18 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Autor de muchas obras y artículos sobre filosofía y fenomenología de la Religión, destacan sus estudios sobre la mística de Santa Teresa de Ávila

Fallece a los 86 años por Covid-19 Juan Martín Velasco, gran teólogo español y maestro de sacerdotes

Juan Martín Velasco.
Juan Martín Velasco.
Ha fallecido a los 86 años Juan de Dios Martín Velasco considerado uno de los grandes teólogos españoles de la segunda mitad del siglo XX. Doctor en Filosofía por la Universidad Católica de Lovaina y profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, fue director del Instituto Superior de Pastoral durante 16 años y rector del Seminario de Madrid de 1977 a 1987.En este artículo el doctor en Teología y traductor de libros eclesiales, José Manuel Lozano Gotor, analiza la vida de este gran teólogo.

El teólogo Juan de Dios Martín Velasco (1934-2020) ha fallecido este domingo 5 de abril en la residencia sacerdotal de la calle San Bernardo, de Madrid, víctima del coronavirus  tras tener síntomas, como fiebre alta, en días anteriores. Se nos ha ido uno de los mejores teólogos españoles de los últimos tiempos.

Para analizar su brillante figura elcierredigital.com ha pedido la opinión destacada del doctor español en Teología, José Manuel Lozano Gotor, con una amplia trayectoria académica y traductor de varios e importantes libros eclesiales. Este teólogo albaceteño educado en Alemania analiza en estas líneas la figura del maestro de sacerdotes, al que define como "un fino intelectual y testigo de una Iglesia que pudo haber sido".

Un filósofo de la religión

Abulense de nacimiento (Santa Cruz del Valle, 1934) y devoción, madrileño de adopción, Juan de Dios Martín Velasco se convirtió, tras completar sus estudios de filosofía y teología en la universidad belga de Lovaina, en una figura de referencia en la Iglesia española de las primeras décadas de la Transición.

Dos instituciones madrileñas fueron durante años los escenarios principales de su actividad tanto docente como directiva: el Instituto Superior de Pastoral, sede capitalina de la Facultad de Teología de Salamanca, y el Seminario Mayor. Fue un excelente profesor de teólogos y un excelente formador de sacerdotes. Siempre supo conjugar con acierto el trabajo intelectual con el compromiso vital del creyente, logrando que se enriquecieran mutuamente.

Juan Martín Velasco.

Fue esta capacidad para moverse entre mundos diferentes, junto a su sensibilidad humana, social y espiritual, la que lo llevó a ser una persona querida y respetada en la Iglesia de Madrid. Y ello, hasta tal punto que cuando se jubiló el cardenal Tarancón (1983), Martín Velasco se contaba entre los favoritos de muchos sacerdotes y laicos para sucederlo al frente de la archidiócesis de Madrid.

Se le veía como garante de la orientación aperturista y socialmente comprometida que el castellonense había imprimido a la Iglesia española. Pero desde Roma soplaban ya otros aires, y en lugar de Juan de Dios Martín como nuevo arzobispo llegó D. Ángel Suquía. Y el resto de la historia es conocido…                           

Martín Velasco era ante todo un filósofo de la religión. Cultivó de manera pionera en España lo que se conoce como fenomenología del hecho religioso, que consiste en dejar que este hable por sí mismo, tal como es vivido y experimentado, para luego analizarlo con instrumentos filosóficos, meramente racionales, en busca de su sentido. Pero permitiendo a la vez que la razón nos conduzca hasta sus propios límites, allí donde se abre a aquello que la trasciende… al Misterio. Por eso, propone Martín Velasco, la religión debe entenderse como «encuentro del hombre con el Misterio». 

El análisis de la experiencia vivida de los cristianos nos revela luego que para estos, Jesucristo es el lugar privilegiado de dicho encuentro. Y de ahí derivan una espiritualidad y una forma de vida que tienen que ser llevadas a la práctica en medio de unas circunstancias culturales cambiantes. Las nuestras se caracterizan por la secularidad, la increencia y el pluralismo religioso. Eso obliga a los cristianos a adoptar una actitud de diálogo abierto, respetuoso y franco con otras formas de entender la vida, con otros valores, con otras experiencias religiosas. Hoy, la fe cristiana será humilde y dialogal, o no será.                 

Por último, como consecuencia de los dos puntos anteriores, Martín Velasco se interesó por la experiencia mística. Para él, lo místico no se da tanto en fenómenos extraordinarios cuanto en aquella vivencia honda de lo religioso en la vida diaria que afecta a la totalidad de la persona. Constituye, pues, el núcleo de la religión, de todas las religiones. Es una constante que se expresa, eso sí, en formas muy diversas, dependiendo del entorno cultural y social. Por eso, además de ser un excelente conocedor de los místicos españoles, Martín Velasco allanó también el camino en nuestro país a los estudios de mística comparada.           

Una de las obras de Juan Martín Velasco. 

La mejor síntesis de la vida y obra de Juan de Dios Martín Velasco la encontramos en el título del libro homenaje que en 2005 le prepararon sus discípulos: Nostalgia de infinito. Hombre y religión en tiempo de ausencia de Dios.    

Una vida dedicada a la formación religiosa

Entre sus responsabilidades pastorales, fue párroco, delegado de Migraciones de Ávila durante 15 años o rector del Seminario de Madrid, entre 1977 y 1987. No obstante, alcanzó notoriedad en nuestro país en el ámbito de la docencia y la investigación. Fue profesor de Fenomenología de la Religión en la Universidad Pontificia de Salamanca y en la Universidad Eclesiástica San Dámaso.

Durante 16 años, dirigió el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. Además, impartió cursos en el Instituto de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense, en el Máster de Ciencias de la Religión de la Universidad Pontificia Comillas y en la Universidad de Granada.

Martín Velasco es autor de multitud de libros, artículos y colaboraciones sobre el hecho religioso, la experiencia de la religión o el fenómeno místico. Muchas de sus obras más importantes, al margen de la ya señalada, son ‘El hombre y la religión’, ‘Ser cristiano en una cultura posmoderna’, ‘Mística y humanismo’, ‘Orar para vivir’, ‘¡Ojalá escuchéis hoy su voz!’ o ‘Creo en la Iglesia’.

Aunque a nosotros nos entristezca su pérdida, esa nostalgia él la ya habrá saciado.

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