03 de octubre de 2023
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FIN DE SEMANA

La representación muestra las vivencias del escritor español Ramón José Sender Garcés en el Teatro Bellas Artes de Madrid en “La vida comienza ahora”

El bailarín Miguel Ángel Berna reinterpreta la obra de Ramón J.Sender 'Crónica del Alba' a través de la danza

Miguel Ángel Berna reinterpreta la obra de Sender
Miguel Ángel Berna reinterpreta la obra de Sender / Foto: Jaime Ortiz
'Crónica del alba' es un espectáculo de danza que abrirá sus puertas en el Teatro Bellas Artes de Madrid desde el 9 de agosto hasta el 3 de septiembre. La obra está dirigida y representada por el bailarín Miguel Ángel Berna y su compañera Sara Calero y aborda las experiencias vitales de uno de los autores más representativos de la "literatura de exilio" en España: Ramón J. Sender. A través de los movimientos se plasman la dureza y la conmoción de una vida llena de amor, dolor y cambios.

Crónica del alba es un espectáculo de danza que se está representando en el Teatro Bellas Artes de Madrid desde el 9 de agosto y que se mantendrá en su programación hasta el 3 de septiembre. La obra está dirigida y representada por el bailarín zaragozano Miguel Ángel Berna y su compañera Sara Calero.

El conjunto de obras literarias conocidas bajo el mismo nombre, Crónica del alba, fueron publicadas por Ramón J. Sender a lo largo de un cuarto de siglo (1942-1967) y, por primera vez, van a ser representadas por medio de la danza, la música y el cuerpo.

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Cartel Crónica del Alba / Foto: Crónica del Alba

La densidad del contenido literario se une a su larga extensión: es una trilogía que, en realidad, se compone de nueve libros. Como explica Miguel Ángel Berna a elcierredigital.com, son solo dos bailarines en escena: “No tenemos palabras, la clave ha estado en entrar en el mundo de las emociones y de los recuerdos, que es realmente donde Sender aborda todo”.

Crónica del alba es una obra profunda y conmovedora que narra las experiencias vitales de José Garcés, nombre que evoca y representa al propio autor. En todos los libros, José Garcés, excombatiente de la Guerra Civil española, rememora su vida desde su presidio en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer.

Comenzando por su feliz y libre infancia en Tauste, un pueblo de Aragón, a la apasionada búsqueda de la inocencia y su juventud turbulenta, marcada por el amor y la complejidad social de una época en la que se mezcla el final de la monarquía, la Segunda República y la Guerra Civil.

Desde su prisma se abordan temas como la familia, la vida callejera, las relación del autor con sus padre y con el entorno, sus relaciones sexuales, etc. Miguel Ángel Berna explica su interpretación de la intrépida vida del autor: “Yo creo que él escribe porque está en un pozo y necesita purgarse. El libro empieza en un campo de concentración, pero también termina ahí: vive y muere”.

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Sara Calero y Miguel Ángel Barna en escena / Foto: Jaime Ortiz

Para poder entender la vida de Sender hay que partir de la concepción de un hombre cualquiera en una realidad complicada; no se presenta un personaje heroico, ni a un villano, sino que José Garcés es solo “uno más”. Sin ser un modelo ejemplar, el personaje se convierte en una representación de la realidad convulsa que vivía España, “hay que indagar mucho, hay que informarse mucho y hay que tener la mente abierta”, menciona Berna.

Desde las conductas más primitivas del ser humano, la obra también plasma la historia de amor de José Garcés con Valentina. “Se forma una dicotomía entre lo que es Valentina (representación del amor del autor), y lo que es Isabelita, que es su amor sexual, pero por la que no siente”.

Sender es uno de los autores más importantes de la “literatura de exilio” en España y publicó casi toda su obra en el extranjero. Alguno de sus libros más importantes son Réquiem de un campesino español (1952), Solanar y Lucerniano (1978), El verdugo afable (1952) o El lugar de un hombre (1939).

Como explica el bailarín, para poder plasmar una serie de vivencias tan intensas, el equipo ha tenido que “indagar mucho e intentar volver al mundo de las emociones y sentimientos para prácticamente, capitulo por capítulo, ir condensando la esencia de un autor tan maravilloso como es Sender y, por otra parte, tan desconocido a veces en este país”.

Miguel Ángel Berna afirma que tanto la escenografía, como la música y el vestuario han seguido una coherencia muy eficaz. "Yo recuerdo pocos proyectos que hayan ido así de bien y en los que haya encajado todo así". También pone en valor a su equipo y explica que trabajar con Sara Calero ha sido muy sencillo. "Somos dos caracteres completamente diferentes, pero cuando estamos en el escenario funciona todo muy bien".

Mundo de las emociones

Crónica del alba es la materialización de la memoria y la idealización de un pasado lleno de estímulos, pero también de celadas. La obra es el intento de recrear un tiempo irrecuperable, cuyas claves sólo puede desvelar el arte, en su caso el literario. Como Sender, muchos autores del exilio fueron testigos del arrebato de la identidad que supone la pérdida de las gentes y escenarios con los que compartieron su peripecia.

La obra muestra la transformación de una sociedad con valores eminentemente rurales que se ve convulsionada por las novedades técnicas, estéticas, morales y sociales que se agolpan en unos tiempos revolucionarios para todos. “Sender fue promotor en su vida y en su obra de estas innovaciones pero también el campesino altoaragonés en que siempre quiso reconocerse”.

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Miguel Ángel Berna y Sara Calero en escena / Foto: Jaime Ortiz

La obra se estrenó en noviembre del 2022 en Zaragoza, con 5 funciones en el Teatro Principal de Zaragoza. “Nos hemos vuelto a reencontrar ahora para hacer el maratón” en Madrid, explica el bailarín. “Estar dos personas en el escenario durante un mes conlleva una exigencia bastante grande y el proceso ha sido de profundizar bien en el texto de Sender”. Además, recalca la ayuda de “los intelectuales, que te van guiando”.

Ramón J. Sender es un autor que destaca por explorar a través del recuerdo. “Yo creo que los seres humanos tenemos muchas cosas del pasado ahí que no hemos entendido y, a veces, tenemos que ir a buscar en ese recuerdo. Él lo hace además de una forma bonita, todo lo contario a la venganza o el odio”.

En este caso ayudan mucho los símbolos y los arquetipos para que el espectador los entienda. “De una forma u otra, somos seres humanos”, es lo fundamental. “Siempre estamos politizando y con las mismas tontadas. Yo creo que no merece la pena”, afirma Miguel Ángel Berna.

En definitiva, la puesta en marcha del espectáculo fue un gran reto para el equipo. No es sencillo “plasmar en una hora y cuarto que dura el espectáculo Crónica del alba e intentar encontrar su esencia”. Además, el director expresa el valor de poder hablar con el público después del espectáculo, “es interesante porque no es un libro que la gente haya leído mucho”.

Berna explica que los artistas trabajan también con lo que recogen de la calle, con las sensaciones. “La clave está en entrar en la naturaleza, porque en ella nos reconocemos todos”. Las miserias personales que se plasman en la obra sirven para dar claves al espectador que les faciliten la búsqueda interna.

Estilo y trayectoria

Este montaje forma parte de la serie de espectáculos que a lo largo de su carrera Miguel Ángel Berna ha generado como homenaje a otros grandes creadores aragoneses, como Goya y Buñuel. Desde 2014 no presentaba su talento en Madrid con un espectáculo propio.

Tanto Sara Calero, como el propio Miguel Ángel Berna, han creado su propio lenguaje en la danza. Sara proviene del mundo académico del flamenco clásico y el ballet, mientras que Miguel Ángel baila desde el folklore. El bailarín explica que no dispone de estudios en el conservatorio, pero que ha pasado más de “30 años sumergido intentando encontrar un lenguaje a través de las tradiciones”.

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Miguel Á. Berna en Crónica del alba / Foto: Jaime Ortiz

Además, reflexiona sobre la danza española, “dejada de la mano de dios en este país. Es muy triste decirlo y es un reflejo no solo de la danza”, sino que muestra la tendencia de apreciar más las ideas externas. “En el caso de la danza, nos hemos quedado, a veces, en el estereotipo. Realmente hacer una danza española contemporánea sería hacer una danza actual, con las cosas que vivimos hoy”.

La tradición

“Esa cosa del pasado y el presente no la hemos sabido entender. En relación a los bailes folclóricos y lo regional, pensamos todavía que nos tenemos que vestir con los trajes regionales para preservar el folklore", sin embargo, Barna explica que la clave de la tradición es saber adaptarla a los tiempos que corren.

"Sender aborda la tradición de una forma mucho más contemporánea de lo que lo estamos haciendo nosotros hoy en día". Realmente la tradición y el folclore son valores y esos valores hay que saber traspasarlos a la sociedad presente. “El folklore no está instaurado en la sociedad actual”.

Sender ahonda muy bien en este tema, sobre todo en La onza de oro, un capítulo en el que destaca la figura de su abuelo, que incluso baila. “Ahí se ve el abuelo que va vestido con el traje que llevaban de diario, no con los trajes folclóricos regionales.

Las nuevas generaciones debemos indagar y entender como lo hicieron en el pasado para poder adaptarlo a nuestros tiempos, beber de una relación entre pasado y presente. “Hay una brecha porque no ahondamos en la esencia”, explica Berna.

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Sara Calero y Miguel Ángel Barna en escena / Foto: Jaime Ortiz

“Mi necesidad con bailes folclóricos como la jota es poder contar algo y bailar con los españoles en la calle. Eso crea comunidad y sinergia en esta España que todavía estamos siempre con los blancos y negros, los rojos y azules y todas estas tontadas”. El folklore lo refleja muy bien y Sender ahonda en ello.

Sender mostró en sus obras una incisiva reflexión sobre el entorno social y la propia naturaleza del ser humano, trascendiendo lo puramente personal. La vida comienza ahora, cuatro contundentes palabras con las que titula el último capitulo de su Crónica del alba, desencadenan un torrente de sentimientos en los lectores. Ahora Miguel Ángel Berna y Sara Calero hacen frente a ese cúmulo de sentimiento y plasman con una viva delicadeza la historia de un autor, de un país y de una naturaleza humana.

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