19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Destinado en Filipinas, el padre del Caudillo dejó embarazada a una manileña de tan solo catorce años, que dio a luz a Eugenio Franco Puey

La historia del hermano bastardo de Francisco Franco, un secreto a voces en la dictadura

Francisco Franco
Francisco Franco
Gracias a la labor de los historiadores conseguimos acercarnos más a nuestra historia. Uno de esos ejemplos es la vida del dictador español, Francisco Franco, de quien cada vez se conocen más cosas sobre su vida y sobre su trabajo. Algunos han tenido mucha repercusión en los últimos años, otros, sin embargo, se pierden o se olvidan en medio de la vorágine de información que tenemos hoy en día. Uno de esos capítulos, es el de su hermano bastardo.

Todo el mundo sabe que el dictador tuvo tres hermanos: Nicolás, Pilar y Ramón, además de la pequeña Paz, que murió con tan solo cinco años. No obstante, las hemerotecas señalan la existencia de un posible cuarto hermano: Eugenio Franco Puey, el hermano bastardo de Francisco Franco. Una información que actualmente es desconocida por muchos pero que por aquel entonces era un secreto prácticamente a voces, del que incluso el propio Caudillo tuvo conocimiento.

El secreto de Nicolás Franco

El padre del que sería el futuro dictador de España, Nicolás Franco Salgado-Araújo, fue enviado a Filipinas en el año 1888. Allí fue ráidamente consciente de la belleza de las jóvenes manileñas y quedó encandilado con su forma de vestir, de hablar, su apariencia e incluso de vivir la vida.

En la base naval de Cavite, el recién llegado pronto sucumbió a las siestas acompañadas de paipái durante las tibias noches con aroma a flores blancas de la sampaguita. Poco tenía que hacer allí, ya que el general Weyler acababa de reducir la sublevación de los moros de Mindanao; y en la isla de Luzón del mismo modo se respiraba tranquilidad. Nicolás, según su hija Pilar, ya era un hombre "de ideología y talante liberales". Tan liberal era el progenitor de Francisco Franco que dejó embarazada a una dulce manileña de tan solo catorce años, Concepción Puey, hija de un militar, cuando él estaba a punto de cumplir los 33.

De este modo, cuando nació el futuro Caudillo de España, el 4 de diciembre de 1892, ya tenía un hermano bastardo de tres años, Eugenio Franco Puey, nacido en Cavite (Filipinas), el 28 de diciembre de 1889. El joven bastardo estuvo gran parte de su vida sin prestar atención a sus antecedentes familiares, a pesar de que el apellido Franco podía abrirle más puertas de las podía imaginar. Tras la marcha de Nicolás, la joven manileña se casaría con Bernardino Aguado que llegó a alcanzar el grado de general.

La historia desconocida del padre de Franco: un renglón torcido y  alcoholizado en la familia

Nicolás Franco, padre del Caudillo.

Esta información, a día de hoy es desconocida por muchos, pero durante aquellos años era un secreto a voces, ya que incluso Francisco Franco llegó a tener conocimiento de la existencia de aquel hermano bastardo gracias a una carta entregada por el yerno del hermanastro de Franco, Hipólito Escolar Sobrino, marido de la hija de su hermano bastardo, quien le contó la verdad en abril del año 1950. “Mi suegro, don Eugenio Franco Puey, es hijo natural del padre de V.E”, escribió. “Una timidez excesiva y, en parte, lo delicado del asunto, han hecho que V.E. no supiera la noticia directamente de él, que en la actualidad vive en Malasaña 5, y presta sus servicios como topógrafo en el Instituto Topográfico y Catastral”.

Además, el propio Nicolás le había escrito sobre su hijo ilegítimo a Francisco Franco Salgado-Araújo, ayudante de campo del Generalísimo Franco, en marzo de 1940.

Una verdad de hemeroteca

En el año 2007 el escritor Fernando Gracia defendió en su libro, El hijo secreto de Franco, no solo la posibilidad de que el dictador pudo tener un hijo bastardo cuando estuvo destinado en Canarias, sino que también defendió la teoría de que tenía un hermano bastardo que terminó siendo reconocido por su padre, Nicolás Franco.

Por suerte, el trabajo que realizan cada día expertos e historiadores consigue acercarnos un poco más a esos episodios de nuestra historia que, en muchos casos, no reciben la atención que merecen o que parecen haberse quedado en el olvido con el tiempo. Ya sean episodios trascendentales, divertidos o anécdotas curiosas, todas forman parte de nuestra historia y siempre es bueno recordarlas.

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