23 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

David Porrinas se sumerge en fuentes cristianas y musulmanas para narrar las peripecias de un gran guerrero que supo aprovechar una época convulsa

'El Cid': La obra que nos muestra la verdad histórica sobre el principal héroe medieval español

Rodrigo Díaz de Vivar es un personaje central en nuestra historiografía. Retratado desde una de las obras fundamentales de las letras castellanas hasta en una superproducción de Hollywood se ha difundido una imagen mitológica que en muchas ocasiones ha distorsionado la realidad del personaje histórico, algo que supera esta obra que ha nacido para convertirse en un libro fundamental

Tuve la suerte de conocer al historiador David Porrinas el pasado verano en un curso de verano organizado por la Universidad Autónoma de Madrid. El título y la temática no podían ser mas evocadores “Nombrar para comprender. Conceptos y debates para la historia medieval peninsular”. En medio de un momento en el que cada vez se intenta dar más un uso partidista de la Historia, analizar una época tan convulsa como la medieval desde los puntos de vista cristiano y musulmán es cada vez más relevante.

El Cid es ante todo un gran guerrero que supuso sacar provecho de una época muy convulsa

Esta forma de abordar la historia, analizando minuciosamente todas las fuentes para mostrarnos la realidad es lo que hace que su obra “El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra” editado por Desperta Ferro en una obra fundamental para comprender y desterrar muchos mitos y falsas ideas alrededor del héroe español por antonomasia y lo hace de una forma maestra, con el peso que da un estudio minucioso en el que se han tenido en cuenta todas las fuentes.

Un estratega adelantado a su época

Para entender al Cid primero hay que comprender su época. La caída del califato Omeya andalusí y el surgimiento de los reinos de Taifas llevaron a que por primera vez la iniciativa bélica pasara a manos cristianas. Una iniciativa que no solo era conquista territorial, en la mayoría de las ocasiones era imponer la superioridad cristiana en modo de cobro de parias o sirviendo como mercenarios de estas Taifas.

Era una época tanto de héroes como de oportunistas, y estas dos facetas las explotó al máximo El Cid para convertirse en actor fundamental del momento, en una lucha que también le enfrentó a otro enemigo formidable, los Almorávides.

El libro narra fundamentalmente los hechos militares en los que intervino El Cid, cuyo momento culmen fue la conquista de Valencia. Este es sin duda una de las bases de su mito. El caballero invicto que, incluso en las peores condiciones, conseguía salir victorioso. Para ello, las minuciosas descripciones de sus campañas y hechos principales se acompañan de un excelente despliegue gráfico que incluye detallados mapas, algo que no nos sorprende en un libro de  Desperta Ferro.

Pero lo importante es que de la evolución de todas las campañas trascienden el resto de las vertientes, tanto la relación complicada que tuvo con Alfonso VI (que le desterró dos veces), su gran contrincante, Ramón Berenguer, conde de Barcelona, y los diferentes reinos musulmanes. De todo ello emana su perfil político, especialmente desde que conquistó Valencia.

Una mención especial lo tiene su capítulo final, “El Cid después de Rodrigo el Campeador”. Entender como se ha podido generar el mito, desde sus orígenes posiblemente ligados al interés de su viuda, Jimena, para mantener el reino de Valencia y perpetuar su legado, hasta su uso en época más reciente es fundamental para saber discernir que hay detrás del “Campeador” y que sepamos discernir que se ha inventado y que hay de real del héroe medieval español por antonomasia.