20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Ha escrito algunas de las mejores páginas de sucesos en medios como 'Pueblo', 'Ya' y desde hace más de tres décadas en 'El País'

Jesús Duva, reconocido periodista: "La investigación en los medios está atravesando una severa crisis"

Jesús Duva.
Jesús Duva.
Jesús Duva es uno de los grandes nombres del periodismo de sucesos en España. Ha pasado por las páginas de 'Pueblo', 'Ya' y 'El País'. Para el diario del Grupo Prisa ha cubierto los grandes casos de la crónica negra de las últimas décadas como el crimen de Alcásser, la detención de 'El solitario' o el crimen de Fago. Además, sus trabajos de investigación sobre la trama de 'niños robados' impactaron a toda la sociedad española.

Jesús Duva se fogueó en el periodismo como reportero del mítico diario Pueblo a las órdenes de Emilio Romero. Pasó entonces a convertirse en una firma de referencia en el periodismo de investigación y de sucesos en España. Para el Ya primero y, desde 1987, para El País ha seguido algunos de los casos que han marcado hitos en la crónica negra española: Alcàsser, 'El solitario', el crimen de Fago o la trama de bebés robados. Duva es, además, autor de varios libros y ha sido profesor del máster que ofrece el diario El País. 

- ¿Cómo está la salud del periodismo de investigación en España?

- Dentro de lo que cabe, bien, teniendo en cuenta la falta de medios y de gente y los recortes que está habiendo en los medios. La verdad es que en muchos casos la prensa lo que hace es transcribir la información que se les pasa desde juzgados u otras instituciones. Este género ha vivido épocas mejores. Digo lo de este género aunque yo no estoy de acuerdo con lo de 'periodismo de investigación' porque todo periodismo que no sea de canutazo o de rueda de prensa, lo es. Poco periodismo es eso. El periodismo es poner en conocimiento de la opinión pública asuntos más turbios. En ese sentido, sí se está atravesando una crisis porque es muy caro y conlleva gastos que ahora mismo las empresas no están por sufragar.

- Tampoco cierta parcialidad que se percibe en los trabajos de investigación ayuda a que se vea bien, ¿no cree? 

- En este tipo de periodismo hay que tener cuidado porque siempre viene servido por fuentes interesadas y contaminadas. Ineludiblemente, eso conlleva un proceso de cribado. Pero pasa en todos los géneros. 

-¿Por qué fue tan importante la escuela de Pueblo

- Se hacía mucho reporterismo. Estuve durante un período corto, apenas dos años, pero fue intenso. Tenía veinte años y aprendí de todo. En Pueblo coincidió una generación importante de reporteros de todos los géneros: político, corazón, internacional, deportes... Estaban Pérez Reverte, José María García, Manuel Marlaska, Javier Martínez Reverte, Raúl del Pozo, Miguel Ors, Jesús María Amilibia, Mariví Romero, Manolo Molés... Ahora falta mucho reporterismo. En la escuela de periodismo de El País siempre insistía: calle, calle y más calle. 

Antonio Anglés. 

- Le tocó vivir uno de los momentos más conflictivos de la Transición: la matanza de Atocha. ¿Cómo lo recuerda? 

- Me impactó mucho. Soy pionero en la información laboral. Creé la sección en Pueblo que era el periódico del Sindicato Vertical. Los sindicatos eran clandestinos. Había que entrevistar a Marcelino Camacho con miedo a que te detuvieran. Una de mis fuentes era el despacho de Atocha 55. Iba a diario hasta una semana antes de la matanza. El 15 de enero, el director de Pueblo, Luis Ángel de la Viuda me pasó a sucesos y dejé de ir. Eso quizás supuso mi salvación. Alguien me llamó esa noche del 24 de enero, nunca supe quién, y me dijo que había ocurrido algo terrible y que acudiera pronto al despacho. Y cuando llegué con el fotógrafo Miguel Gorrote también llegaba el coche patrulla. Fue un impacto tremendo descubrir lo que había pasado. 

- Un caso que ha marcado la crónica negra es el de Alcàsser. ¿Por qué creé que impactó tanto a la sociedad española?

- Fue el primer crimen del lúmpen-proletariado, de gente marginada relacionada con la heroína. Además, durante meses la desaparición había despertado el interés de la sociedad. Lobatón hacía especiales casi a diario. Los que estábamos investigando el asunto teníamos ya sospechas que de que no se trataba de un secuestro político o por dinero, sino que había un móvil sexual. El suceso marcó un antes y un después en el periodismo de sucesos. Es el primero que tuvo una dimensión tan grande gracias a la televisión. 

- ¿Cree que cambió a la prensa para bien o para mal?

- Fue una vacuna útil porque empezaba a haber problemas con que los sucesos se convirtieran en materia amarillista. En España no ha habido prensa amarilla y creo que todo lo que ocurrió con el hallazgo de los cadáveres, el show, sirvió para no volver a caer en ese espectáculo. El periodista de sucesos suele ser muy respetuoso con el dolor porque lo vemos muy de cerca. 

-  ¿Qué cree que ocurrió con Antonio Anglés? 

- Esa es la gran pregunta. Es uno de esos asuntos que me ha quitado muchas horas en mi vida. Ha habido historias que he seguido mucho tiempo. Por ejemplo, la muerte de [el delincuente juvenil] Jaro. Durante cuarenta años no supe quién era la persona que lo había disparado. Hace ocho meses logré despegar el interrogante.  Respecto a la desaparición de Anglés, profesionalmente me marcó tanto que me gustaría ponerle algún día el punto final. Con el ministro Corcuera tuve más de una discusión porque siempre le han querido dar por muerto y yo, hasta que no vea un cadáver, lo tengo en el mundo de los vivos. Llegó a Irlanda con la ayuda de algunos miembros de la tripulación del barco que tomó en Lisboa y, probablemente, desde allí llegó a Brasil. Una vez que alguien llega allí, es muy difícil localizarlo. Es un país inmenso y, salvo que cometas un error grande o des un espectáculo como hizo El Dioni, no te encuentran. Ahí está el caso de Javier Anastasio. 

Uno de los libros de Jesús Duva. 

- Pues ya que cita el asunto, ¿cree que lo sabemos todo sobre el Caso Urquijo? 

- Quedan muchos cabos sueltos pero creo que nunca se van a poder probar judicialmente. Van a quedar en el aire. La famosa sentencia de "sólo o en compañía de otros" ya deja la puerta abierta a que hubo más culpables. 

- También ha trabajo sobre el asunto de los 'niños robados'. ¿Por qué se dejó de hablar de este tema?  

- Desgraciadamente, no se han puesto los medios suficientes para lo que pedían, sobre todo mujeres jóvenes que un buen día se dieron cuenta de que sus padres no lo eran realmente y quisieron saber su historia. Entre ellas intercambiaban mucha información, pero no había trascendido a los medios hasta que lo escribí para El País. Un día recibí una llamada de una mujer valenciana y me contó que yo había hecho un reportaje sobre ella cuando nació. Contamos para el periódico la historia de la venta de unos niños en una guardería en Madrid. Siempre intuí que detrás había algo más y cuando recibí la llamada de esa mujer, me trasladé a Valencia y saqué un reportaje en El País que titulé La llamada de la sangre. Un asunto llevó a otro y descubrimos que detrás había una trama. Sin embargo, en muchos casos, hubo frustración porque no se llegó a saber la verdad. 

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