Nacida en una familia humilde de campesinos, pasó información a la resistencia francesa mientras les servía en el hotel navarro que ella regentaba
La intrahistoria de la hotelera guipuzcoana María Sansberro: Acogió y engañó a los nazis

El pasado mes de febrero la autora Edurne Portela publicaba ‘Maddi y las fronteras’, una novela que cuenta la historia de María Josefa Sansberro, más conocida como Maddi. La autora recibió una llamada en el otoño de 2021 en la que le ofrecían varios documentos históricos relacionados con María Sansberro, una mujer guipuzcoana que llegó a ser contrabandista, colaboradora de la resistencia francesa, confidente y llegó a servir a los altos mandos alemanes en el hotel que ella misma regentaba.

La escritora Edurne Portela.
La obra se ha presentado en el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, en Bilbao, de la mano de su directora, Aintzane Ezenarro, quien ha destacado la importancia de recuperar historias de mujeres como María Josefa Sansberro y difundirla para que no caiga en el olvido. La novela corresponde a un relato de ficción construido a partir de archivos, imaginación, paciencia y entusiasmo.
Portela defiende la importancia de la historia basándose en que María Josefa Sasberro fue una mujer que no correspondía a su época ni a su clase. La toma de decisiones y la capacidad para adaptarse a la variedad de situaciones que vivió Sansberro hacen que nos podamos hacer a la idea desde una perspectiva más cercana de cómo fue la vida de miles de mujeres que sobrevivieron al terror nazi y que fueron capaces de dejar constancia de ello.
La llamada recibida por la autora era de dos vecinos de Oiartzun, Joxe Mari Mitxelena e Izarraitz Villaluce, quienes llevaban años de investigación para recomponer la historia de Sansberro. Lo que descubrieron merecía ser contado: una mujer que comenzó siendo una humilde campesina de Gipuzkoa y que ejerció el contrabando de productos y el paso de personas que escapaban de la guerra, que colaboró con la resistencia francesa durante la ocupación nazi mientras servía a los altos mandos alemanes en su propio hotel, que había sido confiscado.
Vida singular
La historia de Maddi comienza en un caserío de Oiartzun (Gipuzkoa) en 1895 y termina en un campo de concentración en la Alemania Nazi en 1944. Entre medias, sus facetas como contrabandista, informante de la resistencia francesa, empleada de hotel de altos mandos nazis y víctima de la Gestapo.
Ya desde su nacimiento estaba destinada a vivir situaciones fuera de lo común. Nacida en un época en la que viviría dos guerras —una civil y otra mundial—, pasó los primeros años de su vida en punto estratégico de los Pirineos, en la frontera entre dos países en conflicto.
A edad de cuatro años, la familia Sansberro abandonó el caserío en el que vivía en Oiartzun, trasladándose a la localidad vascofrancesa de Senpere. El contrabando de productos era una realidad muy común en la zona y en la vida de la población. Impulsada por la búsqueda de una vida mejor, Sansberro comenzó en el negocio del contrabando.
En 1930 comenzó a trabajar en un hotel en el alto navarro de Larraún. El hotel se encontraba en un punto fronterizo clave. Se conoce que ella ejerció y utilizó el establecimiento como punto de intermediación de productos de ida y vuelta.
Fue en ese mismo lugar donde tuvo que vivir el periodo que duró la Guerra Civil española. Por allí pasaban un sinfín de personas procedentes de toda España huyendo de la guerra. Un tiempo más tarde, con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, llegaron las tropas nazis hasta el hotel.
Maddi se posicionó de lado de los más vulnerables y comenzó a recabar información para retrasmitírsela más tarde a la resistencia francesa. “Fue una mujer poco común, tomó decisiones vitales a contracorriente en aquellos años, decisiones arriesgadas, desafiantes o escandalosas para la época”, asegura la escritora.
Fue llevada al campo de los horrores por sus actos de resistencia. Finalmente fue deportada en agosto de 1944 a Dachau, y tras pasar por varios campos de concentración, pusieron fin a su vida en noviembre de ese mismo año en Ravensbruck.