28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Las instituciones han negociado en distintas ocasiones con los herederos del poeta de la generación del 27 para la adquisición del inmueble sin éxito

Velintonia, la histórica casa del poeta Vicente Aleixandre sale a subasta pública sin salvar su recuerdo

La casa del Premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, Velintonia, pasará a subasta pública judicial próximamente. Tres de los cinco herederos del inmueble comenzaron en 2020 los trámites para extinguir el condominio de la propiedad y su posterior venta en subasta. Por su parte, la Comunidad de Madrid ha querido declarar el lugar como Bien de Interés Patrimonial, una protección insuficiente a los ojos de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre.

Tras la muerte del poeta Vicente Aleixandre, todo han sido problemas en torno a su casa, Velintonia 3. La vivienda del reconocido poeta de la generación del 27 ha pasado de mano en mano entre sus familiares, quienes han entrado en conflicto en distintas ocasiones, tanto entre ellos como con las instituciones. Han sido varias las veces en las que se ha intentado declarar el domicilio de Aleixandre Bien de Interés Cultural (BIC), sin éxito.

En la actualidad, Velintonia pertenece en un 60 por ciento a Amaya Aleixandre de Artiñano, la hija de un primo del poeta, y el resto a cuatro primos de la familia Merlo, que cuentan con un 10 por ciento cada uno.

Las últimas informaciones al respecto de la casa del premio Nobel, por parte de la sentencia del Juzgado de Primera Instancia nº 35 de Madrid, revelan que los actuales propietarios no son capaces de ponerse de acuerdo en cuanto a qué hacer con el inmueble. Y parece ser que el motivo del abandono del domicilio de Aleixandre es su elevado precio, algo en lo que han discrepado los codueños. La casa del poeta español pasará a subasta pública próximamente.

Negociaciones abocadas al fracaso

Pese a los distintos intentos por parte del Ministerio de Cultura, de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de Madrid para adquirir el inmueble, nunca se logró un acuerdo entre las partes. Según contó Carmen Calvo, antigua ministra de Cultura, los herederos de Aleixandre pedían más de seis millones y medio de euros por la casa, mientras su oferta era de 1,95 millones de euros. El ministerio se retira de las negociaciones en mayo de 2007 tras una segunda oferta de 2,8 millones que, de nuevo, rechazan los dueños del inmueble.

Vicente Aleixandre (derecha) y Jorge Guillén en Velintonia 3.

También se ha hablado de la expropiación de la casa, tanto por parte de Carmen Calvo como por la del Gobierno de Manuela Carmena en Madrid. Sin embargo, no fue hasta el año 2020 cuando tres de los cinco codueños del inmueble comenzaron los trámites para extinguir el condominio de la propiedad y su posterior venta en subasta pública judicial. En el pasado mes de abril del 2021, el Juzgado de Primera Instancia nº 35 ordenó la subasta pública de Velintonia.

Una protección insuficiente

La Comunidad de Madrid inició en julio de 2021 la preparación del expediente para declarar la casa de Vicente Aleixandre Bien de Interés Patrimonial (BIP). El nivel de protección que se le otorga, entonces, al inmueble, es el segundo más importante de los que se prevén en la Ley 3/2013 de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, y se reserva a aquellos bienes culturales que se considera que poseen una significación histórica o artística especial, pero no excepcional.

La Asociación Amigos de Vicente Aleixandre, por su parte, lleva luchando desde 1995 con el objetivo de salvar la casa del poeta, que se encuentra en un estado próximo al abandono, y transformarla en la Casa de la Poesía, “un espacio dedicado a la memoria de Vicente Aleixandre, de la generación del 27 y de toda la poesía española del siglo XX”, según cuentan ellos mismos en su página web.

Esta asociación ha expresado en distintas ocasiones su disconformidad con la valoración de BIP de la casa de Aleixandre, alegando que muchas de las casas de los escritores más importantes de España han sido convertidas en casa-museo, y que las normativas controlan cualquier actuación que se realice en el lugar, algo que no sucede con la protección que otorga la consideración de BIP.

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