23 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Quince años después de colaborar en las memorias de la exMiss Universo, el periodista repasa la vida y los amores de la carismática actriz malagueña

Miguel Fernández, autor de 'La vida rota': "Amparo Muñoz fue una adelantada al Me Too en España"

Em 2006, Miguel Fernández ayudó a Amparo Muñoz a poner en orden sus recuerdos en el libro 'La vida era el precio'. Ahora, en 'La vida rota' (Roca Editorial) recuerda parte del relato de la española más bella del mundo junto con datos de personas que la trataron, periodistas, críticos y seguidores de una actriz que marcó una época y cuya vida estuvo llena de subidas y bajadas, rodajes con algunos de los mejores directores del país, matrimonios y problemas de salud.

"También yo tenía la corazonada de que un día vendría al lugar de donde salí una mañana de hace treinta años con una maleta grande, llena de vida. Nunca imaginé, sin embargo, que lo haría de este modo, un tanto desengañada, enferma y mucho menos bella", así hablaba Amparo Muñoz desde su retiro en su Málaga natal en los últimos años de su vida. 

Esa vida la recupera ahora Miguel Fernández en su libro 'La vida rota' (Roca editorial). Un libro en el que se revisa la figura de la actriz que alcanzó la corona de Miss Universo 1974 desde una perspectiva actual, con la distancia que da el tiempo transcurrido desde los tumultuosos años de la Transición y el destape, en los que Amparo Muñoz se convirtió en el símbolo de una nueva España, luego vapuleada por la prensa y la industria del cine. 

- ¿Por qué quince años después de las memorias de Amparo llega este libro?

- Era un asunto que quedó pendiente entre ella y yo. Ese libro tuvo mucho éxito y quedamos muy contentos, y la última vez que nos vimos quedamos en hacer otro con las voces de los otros, no sólo la suya. Yo necesité tiempo y cuando apareció todo el asunto “Me Too” repensé el proyecto, porque ella se adelantó a todo eso denunciando cosas que vivió en el cine español. 

- Dos novelas [Daniela Astor y la caja negra de Marta Sanz y Un féretro naranja de Hermina Luque] tratan sobre Amparo y además, periodistas muy jóvenes se fijan en  Amparo y en otros personajes de la época. ¿Por qué cree que se da esto?

- Hay una generación que comparte la necesidad de repensar la Historia. La vida de Amparo no se puede entender sin el contexto de la España que le tocó vivir. Su vida, más allá de la fama, no era muy distinta de otras chicas bellas de su edad. La presión sobre ellas era la misma, en su caso muy aumentada.

- En libro cuenta cómo  los concursos de belleza supusieron, por un lado, una imagen de la nueva española.

- Todo formaba parte de un engaño. La liberación de la mujer pasaba por la socialización, pero eso lo controlaba el heteropatriarcado. 

- ¿La renuncia de Amparo el título de Miss Universo supuso una liberación o el inicio de muchos problemas?

- Cuando renuncia a ese título ya ha hecho otras renuncias, a un trabajo en unos grandes almacenes por el acoso del jefe, por ejemplo. Ese no subió de intensidad. Ella crece con un no por delante y eso no era habitual. La organización no le dio publicidad porque no le interesaba, estaba a punto de empezar el Año Internacional de la Mujer y no convenía que se pusiera el foco en ellos.

Portada del libro. 

- El cine le dio la espalda cuando se supo que tenía problemas con las drogas, algo que no era extraño en ese ambiente, ¿Por qué la castigaron a ella?

- Castigaron a todas, a ellos no. En el libro relato un viaje con Antonio Flores y Camarón para comprar droga. Ellos han pasado a la historia como unos genios y ella como una yonki. Luego estuvo la Operación Primavera, era una época en la que había que luchar contra la droga y poner a una actriz famosa abriendo los telediarios convenía. Por último, estuvo la fake new del Sida. Nunca se pudo resarcir. A Miguel Bosé le pasó lo mismo y le montaron un programa en Antena 3 con Mercedes Milá. Rosa Villacastín, autora de la información, en el libro da un ejemplo de honradez y sinceridad con este asunto. Da muchas claves de porqué cometió ese error. Lo quiso hacer lo mejor posible, no tuvo ánimo de mentir, pero las cosas no salieron bien.

- La prensa del corazón tampoco la trató bien a pesar de que tenía el apoyo de gente como Luis María Anson. Sin embargo, ella había sido en gran medida cómplice de los periodistas. 

- Más bien fue la industria detrás de la profesión. No son cosas de los periodistas en sí. Participó de la cultura del entretenimiento, pero cuando su historia dejó de interesar la dejaron caer. Su caso no es único. Hoy mismo se sigue dando. 

- ¿Por qué se granjeó esa fama de problemática en los rodajes?

- Eso es un misterio. Los bulos y el desprestigio le hicieron daño pero eso nos puede ocurrir a todos. Alguien pone en marcha una maquinaria y ya es imparable. Hay una actitud de ella, de desafío al machismo, y ella iba de frente. 

- Entre los hombres de su vida hubo de todo, pero los más supuestamente progresistas, como Patxi Andion o Elías Querejeta tampoco la trataron especialmente bien. 

- En el caso de Patxi Andion defiendo una tesis pero no asumo un veredicto. Era muy controvertido a todos los niveles. Con respecto a Querejeta, la trataba de forma paternalista. 

- En el libro se relata vuestro encuentro con otra malagueña que hizo historia en el cine español, Pepa Flores. ¿Qué las unía y qué las separaba?

- Son dos generaciones distintas. A Pepa la mercantilización de una niña. En Amparo es el estadío siguiente, una mujer. Las dos, cuando son adultas, se enfrentan al mismo mundo: el destape, la fama, la prensa... En el plano amistoso, los maridos [Antonio Gades y Patxi Andion] eran amigos. Ellos salían por ahí y ellas se quedaban juntas. Hay un paralelismo inevitable. Pepa llegó antes a Málaga y Amparo llega después. Pepa le dio muy buenos consejos. Una invitación a la serenidad. 

- También tuvo una relación especial con Lola Flores. 

- Ambas eran actrices y tenían una vinculación emocional a través de Antonio Flores. Ella siempre habló con cariño de la familia Flores. Fueron dos mujeres sabias y maltratadas por la industria del cine. Juntas hicieron una buena película, Los invitados, pero en la primera edición de los Goya ni siquiera las nominaron. Para ellos eran sólo una folklórica y una miss. El cine ha sido muy injusto con ella. El Festival de Málaga nunca le ha homenajeado, ni siquiera tiene una calle con su nombre. 

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