29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

El gran avance en la vacunación y la vuelta del sexo en grupo son las claves de su éxito

Lujuria desatada tras la pandemia: Los clubs de intercambio se llenan de parejas

Club de intercambio de parejas.
Club de intercambio de parejas.
Los clubs de intercambio de parejas parecen estar viviendo sus mejores momentos después de la pandemia. Los clientes se lo han tomado con muchas ganas y están "desbocados". El gran avance en la vacunación contra el Covid, junto a la vuelta del sexo en grupo, son las claves para entender la resurrección del intercambio de parejas. Estos clubes, a pesar de que ahora llenan sus salas casi a diario, aún recuerdan lo mal que lo han pasado y lo que les ha costado sobrevivir durante la pandemia.

"En general el comportamiento después de la pandemia es sorprendente: los clientes están desbocados", explica Rubén, propietario de Fusión Vip, que lleva 30 años en el negocio. Su familia regenta cuatro locales de intercambio, Fusión, Encuentros, Triángulo y Trama.

El gran avance en la vacunación contra el Covid es clave para entender la resurrección del intercambio de parejas. "Lo han tomado con ganas, con muchas ganas. Desde que la vacunación se generalizó, se quedan en la calle cada viernes 50 o 60 personas y eso que en nuestro local caben 300. Estamos recuperando lo perdido en los meses más duros. No paran de beber", cuenta Rubén.

Además, anuncia la vuelta del sexo en grupo. "Es la gran diferencia con los meses duros. Se puede decir que vuelve a haber sexo grupal". A los pocos clientes que se atrevieron antes había que recordarles la obligatoriedad del uso de la mascarilla. "Era como en las terrazas: en cuanto se juntaban cinco o seis se las quitaban y era incómodo interrumpir", comenta.

La pandemia obligó a hacer reformas en estos locales. "Separé las camas con pantallas. Había contacto visual pero no físico. Cambiamos el suelo. Quitamos muchas cortinas, dándole más amplitud. Pusimos nebulizadores de ozono en la puerta. Tomábamos temperatura".

La relajación de las restricciones en junio de 2020 levantó un poco el negocio. "Llenábamos muchos sábados. Tenemos un ambiente familiar. Conocemos a clientes de toda la vida. Algunos de ellos no pasaban, preferían esperar a que mejorase la situación, pero pagaban la entrada para ayudarnos", recuerda Rubén.

Edén, el club de la calle Londres, cumple 10 años. En la sala caben 74 personas. Javier, su propietario, prefiere no hablar de la pandemia y explica que "durante los últimos fines de semana hemos trabajado al 100%. Para recuperar algo de lo perdido deberíamos trabajar al 120%. Paso página, quiero volver a mi vida y a mi facturación".

Es crítico con algunas de las restricciones que han mantenido el negocio en coma. "Hay gente que piensa que deberíamos estar cerrados. Prefiero que nos olvidéis y nos dejéis vivir. Después del miedo y la falta de libertad que hemos vivido, nos prejuzgan y prefiero seguir así. Nuestro negocio está demonizado. Quieren aisladas a las personas. Opino que ese aislamiento social forzado va a acabar con muchos sectores económicos y con la salud mental. No creo que haya nada positivo. El ser humano necesita relacionarse y punto".

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Intercambio de parejas.

Respecto a sus clientes comenta que a su local acuden aficionados a los toros. Termina el festejo, salen de Las Ventas y las tertulias tienen lugar bajo una luz discreta. "Suelen pasarse después de los toros. Tenemos público muy variado. Lo mejor es que no hubo ningún contagio. Somos muy estrictos con la limpieza. Los clientes se han comportado".

"La situación actual es de absoluta normalidad", considera David, encargado del club Triángulo. Utiliza la palabra contacto como eufemismo de relación sexual. "Antes la gente contactaba sólo con su pareja. El contacto con terceras personas se redujo. Eso se ha acabado". Sobre la reforma de su local cuenta “cambiamos el sistema de ventilación, hay renovaciones completas de aire cada seis o siete minutos, e instalamos cabinas con glory hole (pequeños agujeros por los que mirar o introducir) herméticas. Tres de los meses que estuvimos cerrados aprovechamos para hacer la obra".

La inversión fue "importante". Es la bandera de Triángulo, "que se diferencia por la calidad, la constancia y la experiencia. Nuestras instalaciones son las mejores. Nos copian. La gente lo valora bastante. Se siente segura en las cabinas con agujeros a través de los que establece contacto sin riesgo de contagio. Muchas parejas vinieron durante la pandemia a exhibirse y ha funcionado bastante bien. Fue gracioso ver a los clientes contactando, desnudos y con mascarilla".

Entre semana, a su local acuden "100 o 150 personas. Los fines de semana alcanzamos las 400. Hay muy buena actitud. Lo mejor es que no hay tensión. Existe cierto silencio a pesar de la música. Pueden pasar meses sin que haya ningún jaleo. No tenemos ni portero".

Además coincide con las críticas de Javier: "Los medios de comunicación no nos prestan atención. Es pura dejadez. Se nos equipara con los clubs y los sitios de prostitución. La sexualidad es un regalo y cada uno la disfruta como le parece. Hay mucha hipocresía. Todavía se siguen refiriendo a nosotros como viciosos. Somos gente normal, sana emocional y sexualmente".

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