La adaptación estrenada en el Teatro La Latina está dirigida por Juan Luis Iborra, con la participación del dramaturgo albacetense Pedro Villora
“Los chicos del coro”, el triunfo de un musical honesto y de verdad: Logran cautivar al público en Madrid

Hasta el mítico Teatro de La Latina, levantado en 1919, patria del género de la revista y casa que fue muchos años del gran empresario del teatro musical, Matías Colsada, y luego de la irrepetible Lina Morgan, nos desplazamos para asistir a una de ésas noches que de vez en cuando te regala el teatro, en este caso el género musical. Nada más llegar comprobamos las largas colas de entrada y la respuesta masiva del público de Madrid con este musical que sorprende, ya adelanto, gratamente.
Por cierto, nos emocionó, como amante de los teatros y de su historia, y nada más entrar a su hall, ver el piano del Maestro Guerrero donde compuso esa leyenda de la revista española que es “La blanca doble”. Revista estrenada en este teatro en 1947 y que protagonizaron las estrellas del género como Zori, Santos, Codeso y Florinda Chico, y que duró muchos años en la cartelera de este mítico teatro.
También, y en lo que pudimos ver, el teatro está bien cuidado y es uno de los tres templos teatrales, junto al Reina Victoria y el Bellas Artes, que dirige ese tótem del teatro español que es Jesús Cimarro, copropietario de este teatro junto a Focus desde su productora Pentación, a la que felicitamos, por cierto, y desde aquí, al cumplir 35 años.
Esa noche, nada más sentarnos en su histórica platea, pudimos comprobar cómo tanto el escenario como el resto de la sala, estaba decorado con la ambientación propia del colegio “En el fondo del estanque”, donde se desarrolla esta sentida historia. Pondría la mano en el fuego, que todo asistente con más de 25 años en esa noche había visto la película del mismo nombre que nos emocionó en su estreno allá por 2004.
Gran remake teatral
Hablamos de la mítica película “Los chicos del coro”, dirigida por el francés Christopher Barratier, cuya música (de Bruno Coulais) nos emocionó a todos los españoles. Incluso fue capaz de sacar de su encierro del Palacio de la Moncloa al mismísimo presidente Rodríguez Zapatero, quien confesó que solamente una vez lo había abandonado para mezclarse con el pueblo de Madrid y fue para asistir a esta película que si no me falla la memoria, tanto él como yo, vimos en el cine Roxy de la calle Fuencarral, hoy convertido tristemente en un doble supermercado.
Por cierto, no quiero dejar pasar la ocasión para recordar tristemente como a la canción principal de aquella película (la maravillosa “Vois sur tan chemin”), que también se repite brillantemente en este musical, le fue birlado el Oscar de Hollywood a la mejor canción por la interpretada por un cantante conocido uruguayo, cuyo nombre voy a omitir para no enfadar a mi mujer que es una gran seguidora de él. Esas cosas que solo pasan en las noches de los Oscar.
Este musical, “Los chicos del coro”, que vimos en el teatro de La Latina, es un remake teatral muy conseguido de esa película, gracias al gran hacer previo de uno de nuestros mejores dramaturgos como es Pedro Víllora, orgullo para su tierra de Albacete, quien ha trabajado brillantemente la adaptación teatral y la traducción para hacer un musical que convence por su honestidad y por su verdad.
Bien dirigido por Juan Luis Iborra, destaca el cuadro de actores, entre los que sobresalen los hermanos Rafa y Jesús Castejón, magníficos ambos y pertenecientes los dos a una de las grandes sagas musicales, zarzueleras y teatrales de España (los Castejón y Rosado). A su lado también brilla una eficaz Natalia Millán, quien por su elegancia y saber estar en escena, se ha consolidado en el mundo de los musicales, como pudimos comprobar no hace mucho en el musical de Billy Elliot.
Pedro Villora.
No podemos dejar de referirnos al descubrimiento que para nosotros ha sido el buen hacer en escena y también como cantantes y cómicos tanto de Eva Diago como Antonio M-M, quienes se ganaron los aplausos del masivo público que llenaba esa noche el templo de La Latina. Y me acordé de lo que aconsejaba el crítico Lorenzo Lopez Sancho en ABC. “Cuando veas a un cómico, fíjate en cómo le responde el público”,
También apunten un nombre que puede dar que hablar en los próximos años en el mundo del musical español, porque tiene pasión y posee una excelente voz para esta clase de género como es Ivan Clemente, quien borda, hasta hacernos pasar miedo, el papel del chico malo del colegio.
Canto y musicalidad
Y qué decir de lo que me parece de lo más difícil de la obra, como es conjuntar y mantener en escena tan eficazmente a un coro de niños (y niñas) de 14 cantores, que en la noche que asistimos, alcanzaron un notable grado de canto, musicalidad y saber estar en escena, bien dirigidos por el maestro Rodrigo Álvarez.
Un apartado especial para el cuarteto de músicos en directo y para una solvente escenografía dinámica de David Pizarro. Ese es el acierto de ser estrenado en un teatro como La Latina con tanto peine, con tanta altura, para subir y bajar decorados. Uno esa noche se acordaba de la gran escalera escénica por donde bajaba la gran Lina para cantarnos allí mismo su número final, “Gracias por venir”.
Acabado el musical, con un final dramático, como conocíamos por otra parte ya de la película, el público respondió puesto en pie con una sonora y sentida ovación para actores y músicos, que alcanzó gran emoción cuando salió a saludar el pequeñísimo Pepinot, junto a sus compañeros de coro de huérfanos.

Imagen de la representación 'Los Chicos del Coro'.
Y confieso que en ese momento a este cronista también se le saltó alguna lágrima pensando en esa masa de niños que sufren hoy en día el desamparo, el hambre, el maltrato, el abuso, sin tener a su lado profesores que redimen la pena como Clement Mathieu de “Los chicos del coro”. A la salida del teatro La Latina, el numeroso público congregado abandonaba el teatro por las calles castizas de Toledo y la de Carrera de San Francisco cantando o silbando la canción “Vois sur tan chemin”.
En definitiva, y como concluían los clásicos críticos teatrales, me atrevo a hacerles una recomendación: saquen sus entradas y no se pierdan un musical muy honesto en su planteamiento desarrollo y ejecución. Son “Los chicos del coro”. ¡Ah!, y les aseguro que como seres humanos saldrán mejor de cómo entran. En esta etapa negra y distópica, este musical es agua que calma esa sed infinita de bondad y luz que sufrimos muchos seres humanos.