda hija de Antonio Ordóñez llegaría al mundo el 29 de junio de 1956 en Sevilla. Al igual que su hermana, recibió una educación exquisita y sobre ella su padre declaraba de manera cómica: “Tú eres la fea porque has salido a mí, y tu hermana Carmen la guapa, porque se parece a vuestra madre”.

Belén Ordóñez, una vida marcada por la tragedia

Las hermanas Ordóñez.

La vida de la benjamina del diestro no estuvo exenta de dificultades. Las depresiones que acarreó desde el fallecimiento de su madre, los excesos en lugares como Marbella, donde junto a su hermana o Lolita pasaba noches hasta altas horas de la madrugada o los malos tratos que sufrió por parte de una de sus parejas, la llevaron  a ingresar en varias ocasiones en clínicas psiquiátricas.

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Belén Ordóñez y su primer marido, Juan Carlos Beca Belmonte.

Además, Belén Ordóñez tuvo que hacer frente a varias enfermedades. La joven pasó por el altar en febrero de 1975 con Juan Carlos Beca Belmonte, uno de los mejores amigos de su cuñado Paquirri y matador de toros gaditano.

Belén Ordóñez, una vida marcada por la tragedia

Belencita, hija de Belén Ordóñez.

La leyenda del toreo no fue su gran amor, sino Francisco Ruiz Wagner, padre de su única hija, Belencita. La joven apenas se muestra ante los medios y prefiere mantenerse en un segundo plano, de hecho no fue capaz de acercarse al sepelio de su madre en agosto de 2012. Belén falleció víctima de una enfermedad pulmonar que la mantuvo limitada y en silla de ruedas durante sus últimos años de vida.

Francisco y Cayetano, el legado de una gran estirpe torera

Sin duda, la infancia de Francisco y Cayetano Rivera estuvo marcada por el inesperado fallecimiento de su padre. Ambos crecieron sin su referente paterno, aunque su madre intentó ejercer de ambos progenitores, a veces sin suerte.

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Paquirri junto a sus hijos.

Bajo ningún concepto Carmina deseaba que sus hijos corrieran la misma suerte que Paco y por tanto, les alejó lo más que pudo del mundo taurino e incluso envío a su primogénito a una academia militar estadounidense para evitar el influjo del mundo del toro. De nuevo, sin éxito. 

En 1995 y con el beneplácito de su abuelo, tomó la alternativa en Las Ventas. Desde las crónicas taurinas le auguraron una carrera llena de éxitos, en el ruedo y entre el público femenino. Francisco Rivera se postuló como uno de los solteros de oro de la prensa rosa, hasta el 23 octubre de 1998, día en el que pasa por el altar junto a Eugenia Martínez de Irujo, para gran alegría de la Duquesa de Alba.

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Boda entre Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo.

Aristocracia y dinastía taurina se unen en Sevilla. Fruto del matrimonio nace Cayetana Rivera, “la niña de los ojos de su padre” y años más tarde, la pareja pondrá final a su relación en 2002. De nuevo, el diestro pasará por el altar en 2014 junto a la diseñadora sevillana Lourdes Montes con la que tiene dos hijos, Carmen y Curro.

Fran Rivera y Lourdes Montes bautizan en secreto a su hijo

Lourdes Montes y Francisco Rivera.

A diferencia de su hermano, Cayetano Rivera siempre ha alardeado de su discreción en el foco mediático. En 2006 toma la alternativa en Ronda, apadrinado por su hermano, aunque compaginará su carrera como matador con las pasarelas, ya que ha realizado varios trabajos para firmas como Loewe o Armani.

Recordamos la boda de Blanca Romero y Cayetano Rivera en Gijón

Boda entre Blanca Romero y Cayetano Rivera.

La belleza que heredó de sus padres es evidente y no ha pasado inadvertida entre las mujeres. El torero tiene un currículum amoroso bastante amplio. Entre sus conquistas figuran la modelo Blanca Romero, con la que se casó en Gijón en el año 2001 y a cuya hija Lucía le dio sus apellidos, aunque el amor se terminaría acabando en 2004. 

Los hermanos Rivera unidos por la boda de Cayetano - Carlos Pérez Gimeno -  Chic

Eva González y Cayetano Rivera.

La sorpresa llegaría años más tarde, pues Cayetano iniciaba una nueva relación sentimental junto a la Miss Eva González. La pareja tuvo sus idas y venidas aunque se casarían en 2015 en la localidad sevillana de Mairena de Alcor, tierra natal de la modelo. El matrimonio, de sobra consolidado, dio la bienvenida a su hijo Cayetano y según palabras de Eva “había que seguir con la tradición familia”. 

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