20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

A diferencia de su madre, que optaba por colores llamativos, el vestuario del británico se caracteriza por la sobriedad y por no haber sufrido cambios

El estilismo del Rey Carlos III: Trajes con cortes clásicos y pañuelos coloridos

El Cierre Digital en Rey Carlos III de Inglaterra.
Rey Carlos III de Inglaterra.
Tras la muerte de la Reina Isabel II de Inglaterra, su hijo, el ahora Rey Carlos III, se encuentra en el foco mediático. 'El aristócrata' José María López-Galiacho comenta para 'El Cierre Digital' el estilismo de un monarca. Caracterizado por su sobriedad, su vestuario no ha cambiado en todos estos años, optando siempre por trajes con cortes clásicos, corbatas con nudo simple y pañuelos de vivos colores.

Tras la muerte de la Reina Isabel II de Inglaterra, el mundo entero se ha volcado con la Familia Real británica. El legado de la fallecida monarca fue extenso. Setenta años en el trono en los que ha vivido dos guerras y una pandemia entre otros muchos acontecimientos. La monarca fue muy querida por sus súbditos, lo que ha hecho que ahora la sociedad británica llore su pérdida.

A su muerte, el mundo entero recuerda no solo su legado, sino también su influencia. Como ya comentamos en elcierredigital.com, la Reina de Inglaterra se convirtió en todo un icono de moda, creando tendencia con algunos de sus atuendos.

Ahora, tomará el relevo su hijo, el ahora Rey Carlos III de Inglaterra. Como buen miembro de la realeza, el vestuario de Carlos III también ha sido sometido al ojo crítico de los más expertos... y alabado. La edición británica de la revista masculina Esquire le eligió —hace ya más de diez años— como el hombre mejor vestido del mundo. Y es que el actual rey es la viva representación de la elegancia masculina en el vestir. José María López Galiacho, conocido en el mundo de la moda por su portal web denominado 'El aristócrata', analiza para elcierredigital.com la vestimenta del actual monarca británico.

El heredado estilismo del Rey Carlos III

La forma de vestir del Rey Carlos III apenas ha cambiado en todos estos años. Un hecho digno de admiración. Si por algo se ha caracterizado la forma de vestir del Rey Carlos ha sido siempre por su coherencia. Si tenemos la oportunidad de acudir a una librería inglesa y ojeamos las numerosas biografías que existen sobre su persona podremos observar en las fotos del interior que su forma de vestir apenas ha sufrido cambios destacables en todos estos años.

Una de las personas que más ha tenido que ver para que esto se haya mantenido así es, sin lugar a dudas, su padre, el difunto duque de Edimburgo. Éste, a pesar de ser testigo de otra época, supo trasmitir a su hijo la elegancia británica en su máximo exponente. Si observamos los trajes del duque Felipe de Norton & Sons rápidamente podremos entender la influencia en el vestir de éste sobre su hijo. Los sastres de Felipe de Edimburgo presumían que vestía los trajes que ellos le cortaron cuando tenía 36 años cuando tenía 86. Esto es una muestra más de que la elegancia masculina clásica es la única moda masculina intemporal.

Igualmente, llegamos a otra conclusión de capital trascendencia; esto es, la importancia de tener una buena cuna. Definitivamente, no se trata sólo de tener un determinado estatus social o una desahogada posición económica; hay cosas para las que es imprescindible haber recibido un buen ejemplo y una correcta educación desde nuestra más temprana infancia.

El Rey Carlos III con una de sus clásicas corbatas de raya gruesa.

Quizá esto explique las más que notables diferencias a la hora de vestir del Rey Carlos III y de su tío abuelo el duque de Windsor.

Hay quien califica al Rey Carlos III como una persona aburrida a la hora de escoger su vestuario. De hecho, el Rey Carlos III durante más de 30 años se ha mantenido fiel a los patrones clásicos que sus sastres de confianza Anderson and Sheppard y Gieves and Hawkes le han aconsejado y que él siempre ha vestido conforme al estilo más británico.

Trajes sencillos con corte clásico y un pañuelo en el bolsillo

Tampoco sus camiseros de Budd y de Turnbull and Asser han sufrido estrés alguno por tener que cambiar rápidamente los patrones de sus camisas porque las nuevas modas así lo impusieran y el Rey Carlos III así lo demandara.

El corte de sus trajes no puede obedecer a patrones más clásicos; cortes amplios que ayudan a que el traje descanse sobre el cuerpo sin insinuar demasiado la figura, solapas anchas y de corte bajo, faldones con dos aberturas cuyo largo coincide exactamente con el de los nudillos de la mano, pantalones sin vuelta en los dos y tres piezas y con vuelta en los cruzados (este es uno de los escasísimos detalles que no es bien visto por los más puristas ingleses quienes hasta en el traje cruzado optan por pantalones sin vuelta; quizás esta costumbre la heredó también de su padre), etc.

Aunque ha sido frecuente verle vestir trajes sencillos o con chaleco, en los últimos años la imagen más frecuente del actual rey es el traje de chaqueta cruzado con todos sus botones abotonados (algo que, por cierto, también es norma en el Rey Emérito).

Otra nota de su gusto por la verdadera elegancia clásica, es el vestir en todo momento un 'pocket square'. Este complemento cada vez más en desuso pero cada vez más necesario es el fiel acompañante de todas sus chaquetas. Da igual con quien se reúna o que país visite, él siempre vestirá su pañuelo independientemente de que su homólogo no sepa ni siquiera que las chaquetas se confeccionaron con un bolsillo a la altura del pecho para lucir un pañuelo. Además, por su forma de lucirlo no nos cabe duda de que se siente orgulloso de él y de su elección.

La flor que el Rey Carlos III acostumbra a llevar.

El color del vestuario de Carlos III, en sus pañuelos

Siempre ha huido del colorido excesivo en sus atuendos. Sus trajes monocolor o diplomáticos son su elección más frecuente. Algo parecido sucede con sus camisas. Éstas suelen ser también monocolor o en todo caso con alguna fina línea. Será difícil verle con camisas a cuadros o de rayas llamativas o marcadas. Su color preferido para éstas es el azul claro. Este color le facilita la correcta combinación de los pañuelos y además le permite escoger un pañuelo de un estampado más alegre.

Todas sus camisas lucen un puño doble del que no sobra mucha tela una vez puestos los gemelos. A veces puede dar incluso la impresión de que son puños sencillos donde se ha sustituido el botón por un ojal sobre el que se pasa el gemelo. Los gemelos se caracterizan por su sencillez y discreción, sintiendo especial debilidad por los gemelos de formas redondas y con una parte de ellos en oro.

Esta discreción se puede observar también en sus corbatas. Colores nuevamente clásicos y no llamativos con pequeños motivos suelen ser los que gozan de su confianza. No obstante, su predilección todavía hoy de vestir corbatas a rayas con bandas de colores bastante anchas denotan una vez más su gusto por lo intemporal.

En cuanto a calzado se refiere, sigue optando por los Oxford Classic con la típica horma ancha inglesa. Con los trajes oscuros y diplomáticos viste siempre calzado negro y con sus trajes grises prefiere las tonalidades marrones oscuras o las de color vino.

Zapatos del Rey Carlos III.

Un detalle que goza de toda mi respeto es su negativa a desabotonarse el primer botón de la botonadura de la manga; costumbre tristemente extendida entre todos aquellos que quieren presumir de vestir de sastre. ¿A alguien le cabe alguna duda de que esos trajes llevan detrás muchísimas horas de trabajo y múltiples ajustes? Sus trajes son la prueba fehaciente de que un buen traje bespoke no necesita de ese absurdo detalle snob para lucir como algo artesanal.

Si bien antes era más proclive a lucir siempre una flor en el ojal de chaqueta últimamente podemos verle ya en actos de diversa índole sin ésta.

Quizás su único guiño tímido a la modernidad sean las pulseras que en alguna foto se pueden adivinar debajo del puño doble.

También merecen una especial atención su amplio armario de abrigos; todos ellos obedeciendo una vez más a los patrones y colores clásicos ingleses.

El rostro del Rey de Inglaterra, el protagonista

Alan Flusser tenía dos principales premisas para vestir correctamente: el color y la proporcionalidad de las prendas con la fisionomía de cada caballero. Y el Rey Carlos III las cumple.

Si nos fijamos en el conjunto formado por su cuello de la camisa, el nudo de la corbata y las solapas de la chaqueta (conjunto que conforma la primera imagen de todo aquel que nos mire) apreciaremos que todas éstas partes no cobran relevancia alguna y su rostro es el único protagonista del retrato final.

Los conjuntos del Rey Carlos III guardan una total proporcionalidad tanto entre todas sus partes como con el físico de su portador. Si alguna pega podemos poner a estas es su manía de seguir vistiendo el nudo sencillo que ya se anudaba desde pequeño. El tiempo pasa para todos y los miembros de la familia real no son una excepción. El rostro del Rey Carlos III se ha ensanchado con los años y quizás una segunda vuelta a la corbata conseguiría un resultado final más acorde con su fisionomía actual.

El Rey Carlos III es una clara muestra de que no es necesario sucumbir a las tendencias más modernas o convertirnos en auténticos fashion victims para poder ser un exponente de la elegancia y el estilo.

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