25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La artista, hija del desaparecido cantante Antonio Molina, ha rodado a las órdenes de cineastas como Luis Buñuel, Pedro Almodóvar o Luigi Comencini

Angela Molina, Goya de Honor a los 65 años: Una actriz icono de la Transición española

Ángela Molina.
Ángela Molina.
Este sábado se celebran los Goya más insólitos de la historia, marcados por la crisis sanitaria. El premio de honor lo recogerá Ángela Molina, una de las actrices icónicas de la Transición española. Hija de Antonio Molina, se convirtió en una estrella internacional tras ser elegida por Luis Buñuel para ser su última musa en 'Ese oscuro objeto del deseo'. Después ha rodado con otros directores en varios países como Francia, Italia, Alemania, Portugal, México o Argentina.

Los Molina son una de esas sagas en las que parece que todo el mundo tiene un talento desarrollado para alguna rama del mundo del espectáculo. Son el resultado del matrimonio que formaron Antonio Molina, posiblemente el único intérprete de coplas masculino que igualó en fama a sus mujeres coetáneas, y su mujer Ángela Tejedor: ocho hijos que fueron naciendo ininterrumpidamente durante dos décadas. 

Ángela fue la primera en seguir los pasos de su padre en el mundo de la farándula. Lo suyo fue el cine, aunque  su debut en No matarás (1974), no hacía augurar nada bueno. Sin embargo, pronto se fijaron en ella algunos de los directores más importantes de España y luego, del extranjero. 

Los cineastas y el público iniciaron un idilio con esta mujer que ha durado hasta ahora. Con la crítica, las cosas han ido despacio. Tal vez por eso, el Goya de Honor viene a echar yodo en la herida de no haber premiado nunca la Academia a una de las personalidades más subyugantes de nuestro cine en la últimas décadas. En cinco ocasiones ha sido nominada por sus trabajos en otros tantos filmes sin conseguir el premio. Sin embargo, no ha llegado a sus 65 años con pocos premios, como el del Festival de San Sebastián o el David de Donatello, los Óscar italianos. En el país transalpino trabajó intensamente en los 80 y los 90. 

En sus inicios, la crítica la acusaba de hablar demasiado natural y de tener una belleza, aunque calificada de racial, que no se ajustaba a los cánones de la época. Unas características que sirvieron para que Luis Buñuel la convirtiera en su última musa. Fue en Ese oscuro objeto del deseo (1977), una revisión de la clásica novela La mujer y el pelele que ya había conocido otras versiones cinematográficas protagonizadas en distintas épocas por Marlene Dietrich y Brigitte Bardot

Buñuel la convirtió en la obsesión de Fernando Rey y, de paso, en una estrella internacional que empezó a ser reclamada para rodar en Francia, Portugal, Italia, Alemania, Argentina o México. Durante el rodaje la actriz conoció la peculiar personalidad del cineasta aragonés. En una ocasión, en la que quería que Rey enrojeciera en pantalla, le pidió a Ángela que le dijera lo siguiente al oído: "Fernando, te huelen muchísimo los pies". En otro momento del rodaje, ella tenía que realizar un número musical desnuda y al acabar la toma, el cineasta gritó pidiendo una manta para ella sin atreverse a mirarla. 

Después de Buñuel llegaron otros como Manuel Gutiérrez Aragón, posiblemente el que mejor la supo entender o, después de muchos aplazamientos, Almodóvar, que la dirigió por primera vez en Carne trémula. Otros, como Vicente Aranda que le ofreció Cambio de sexo, o Bigas Luna, que hizo lo propio con Las edades de Lulú, no le perdonaron sus negativas. Más allá del cine, tras el éxito de taquilla de Las cosas del querer (1989), inició una carrera musical donde llegaría a colaborar con Georges Mustaki

Dos maridos y una isla 

Cuando Buñuel la convirtió en estrella ya se había casado con su primer marido, el fotógrafo Hervé Tirmarché. Su relación con la prensa del corazón siempre ha sido curiosa. No ha renunciado a cobrar por exclusivas pero ha conseguido al mismo tiempo que su figura no sea objeto de crítica. Tal vez, porque al igual que lo hacía Lucía Bosé, nunca se negaba a responder al resto de periodistas. 

A Tirmarché lo conoció en Ibiza, uno de sus lugares favoritos en el mundo. Y juntos tuvieron tres hijos:  Olivia, que ha seguido los pasos de su madre en el cine, Mateo y Samuel.

A principios de los noventa el matrimonio se rompió y en otro veraneo en Ibiza encontraría de nuevo el amor: el empresario Leo Blakstad, con el que se casó en 1995 y con el que tendría dos hijos: Antonio, que nació poco después de la boda y en 2003, a los 48 años de edad, su hija María

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