23 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Tenía 64 años y era autor de once libros sobre la Transición, los Franco, dirigentes del PP y la historia del cante jondo

Fallece el periodista Alfredo Grimaldos: Un flamencólogo comprometido con la verdad y dedicado a la investigación

Alfredo durante un encuentro digital.
Alfredo durante un encuentro digital.
Alfredo Grimaldos nos dejaba el pasado 4 de diciembre a los 64 años de edad. Es complicado explicar la trayectoria de este hombre cabal, fiel a sus ideas, periodista de batalla y de trinchera... Conocía a Alfredo y su fallecimiento me pilló de sorpresa, sabía de su enfermedad pero no esperaba tan repentino final. El fallecimiento de amigos comunes, Andrés, Germán, ... me hizo perder su cercanía pero nunca su memoria.

Conocí a Alfredo Grimaldos en la redacción de Interviú, en febrero de 1992, donde aquel verano nos escribiría la biografía de Camarón de la Isla con el álbum de fotos de la familia o la última crónica de las actuaciones de Rancapino. Igual te relataba anécdotas de los Franco, a quienes retrató en un libro ("La sombra de los Franco en la Transición"), como de Eduardo Zaplana, que lo denunció y ahogó económicamente hasta la extenuación por la publicación de una biografía no autorizada. "Zaplana, el brazo incorrupto del PP". Compartí muchas comidas con Grimaldos en El Reporter y en el local de Pedro, "el comunista". Reuniones que se alargaban los viernes hasta bien entrada la tarde, siempre con la sonrisa de Alfredo de fondo, escondido detrás de sus gafas de ver, sentado en una silla tarareando algún tango o seguiriya que yo, por supuesto, desconocía.

Alfredo Grimaldos

Pero donde mejor recuerdo a Alfredo es sobre el parqué de un campo de fútbol sala, vestido de pantalón corto y con el 9 a la espalda de una vieja camiseta del Deportivo de La Coruña. Para el recuerdo me quedaré con su corpachón, enorme como su corazón, jugando al fútbol sala y su media vuelta hacia la izquierda, porque Alfredo era zurdo de pie, pero sobre todo de ideas y siempre salía hacia la izquierda para colocar un impecable zurdazo a la escuadra, lejos de la mirada del portero que sufría su furia goleadora, porque Alfredo Grimaldos se llamó así por Alfredo Di Stefano, casi tan madridista como el Alfredo periodista. No me creerán si digo que jamás escuché a Alfredo hablar de política, quejarse de una falta recibida, ni expresar una queja sobre nadie... en realidad nunca escuché a Alfredo hablar mal de nadie.

               Alfredo con alguno de sus libros.

Alfredo sentó cátedra como crítico flamenco. Escribió "Historia Social del Flamenco", que tuvo gran éxito. En realidad escribió 11 libros, pero donde destacó sin duda fue como crítico flamenco, aunque podría haber sido cronista de boxeo, su gran pasión además de la canción española, deporte del que entendía tanto o más que del flamenco.

En su madrileño barrio de Ventas (era hijo de un Guardia de Asalto de la República), le conocían en todos los bares. Alfredo era un tipo de interminables charlas de bar, a quien podías pedirle el teléfono de Amargo o de Canales y te convencía de que mejor era hablar con Farruquito aunque te daba los tres sin preguntar.

Fue periodista en Interviú, en el periódico La Tarde de Madrid, en el diario Liberación y en revistas como Actual, El Otro País, Artículo 20 y XL Semanal, pero sobre flamenco escribió sobre todo en El Mundo, donde ya le echan de menos. Una vez le pedí que me explicase los palos del flamenco y me dio una clase magistral... que duró varios días.

Durante un encuentro digital para presentar uno de sus libros, explicaba que "la Transición fue un proceso que se cerró en falso. Las direcciones de los partidos de izquierda cedieron a las presiones de los franquistas que dirigieron el cambio y dejaron reivindicaciones elementales de lado. La derecha siempre conservó el control sobre la economía y los aparatos del Estado, incluso durante los gobiernos de Felipe González". Escribió también "La CIA en España", "La Iglesia en España", "Esperanza Aguirre, la Líder S.A.", "Las claves de la Transición (1973-1986 (para adultos)" y el último, en 2018, "Flamencos en el ferrocarril" con fotos de su amigo Pepe Lamarca.  

Recuerdo a Alfredo Grimaldos en una presentación de otro de sus libros cuyo nombre de nuevo he olvidado, en el Ateneo Republicano de Vallecas, guiñándome un ojo y diciendo. "Niño, ya soy más vallecano que tú".

El día 5 de diciembre durante su entierro, sus amigos le cantaron en su despedida "Grândola, Vila Morena", la canción que compuso su amigo José Afonso y escogida por los militares de la Revolución de los Claveles en Portugal. Su también amiga, Ángeles Maestro, médico, política, militante del PCE y exdiputada en el Congreso escribió poco después a modo de homenaje: "Por fin el llanto ha conseguido aclarar la rabia impotente y la angustia oscura que me atenazaba, bloqueando la expresión misma de la pena. (...) Porque el trabajo de investigación que la sustenta –hoy, que ese trabajo prácticamente ha desaparecido del periodismo– ha sido vital para constituirnos como clase, como pueblo, de la única forma posible: conociendo a nuestros enemigos, desvelando los crímenes cometidos, sus alianzas secretas, sus miserables lacayos, más miserables aún si aparecen disfrazados con nuestras banderas, nuestros símbolos y nuestras palabras.

Y también, y sobre todo, por tu vida honesta, intachable, con la dignidad incorruptible de quienes se juegan la vida al lado de los perdedores, de los fusilados, de los torturados, del inmenso ejército de camaradas oscuros (...). ¿Sabes Alfredo? Hay una imagen, tú nos contaste y que se me clavó en la memoria. Es cómo un fogonazo de tu historia, de la de todos. Tu madre cosiendo y recosiendo la bandera republicana desgarrada por los guardaespaldas de Carrillo, intentando arrancártela".

Descansa en paz, maestro.

 

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