28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Alberto Ortega, codirector del documental 'Anatomía de un dandy', ha comparado las negritas del columnista con los “trending topic” de ahora

Francisco Umbral hoy sería "cancelado", según los expertos de los cursos de verano de El Escorial

Francisco Umbral.
Francisco Umbral. / Su figura ha sido objeto de análisis en los veranos de El Escorial
Se trata de una de las conclusiones del curso de verano “Francisco Umbral: fragmentos de una vida”, celebrado en el Real Centro Universitario Escorial María Cristina de la Universidad Complutense de Madrid, y que han dirigido los profesores J. Ignacio Díez (Universidad Complutense) y Bénédicte de Buron-Brun (Universidad de Pau et des Pays de l'Adour) los días 11 y 12 de julio.

El escritor y periodista madrileño Francisco Umbral (1935-2007) sería “cancelado” por los guardianes de lo políticamente correcto, según los codirectores del documental Anatomía de un dandy (2020), Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que han cerrado el Curso de Verano de El Escorial “Francisco Umbral: fragmentos de una vida”, celebrado en el Real Centro Universitario Escorial María Cristina de la Universidad Complutense de Madrid y que han dirigido los profesores J. Ignacio Díez (Universidad Complutense) y Bénédicte de Buron-Brun (Universidad de Pau et des Pays de l'Adour) los pasados días 11 y 12 de julio.

La mesa redonda fue moderada por el periodista y filólogo David Felipe Arranz, que abrió el debate sobre la absoluta trascendencia de la muerte de Pincho, el hijo de Umbral, a los cinco años, víctima de la leucemia, algo que queda de manifiesto en la película gracias a las cintas de casete que los dos directores encuentran en un cajón de la casa de Majadahonda: “esta tragedia íntima marca un antes y un después en el escritor, que solo vive plenamente el lustro de la vida de su hijo, entregándose después al vacío y al infierno en la tierra”. Arranz hizo hincapié en la extraordinaria labor desempeñada por su viuda María España al frente de la Fundación Francisco Umbral, impulsora de las jornadas, y de la trascendencia emocional de la película, “que sé que va a arrancar muchas lágrimas entre el público, ya que explica el porqué de su carácter, de sus máscaras, de ese dolor inmenso que convirtió en belicolisidad, vitriolo y cinismo, y en Mortal y rosa, esa obra maestra absoluta”.

Las negritas de Umbral: el “trendic topic” de los ochenta

Alberto Ortega ha comparado las negritas de Umbral con los “trending topic” de ahora, una aportación de un autor que desarrolló su obra en una España “en la que respiraba un aire de libertad, donde todo era nuevo y se estaban dando los primeros pasos del país que vivimos hoy en día, una libertad que es verdad que se ha perdido un poco”. Gracias a las figuras como Umbral, Ortega cree que podemos conocer cómo era esencial formarse por entonces un personaje “que por desgracia ahora sería cancelado, porque él decició no morderse la lengua antes que cambiar sus principios”.

Alberto Ortega, David Felipe Arranz y Charlie Arnaiz durante la charla. 

Arnaiz comentó que una figura como Umbral tiene difícil encaje hoy en día porque la historia de España, el periodismo y los hábitos de consumo son diferentes: “me preocupa mucho el ánimo revanchista y revisionista últimamente de tratar hechos de hace treinta o cuarenta años con los ojos de hoy en día, con el contexto actual”. Muchas apariciones de Umbral en televisión hoy en día serían censuradas para Arnaiz, “porque aquella era otra España, éramos completamente diferentes”. Para el director la película no es solo un fresco no solo de un escritor genial, un verdadero genio que ha tenido este país, sino la foto de una España que no existe, cuyos últimos vestigios van cayendo. “Hoy la gente va al Café Gijón con los teléfonos móviles a hacerse fotos porque es un reclamo turístico. Echo mucho de menos todo aquello que fue”.

El curso ha contado con la presencia María España y la periodista Carmen Rigalt, y las intervenciones de Darío Villanueva, que habló de la “prosa incancelable” del periodista; Manuel Llorente, que incidió en que fue “un memorialista” de gran trascendencia para la prensa diaria, que marcó la agenda de los periódicos; Ángel Antonio Herrera, su discípulo, que consideró la obra de Umbral como “la discoteca de la metáfora”, o Ramoncín, que rememoró a Umbral como aquel escritor que llevó la cátedra a la calle, entre quinquis, yonquis y pasotas. Junto a J. Ignacio Díez y Bénédicte de Buron-Brun glosaron la vida y la obra de uno de los grandes escritores y cronistas de la España del último tercio del siglo XX.

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