Sofía de Grecia, con una salud de hierro: vegetariana, cosmética natural y acupuntura.
La Emérita evita carne roja, practica yoga y pilates, y adora el chocolate.
En la noche del 9 de abril doña Sofía ingresaba en la Clínica Ruber de Madrid. Lo hacía a causa de una infección en el tracto urinario, tan solo dos días después de haber asistido a la misa funeral de su sobrino Fernando Gómez-Acebo y, este pasado sábado, a la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la abogada Teresa Urquijo.
Aunque a lo largo de la mañana de este miércoles no hubo mucho movimiento en las inmediaciones del hospital, sobre las 16.50 horas llegaba el rey Felipe VI solo en su coche –tal y como indican testigos a elcierredigital.com– para visitar a su madre.
El monarca afirmaba, ante los medios de comunicación, que la Emérita “está muy bien, animada y con ganas de que le den el alta”. Cabe destacar que desde hace décadas, la reina Sofía no había ingresado en un hospital y su última baja médica se produjo en mayo de 2022, cuando la Casa Real anunciaba que la monarca había dado positivo en COVID-19, por lo que no pudo asistir al almuerzo que se celebró en el Palacio de la Zarzuela con motivo de la visita de Juan Carlos I a España.
A diferencia del Emérito, que ha sido intervenido en 17 ocasiones, la hija de Federica de Grecia posee una salud de hierro y un historial médico donde no consta ninguna enfermedad de carácter grave. De hecho, según han afirmado diversos medios de comunicación, “el ingreso de doña Sofía por una infección urinaria ha sido por realizar un seguimiento ya que su edad lo requiere”.
La ‘salud de hierro’ de doña Sofía
Como mencionábamos anteriormente, la reina Sofía no ha pasado por quirófano y la infección del tracto urinario que padece ha sido el primer ingreso hospitalario desde la década de los sesenta. Fue en diciembre de 1963 cuando la Emérita ingresó en la Clínica de nuestra Señora de Loreto de Madrid para dar a luz a su primogénita la infanta Elena, dos años después a la infanta Cristina y en 1968 al entonces príncipe Felipe deBorbón, siendo esta la última vez que doña Sofía pasara la noche en un hospital.
Precisamente la madre de Felipe VI ha sido la única figura de la dinastía de los helenos que no ha sufrido graves problemas de salud. En marzo de 1964 su padre, el rey Pablo de Grecia, fallecía víctima de un cáncer de estómago y más de una década después, su madre, la reina Federica, se sometía a una cirugía con el fin de que le retirasen unas acumulaciones de colesterina en los párpados. Pese a que la operación fue todo un éxito, la monarca griega, que descansaba en compañía de su yerno, el doctor Carlos Zurita, sufrió un infarto masivo y falleció de manera repentina.
Su hermano el rey Constantino de Grecia, que falleció en enero de 2023, también había gozado de buena salud. No obstante, durante los últimos años de su vida necesitaba de un bastón para caminar hasta que sus problemas de movilidad requirieron que el último rey de los helenos utilizara una silla de ruedas. Además, en diciembre de 2021 estuvo ingresado por una grave neumonía y en enero de ese mismo año por coronavirus, lo que le obligaba a llevar desde entonces una sonda de oxígeno para respirar. Ya en 2009 el hermano de doña Sofía fue operado a corazón abierto y posteriormente sufrió una embolia pulmonar así como una obstrucción intestinal.
Por su parte, la princesa Irene de Grecia se ha convertido en la gran preocupación de la Emérita desde que este pasado mes de octubre le diagnosticaran la enfermedad de Alzheimer. Fue la propia Sofía de Grecia la que se dio cuenta de que algo iba mal con la memoria de su hermana, con quien reside en el Palacio de la Zarzuela. Hace más de 20 años, vivió un momento complicado cuando se le detectó un cáncer de mama. Finalmente, venció a la enfermedad y desde entonces su salud le ha seguido dando disgustos. En 2008 visitando Atenas se cayó y tuvo una fractura en un pie.
De la dieta vegetariana a la acupuntura
A sus 85 años de edad, y con un historial médico limpio de enfermedades de pronóstico grave, la reina Sofía goza de buena salud. Pero, ¿cuáles son los secretos que guarda la Emérita? Uno de ellos es la buena alimentación que sigue habitualmente. Doña Sofía no come carne, decisión que tomó tras la muerte de su padre por lo que, actualmente, sigue una dieta vegetariana.
El aceite de oliva no falta en sus comidas, come mucha verdura, su plato favorito es la menestra, y también pescados y legumbre. Es más, ha afirmado que “le encanta la quinoa, la lechuga, el gazpacho y la tortilla de patata”. No suele beber bebidas alcohólicas aunque ha confesado que el chocolate es su único ‘vicio’.
El deporte es otra de sus premisas y, de hecho, en su habitación del Palacio de la Zarzuela tiene una cinta de caminar que utiliza de manera habitual. Según trascendió, hace años que doña Sofía tenía un preparador físico que la guiaba en la práctica de disciplinas como el yoga o el pilates. Doña Sofía también es una gran aficionada a la acupuntura, y según contaban, cuando estaba muy estresada o tiene algún dolor, recurría a la consulta de dos prestigiosos especialistas en Madrid, el doctor Cho Hoon y el doctor Kang.
Y otro de los aspectos que más sorprende del físico de doña Sofía es el cuidado de su piel. Para ello, la Emérita también recurre a la acupuntura, que en este caso utiliza "agujas faciales". La técnica le ayuda a recuperar el buen tono de su cutis y sobre todo erradicar las arrugas del cuello. Además es una fiel seguidora de la cosmética natural y, entre sus productos favoritos se dice que figura una crema vegana cuyos ingredientes principales son la manteca de karité y el aceite de babasú orgánico de Brasil de la firma The Body Shop.
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