18 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El militar y político venezolano tuvo muchos amores así como detractores que le llevaron a ser víctima de varios atentados contra su vida

Las mujeres e intentos de asesinato a Simón Bolívar, el 'histórico Libertador' de Hispanoamérica

Retrato de Simón Bolívar.
Retrato de Simón Bolívar. / Hace 204 años, fue víctima de un intento de asesinato.
Simón Bolívar es la figura más importante de la historia de independencia de Latinoamérica del Imperio Español. Sin embargo, el hecho de ser una persona tan reconocida y con unos ideales de libertad tan marcados le llevó a cosechar muchos detractores, que, en algunas ocasiones, intentaron acabar con su vida, aunque logró zafarse. 'El Libertador' corrió con la suerte, además, de contar con los dos grandes amores de su vida, María Teresa del Toro y Manuela Sáenz, quien le salvó la vida en 1828.

La historia de Latinoamérica no puede entenderse sin la figura de Simón Bolívar, como tampoco la de España. Bolívar ha pasado a la historia como El Libertador, pues lideró las campañas que llevaron a la independencia de seis naciones americanas, concretamente las que hoy corresponden a Venezuela –de donde era original–, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Bolivia. Es claramente la figura más importante de la emancipación hispanoamericana frente al que fue el Imperio Español.

Sin embargo, el haber sido una figura de ese calibre hizo que tuviera también muchos enemigos y detractores, así que fue víctima de más de un intento de asesinato a lo largo de su vida. Uno de ellos ocurrió hace exactamente 204 años, el 16 de abril de 1818, en su Venezuela natal.  

Los intentos de asesinato

Corría el mes de abril de 1818 en El Rincón de los Toros, Venezuela, que actualmente corresponde a una población de la Parroquia Ortiz llamada San José de Tiznados, en el estado Guárico. Fue entonces cuando Tomás Renovales, uno de los oficiales del Ejército Real Español, se encargó de perpetrar el intento de asesinato del Libertador.

Simón Bolívar se encontraba allí, precisamente, para reunir sus tropas con las del General Páez para enfrentar al ejército del Imperio Español. El coronel del Ejército Real, Rafael López, quiso impedir el encuentro, así que infiltró al capitán Renovales en el campamento de Bolívar junto a otros ocho hombres armados, quienes irrumpieron disparando hacia la hamaca en la que estaba sentado el Libertador. Aunque uno de los proyectiles pasó por encima de su cabeza, únicamente pudo herir al caballo en el que intentó escapar. Así, y gracias a la oscuridad, Bolívar pudo escapar; Renovales, por su parte, creyó que había conseguido asesinarle.

Monumento a Simón Bolívar en Maracaibo, Venezuela.

Diez años y unos meses más tarde, el 25 de septiembre de 1828, se dio la Conspiración Septembrina, otro atentado contra la vida de Simón Bolívar. En aquel momento, el Libertador era presidente de la Gran Colombia, y se encontraba en el Palacio Presidencial de Bogotá. Durante la medianoche, unos doce civiles y veinticinco soldados comandados por el militar venezolano Pedro Carujo forzaron la puerta del Palacio y, tras asesinar a los responsables de la seguridad, buscaron la habitación del Libertador.

Manuela Sáenz, pareja entonces de Bolívar, se encontraba en el lugar, así que despertó al Libertador, quien, dicen, cogió su pistola y su sable e intentó abrir la puerta. Sin embargo, Manuela logró convencerle de que lo más sensato era escapar por la ventana. Así lo hizo, mientras la mujer entretenía a sus detractores, por lo que recibió un golpe en la frente que le provocó una contusión. Desde entonces, y tras salvar su vida, Bolívar le otorgó el apodo de la Libertadora del Libertador.

Las mujeres del Libertador

La primera mujer que robó el corazón de Simón Bolívar fue María Teresa del Toro, una española con ascendencia venezolana. Estaba profundamente ligada a la sociedad caraqueña, pues su abuelo paterno era el segundo Marqués del Toro, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela. Simón y María Teresa se conocieron en Madrid en el año 1800, ya que él fue enviado a España a terminar sus estudios. Los dos jóvenes estaban emparentados por varias líneas, pero eso no impidió que se casaran el 26 de mayo de 1802.

Matrimonio de Simón Bolívar y María Teresa del Toro, pintado por Tito Salas, 1921.

Pocos días después de su matrimonio, se marcharon a Caracas, donde María Teresa enfermó de algo que llamaron “fiebres malignas” y que hoy se identifica como fiebre amarilla o paludismo. Ocho meses después de haber contraído matrimonio con Simón Bolívar, María Teresa del Toro falleció. El dolor que le produjo la muerte de su amada le hizo prometer que jamás volvería a casarse con ninguna mujer.

Sin embargo, habría una segunda mujer que compartiría parte de su vida con Bolívar, y esa es Manuela Sáenz. Se conocieron el 16 de junio de 1822 en Quito, cuando él hacía su entrada triunfal tras la Batalla de Pichincha y Manuela le miraba desde un balcón. Los dos tenían unos ideales de libertad muy marcados, y su romance, desde el inicio, fue especialmente pasional, aunque, con el tiempo, se convirtió en un amor más maduro.

Más allá de su romance con el Libertador, Manuela Sáenz fue reconocida por las tropas de liberación latinoamericanas y, posteriormente, por la historia. Es considerada una de las heroínas de la gesta de la independencia de América Latina, además de una de las precursoras del feminismo. Sin embargo, tras dimitir Bolívar de la presidencia de la Gran Colombia, murió, y Manuela perdió el rumbo. Además, Francisco de Paula Santander, presidente entonces del país, la desterró. La Libertadora del Libertador murió el 23 de noviembre de 1856 por una epidemia de difteria en Paita, Perú.

Retrato de Manuela Sáenz, pintado por Pedro Durante, 1825.

Aunque la historia de Latinoamérica y España no se puede entender sin Simón Bolívar, la de este no se puede comprender sin María Teresa del Toro y Manuela Sáenz, dos grandes mujeres que, escondidas tras la gloria del hombre al que amaron, merecen ser recordadas.

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