29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

LA TONADILLERA ENTRÓ EN LA CÁRCEL DE ALCALÁ DE GUADAIRA el 21 de noviembre de 2014 PARA CUMPLIR CONDENA por LA MALAYA Y SALIó en MARZO 2016

La vida de Isabel Pantoja después de ocho años de entrar en prisión: Enfrentada a sus hijos, 'traicionada' y sola en Cantora

La cantante Isabel Pantoja
La cantante Isabel Pantoja
La tonadillera entró en la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira hace ocho años, en 2014, para cumplir una condena de dos años por blanqueo de capitales. Su vida ha sido una constante de subidas y bajadas, con la sombra del drama familiar y los tribunales. Hace apenas unos meses, saltó la noticia de que Pantoja podría haber querido desheredar a sus dos hijos tras los constantes enfrentamientos y que contaba únicamente con el apoyo de su hermano Agustín.

El 21 de noviembre de 2014, antes de que amaneciera a las siete de la mañana, Isabel Pantoja abandonaba Cantora y comenzaba uno de sus momentos más duros ingresando en la cárcel. Acompañada por su inseparable hermano Agustín y a 130 kilómetros de su casa, afrontaría un año y medio de encierro.

Ese día, comenzó a cumplir su condena por blanqueo de capitales en el caso Malaya. Con sus gafas oscuras para tratar de ocultar su angustia y tristeza que se reflejaba en su mirada, entró escoltada por agentes de la Guardia Civil. La cantante se bajó del coche e inició el paseíllo que la llevaría a la privación de su libertad. Durante los meses que permaneció aislada en prisión, tenía permitido, como el resto de sus compañeras, un total de diez llamadas a la semana como una duración máxima de cinco minutos. También contaba con una televisión dentro de su celda.

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Isabel Pantoja entrando en prisión 

El 9 de febrero de 2016 vivió uno de sus momentos más liberadores tras habérsele concedido la libertad condicional. Desde ese día, tenía la libertad para poder dormir en su finca, aunque tenía que presentarse en la cárcel cada quince días.

Su calvario desde la salida de prisión

Parecía que desde su salida de prisión, la vida de Isabel Pantoja iba a ser mucho más tranquila, pero no nada más lejos de la realidad. Actualmente la cantante se encuentra en uno de sus peores momentos personales.

La idílica relación que tenía con su hijo Kiko Rivera, ha quedado enterrada. El Dj defendió a su madre durante su estancia en prisión de los ataques que recibía por parte de los medios, pero a finales de 2020 Kiko comenzó una batalla familiar y mediática que a día de hoy sigue sin resolverse. Hace apenas un mes que el Dj sufrió un ictus pero ni siquiera este problema de salud parece haber sido motivo de un encuentro entre madre e hijo.

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Kiko Rivera e Isabel Pantoja 

En cuanto al terreno profesional, la cantante también ha tenido que hacer frente a los obstáculos. Pantoja se encontraba esperando a reunir toda la documentación para poder poner rumbo a Estados Unidos y finalmente, ha tenido que aplazar la gira hasta febrero de 2023. Un cambio de planes que viene dado por no conseguir a tiempo un último trámite por parte del Consulado de Estados Unidos.

Con todos los problemas profesionales y familiares en el frente, su refugio no es otro que su finca de Cantora, donde intenta evadirse de todas las polémicas que le persiguen.

División entre madre e hijo 

A principios de año madre e hijo, que viven un enfrentamiento mediático desde finales de 2020 cuando el DJ arremetió públicamente contra su madre acusándole de haberle engañado con la herencia de su padre, hicieron una partición de Cantora para dejar claro qué corresponde a cada uno, incluyendo las deudas. 

Isabel Pantoja parece decidida a que las muchas deudas acumuladas durante años no le amarguen la existencia y el punto de inflexión se produjo en enero con la subasta pública de uno de sus dos áticos en Fuengirola (en realidad era uno que se dividió en dos). Una subasta que se hizo para saldar una deuda de 60.000 euros. Fue así como Antonio Trujillo entró en su vida y la tonadillera vio en su oferta una posibilidad de liberar lastre. Una forma que también siguió en su día uno de los hijos del fallecido empresario jerezano José María Ruiz Mateos

La situación no fue tan positiva para su hijo, que seguiría adeudando ya no a Cajasur sino directamente a Antonio Trujillo, que ha mantenido esta negociación bajo un gran secretismo a pesar de los rumores que durante los últimos meses han rodeado las acciones tanto de la madre como del hijo para deshacerse total o parcialmente de la finca que ha sido durante años el gran buque insignia de Isabel Pantoja.

La heredad está valorada en 4,5 millones de euros y fue comprada por Francisco Rivera 'Paquirri'. A su muerte, en 1984, su heredero fue su hijo Kiko Rivera Pantoja. En 2002, después de cumplir los 18 años, éste cedió más de la mitad de la finca a su madre. 

Su futuro legado: Podría desheredar a sus hijos, pero no a sus nietos

Hace unos meses trascendió la noticia de que la tonadillera habría podido acudir a una notaria de Medina Sidonia para desheredar a sus dos hijos, Kiko Rivera y Chabelita Pantoja.

Los motivos de desheredación son limitados y están establecidos en el artículo 853 del Código Civil. En este caso, según ha podido saber elcierredigital.com de fuentes cercanas a la familia, los motivos alegados para privar de la herencia a sus hijos serían "maltrato" y, específicamente respecto Kiko Rivera, "injurias graves continuadas y con publicidad". En dicho testamento habría podido nombrar heredero a su hermano Agustín Pantoja.

En caso de querer hacerlo, Isabel Pantoja podría desheredar a sus hijos pero no a sus nietos. En España la herencia se divide en tres tercios: Uno de legítima estricta, otro de legítima de mejora y otra de libre disposición.

Pues bien, respecto del tercio de libre disposición, efectivamente podría dejarlo a quien considere oportuno, incluyendo a su hermano Agustín Pantoja. En cambio, respecto de los dos tercios de legítima, incluso en el caso de que sus hijos fueran desheredados, al existir nietos, dicha parte de la herencia les correspondería a ellos.

Esto se debe a lo establecido en el artículo 857 del Código Civil: “Los hijos o descendientes del desheredado ocuparán su lugar y conservarán los derechos de herederos forzosos respecto a la legítima”. Además, cualquier posible intento de desheredar a sus nietos no sería posible actualmente habida cuenta de que no tienen edad mental suficiente como para que pueda concurrir una causa de desheredación pues, de hecho, no son civilmente responsables de sus actos.

Por otro lado, el hecho de que exista un testamento en el que se desherede a los hijos, no quiere decir que efectivamente acaben siendo desheredados, pues estos pueden impugnar judicialmente dicha desheredación.

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