25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El actor y cantante de tangos falleció en un accidente aéreo en Medellín en 1935 iniciándose así el mito sobre su figura

Los detalles más íntimos de Carlos Gardel: Felipe Pigna publica un libro revelador

Carlos Gardel.
Carlos Gardel. / 'El Gaucho inmortal'
Carlos Gardel es, posiblemente, el primer gran mito argentino del siglo XX. El rey de los tangos El actor y cantante de tangos falleció en un accidente aéreo en Medellín en 1935 naciendo así el mito sobre su figura. Felipe Pigna en su libro 'Gardel' (Editorial Planeta) arroja luz, tras años de investigaciones, a la biografía del artista gaucho.

Antes de que Maradona, Evita y Borges trascendieran las fronteras argentinas hay que hacer un flashback en la memoria para revelar que la primera figura del siglo XX del país andino en convertirse en un mito internacional fue Carlos Gardel. El tango sabe a su nombre. Pero llama la atención que el artista naciera milagrosamente en Toulouse cuando su madre (Berta Gardes), soltera y embarazada, dio a luz en una época en la que a este tipo de mujeres se las consideraba de todo lo malo habido y por haber. La mayoría dejaba a sus hijos abandonados. Su padre (Paul Jean Lasserre) brilló por su ausencia.

Durante dos años y medio, el historiador Felipe Pigna ha investigado a ambos lados del Atlántico para desdibujar la imagen del artista para volverlo a pintar de la manera más exacta posible. Porque con Gardel (Ed. Planeta), existen mitos y leyendas urbanas. Unos dicen que murió asesinado, otros que era uruguayo, los de más allá que si era homosexual y estuvo preso en la prisión de Ushuaia…

Cierto es que nunca se casó ni tuvo hijos, pero era un mujeriego. Le encantaban las féminas más que las letras que le componía Alfredo Le Pera, un arquitecto de la literatura que al provenir del modernismo impregnó al tango de cierta aureola poética. Su muerte en un accidente aéreo en Medellín en 1935 fue algo fortuito, nada que ver por una pelea con el piloto o debido a unos tiros.

'El Rey del tango'

La necesidad obligó a su madre a migrar a Argentina para trabajar como planchadora, de ahí que el futuro artista dijera aquello de “yo nací en Buenos Aires a los dos años y medio”. Si Pavarotti no sabía leer partituras y se convirtió en un genio de la ópera, Gardel tampoco tuvo conocimientos formales de música y aun continúa siendo el referente mundial del tango. Su voz era prodigiosa. Así se lo hizo saber el gran Enrico Caruso cuando coincidieron en un transatlántico:

Libro de Felipe Pigna. 

“No se esfuerce en ser tenor porque usted es barítono, baje el tono. Podría cantar en cualquier teatro lírico. Le aconsejo que estudie canto lírico”. Y empezó a cuidar su voz con el maestro Bonessi. Así lo atestigua Pigna en los coloquios Verano Planeta 2021.

Gardel es un hombre de récord. Grabó casi 900 discos, muchos de ellos con uno o dos temas, o 2.500 temas en una época en la que los medios eran rudimentarios. Sufrió mucho. Como los sistemas de grabación no eran mecánicos se hacía en caliente, a la vez que se cantaba se imprimía el máster en cera “y fue tan duro que Gardel lo denominaba el baño turco, por lo que en alguna ocasión terminó desnudándose”.

Lo dio todo por la música. Cuando Hollywood estrenó la primera película sonora con Al Johnson, El cantor de jazz, Gardel hizo lo propio con los primeros cortos sonoros en Latinoamérica. Fue un innovador. Un par de años antes de su muerte hacía películas de tal calidad en inglés que en Nueva York y en Hollywood se le requería constantemente.

Tremendamente disciplinado, cuidaba su voz a todas horas, hacía mucho ejercicio porque tenía tendencia a engordar y para él la imagen lo era todo y, sobre todo, fue un ser humano tremendamente generoso en lo personal y lo profesional. Ayudó económicamente a infinidad de personas sin que nadie supiera la procedencia del dinero y hacía brillar a colegas que empezaban encima de un escenario.

No hay que olvidar otra de sus pasiones, las carreras de caballos. Solía decir: “A mí me perdieron los caballos lentos y las mujeres ligeras”. Las féminas fueron su mayor tesoro y con gran socarronería, cuando le preguntaban si estaba a favor del divorcio respondía que “estoy en contra del matrimonio”.

Es tal su influencia que cuando Rosalía cantó recientemente en el Madison Square Garden escogió una canción del repertorio gardeliano. El zarzal criollo, como le solían llamar, ha dejado para la posteridad tangos inolvidable como El día que me quieras, Mi Buenos Aires querido o Adiós muchachos.

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