29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

El periodista a punto de cumplir 90 años presenta su nuevo libro 'Alto y claro' (Grijalbo) donde repasa las aspectos más desconocidas de su carrera

Jaime Peñafiel: "Felipe VI no es un buen hijo y se arrepentirá de haber expulsado a su padre"

Jaime Peñafiel en su casa de Madrid ante un cuadro de su amigo Cristóbal Toral.
Jaime Peñafiel en su casa de Madrid ante un cuadro de su amigo Cristóbal Toral. / El escritor a punto de cumplir 90 años edita su nuevo libro.
Jaime Peñafiel, a punto de cumplir 90 años, publica su nuevo libro 'Alto y Claro' (Grijalbo) en la que hace un repaso por los aspectos más desconocidos de su carrera profesional con anécdotas protagonizadas por reyes, reinas, políticos y protagonistas del papel couché como la Duquesa de Alba, Carmen Thyssen o Isabel Preysler. El escritor desentraña algunos de estos secretos con 'Elcierredigital.com' y habla sobre la vida al llegar a los 90 años.

En su nuevo libro Alto y claro (Grijalbo), Jaime Peñafiel repasa algunos de los aspectos más desconocidos de su dilatada trayectoria profesional. A punto de cumplir los 90 años ha decidido rescatar de su memoria algunas anécdotas curiosas protagonizados por personajes históricos: de la Reina Victoria Eugenia a Juan Carlos I, Farah Diba o Tita Cervera. 

- El libro se llama Alto y claro. ¿Quiere decir que renuncias a tu máxima de "valgo más por lo que callo que por le que cuento"?

- El título es de la editorial. No rompo esa máxima. Cuento algunas cosas que tenía que contar, que estaban en el archivo de mi memoria sin rozar la intimidad más íntima de otras personas. Después de tantos años de profesión tengo un archivo físico con cartas, fotos, vídeos, documentos... que no sé que hacer. Supongo que quemarlos antes de morir porque como mucho me quedad dos o tres años. 

- Eso nunca se puede saber, Jaime.

- La década de los noventa es muy difícil. Tengo la mala  costumbre de leer esquelas y hacer medias. La década de los ochenta es la peligrosa y a los noventa son pocos los que llegamos, la verdad. Yo estuve muy enfermo con el Covid y llegué a estar dos días más muerto que vivo. El médico de la Clínica de la Luz le decía a Carmen, mi mujer, "déjalo morir en paz". 

- ¿Y no crees que estaría bien que se conociera ese archivo? 

- Son cosas muy privadas. Pertenecen a la intimidad más íntima y eran cosas para respaldar informaciones que he dado. Algunas cosas que son terribles. En el libro sólamente publico el cheque de Jesús Aguirre. 

- El que extendió para evitar que se supiera la situación de su madre. 

- Era amigo mío y desayunaba muchas veces con él en Liria. Era un gran intelectual pero muy cruel. Cuando me enteré de esto se me rompió la imagen de él. Una mujer de 90 años, una madre... Ella sólo pedía dinero para comprarse una dentadura y estaba medio ciega. Cuando un periodista me ofreció el material para publicarlo en La Revista vi que era tremendo. La suegra de la Duquesa de Alba viviendo en una residencia en condiciones pésimas. Me dio mucha pena y tuve que llamarle. "Si esto se publica te tienes que ir del país", le dije. Él me dijo que comprar las fotos y yo me negué. No puedo jugar con dinero de la empresa que editaba la publicación, el Grupo Z. Finalmente, su secretaria mandó un cheque para el periodista y el material se lo quedó Jesús. Esto lo publico porque antes de morir él me dijo que homenajeara a su madre. Lo que no sé es de dónde sacó el dinero porque la Duquesa le tenía muy controlado.

Portada del libro. 

- En el libro haces hincapié en cómo siempre quedó en su recuerdo el joven Enrique Ruano. 

- Estando una vez en Liria vi que tenía una foto de Enrique Ruano en la mesita de noche. Le detuvieron a la salida de la casa de Aguirre y nunca más le vio. Murió en dependencia policiales, como sabes. Un libro con sus textos políticos estuvo dos años en censura porque la dedicatoria era para Ruano. Aguirre no quiso quitarla nunca. Fue el amor de su vida.

- Hubo más fotos que nunca se publicaron como el desnudo de Tita Cervera.

- Yo siempre le he tenido mucho afecto. La conozco de que fue Miss. Supe que un director de Interviú, Pablo Sebastián, muy amigo mío quería publicar una fotos de ella desnuda y embarazada que le había hecho a traición una amiga para publicarlas en la semana en que se casaba con el Barón. Le pedí a Pablo que no lo hiciera y él me regaló las placas y llamé a Carmen para decirle que le iba a enviar un regalo de bodas. Ella sólo me pidió que no se lo diera delante del que iba a ser su marido. Me parecía que esas fotos sólo iban a hacer daño a alguien que quería rehacer su vida. 

- Hablando de fotos. Pensé que en este libro por fin contarías quién vendió las famosas fotos de Franco agonizando. 

- Soy una persona de palabra. Aquí doy más datos pero la identidad no la voy a decir nunca. Si alguien lo averigua por lo que cuento, estupendo. En una ocasión coincidí con un nieto de Franco en un plató y él me dijo: "Sé quien las vendió". Le dije: "Dilo yo no lo confirmaré pero me callaré". Dio toda una serie de nombres y, claro, uno era el cierto. El hombre estaba aterrado pensando que me podían torturar para decirlo. Nunca me he arrepentido de publicar esas fotos a pesar de que reflejaban alto tan íntimo como la agonía de un hombre. Eran más propias de Interviú que de La Revista. Se vendieron dos millones de ejemplares. Me amenazaron de muerte y en un restaurante intentó pegarle el presidente de la Hermandad de Excombatientes. Hasta Felipe González, que era muy amigo mío, me llamó y me dijo: "Son terribles si fuera tu padre ¿lo habrías hecho?".  Yo le contesté: "Es que mi padre no era Jefe del Estado". No me arrepiento de haberlas publicado. Esas fotos reflejaban como se estaba alargando la agonía de hombre por motivos políticos. El semanario alemán Bunte la consideró la foto del año. 

"Cuando publiqué las fotos de la agonía de Franco, Felipe González, que era muy amigo mío, me llamó y me dijo: "Son terribles si fuera tu padre ¿lo habrías hecho?". 

- Otra anécdota bordeando la legalidad que se cuenta en el libro es el robo del diario de la Reina Fabiola. 

- Estando Fabiola y toda su familia en Bruselas anunciando el compromiso con Balduino, Jaime de Mora, su hermano, nos dejó entrar a Jesús Hermida y a mí a cambio de un dinero. Sacamos fotos de la casa y entramos en la habitación de Fabiola. Jesús abrió el cajón de la mesita y encontró el diario y se lo llevó. Cuando Fabiola vio los reportajes y vio que le faltaba el diario no le hizo falta atar muchos cabos para saber que habíamos sido nosotros. Llamó al Ministro de Gobernación Camilo Alonso Vega, al que llamaban don Camulo por lo bestia que era. Me detuvieron de noche y en pijama y me llevaron a la Dirección General de Seguridad. Cuando me llevaban a los calabozos llegó detenido Hermida que entregó el diario y así nos dejaron libres. Hay que decir que nunca se publicó nada de ese diario. 

- Dos personajes con apartado propio en el libro son Farah Diba y Noor de Jordania. ¿Por qué las consideras tus 'reinas favoritas'?

- Son dos mujeres que he tratado muchísimo. Con Farah yo estuve en todo: su boda, su coronación, los fastos de Persépolis y, luego, en todas las paradas de su exilio. De sus cuatro hijos, dos se suicidaron por drogas y eso me unió mucho a ella. 

En cuanto a Noor, siempre tuve muy buena relación. Noor me presentó a Rania  durante el entierre de Hussein y era una chica insignificante, que no tenía nada que ver con quien es hoy. Noor tiene un dolor que me confesó: "Nunca sabré si el cáncer salvó mi matrimonio". Porque cuando al Rey le diagnosticaron un cáncer terminal había empezado una relación con una mujer de la corte. 

-  ¿Cómo ves la situación actual de Jordania? El Rey Abdullah mantiene en arresto domiciliario al hijo de Noor.

- En mi última conversación con ella en Londres me reconoció que se había equivocado que tenía que haber seguido los deseos de Hussein y que su hijo fuera el heredero pero al ser su hijo menor confió en el hermanastro y entre él y Rania la echaron de Jordania porque era la consejera de su hijo. 

- ¿Cómo recuerdas tu entrevista con la Reina Victoria Eugenia?

- Fue un mes antes de morir. Fueron siete horas de entrevista y me contó todos los dramas de su matrimonio. "Mi marido es como mi nieto: genéticamente Borbones", me dijo. Me desveló una cosa que me enfrentó con el académica Carlos Seco Serrano. Según él, la Reina cuando vino al bautizo de su bisnieto Felipe le dio a Franco: "General, ya tiene tres (el padre, el hijo y el nieto), elija. Ella me lo desmintió pero académicamente había que mantener la versión única de la sucesión. Ella me aseguró que no tenía que haber venido, pero que le convenció Juan Carlos. "No tenía que haber ido a saludar al hombre que tenía a mi hijo en el exilio", me dijo. No soportaba a Franco. Lo primero que me dijo fue "¿qué tal está el cerdo?", en referencia al dictador.

Jaime Peñafiel en su casa de Madrid. 

- Un nombre inevitable en tu carrera es el Juan Carlos. ¿Esperabas este final? 

- Yo llevo 70 años en esta profesión y conozco a Juan Carlos desde que era cadete. En ese momento estaba muy afectado por la muerte de su hermano. Al día siguiente del accidente su padre lo mandó de vuelta a la Academia de Zaragoza. En esa circunstancia nos caímos bien desde el principio. Siempre he sido muy respetuoso pero crítico. No soy cortesano. No me gusta este final que está teniendo. Felipe VI no es un bueno hijo. Se va a arrepentir de haber expulsado a su padre. Ni siquiera le comunicó él mismo que tenía que irse . Lo hizo Jaime Alfonsín [Jefe de la Casa del Rey], el hombre que más odia al Rey. Felipe se plegó a lo que pedía Sánchez. 

- Jaime, arrancábamos la conversación y me hablabas de la muerte. ¿Piensas en ella?

- No, pero soy consciente del tiempo. Mira cuando estuve tal mal con el Covid, no me importaba haberme muerto. Sólo lo sentía por mi mujer Carmen. En esos momentos que estuve tan mal hice repaso de mi vida y llegué a la conclusión de que no había estado tan mal. Creo que ha sido una buena vida. 

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