28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

El sobre, imprescindible en pleno siglo XXI

En los tiempos de los correos electrónicos y las aplicaciones de mensajería, el sobre sigue siendo protagonista de nuestras vidas, tanto en el ámbito privado, al recibir una carta en nuestro buzón, como en nuestros trabajos. Y es que el sobre es un objeto habitual en las oficinas.

Pero, ¿te has preguntado cuándo surgió la necesidad de utilizarlo? ¿Cuándo se inventó? Y lo cierto que, detrás de los sobres hay historias curiosas. Un objeto muy común, cuyo origen se remonta al siglo 2000 a.c.

El origen de los sobres

Esto sucedió en Babilonia, algo lógico si pensamos que es en esta civilización en donde se dice que nació la escritura. Así, es de recibo pensar que, si fue esta cultura la que desarrolló la escritura, necesitaría de un sistema que permitiera transportar los mensajes escritos, especialmente esos mensajes oficiales que requerían de una necesaria inviolabilidad por parte de los mensajeros que los portaban.

Pero no pensemos que el sobre de papel se inventó directamente, porque no fue así. Los primeros sobres eran de arcilla, una especie de botella o tinaja en el que se introducían los mensajes, escritos en una tablilla de arcilla.

El sobre de papel

Es lógico pensar que, para que se inventara el sobre de papel era necesario que existiera este material. Y así, encontramos los primeros sobres en China, alrededor del siglo X. su función era la de guardar el dinero que se regalaba a los funcionarios del gobierno, algo que, a día de hoy, parece no haber perdido vigencia.

En el siglo XVII, también en China, encontramos también sobres, ya de un tamaño más pequeño, que ya iban engomados mediante una tira de papel, en los que se escribía la dirección con pincel y tinta negra.

Los sobres actuales

Pese a todos estos orígenes, el sobre, tal y como lo conocemos es un elemento muy reciente, que data del siglo XIX. Antes de ello, las cartas se doblaban y lacraban, poniéndose la dirección en la parte exterior de las cartas. El uso del lacre se acabó en 1837, cuando un papelero de Francia decidió crear el borde engomado.

Este invento tuvo una inmediata y buena acogida, y tan sólo tres años después fue utilizado en el inicio del sistema de correos de Inglaterra. La práctica de escribir cartas se popularizó y, en 1854 se tiene constancia de las primeras patentes de máquinas de fabricación de sobres, concedidas a los industriales Edwin Hill y Warren de la Rue.

Cuando llegan a las empresas

Es evidente que el sobre se incorpora a las oficinas de manera paralela al auge del envío de cartas entre los particulares porque también eran útiles para el envío de comunicaciones diversas entre las empresas, por ejemplo, el envío de facturas.

Con la llegada del siglo XX, los procesos de plegado, engomado e impresión se mecanizaron, lo cual permitió una producción masiva, un abaratamiento del producto y la posibilidad de personalización de sobres con los entonces llamados membretes, los logotipos de las empresas. Con ello, el sobre se convirtió en un elemento indispensable dentro del material de oficina.

Un elemento indispensable en la comunicación

A lo largo del siglo XX, el sobre se ha convertido en un soporte de comunicación para las empresas. A día de hoy, en pleno siglo XXI sigue siendo un elemento importante en nuestras vidas. En ellos recibimos facturas, extractos bancarios, publicidad o propaganda política.

Y, prueba de la importancia que el sobre tiene en la comunicación de las empresas es que, cuando una empresa crea, cambia o evoluciona su logotipo, los diseñadores gráficos están obligados a presentar la aplicación de ese logotipo en los llamados manuales de identidad corporativa de las marcas.

El auge de las nuevas tecnologías no ha conseguido que el sobre siga siendo imprescindibles en los negocios, en las empresas. Y, aunque las personas ya no lo utilizamos tanto en nuestro día a día, puesto que la telefonía, por ejemplo, ha sustituido al contacto por carta entre nuestros seres queridos, el sobre se sigue utilizando para el envío de felicitaciones en fechas tan entrañables como la Navidad.

El sobre y un género literario

Como anécdota final, decir que, de alguna manera, el sobre ha sido un actor fundamental en un género literario, el epistolar, dando como resultado infinidad de libros que versan sobre la correspondencia entre varias personas, con títulos como “Las amistades peligrosas” como ejemplo de este tipo de literatura.

También, a lo largo de su historia, ha sido el portador de buenas o malas noticias, de sentimientos de amor entre las personas, o una pieza fundamental en las comunicaciones de las empresas. Un elemento tan sencillo como un papel doblado y pegado que se cierra con un engomado, pero un objeto que sigue siendo, en una época tan tecnológica como la actual, imprescindible.

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