Los personajes del verano: Alfonso de Hohenlohe, fundador del Marbella Club
Ahijado de Alfonso XIII y Victoria Eugenia fue uno de los emblemas de la noche marbellí durante los años 70 y 80
En 1924 llegaba al mundo Alfonso Maximiliano Victorio Eugenio Alejandro María Pablo de la Santísima Trinidad y Todos los Santos. Más conocido como el príncipe Alfonso de Hohenlohe y para muchos, el rey de la noche marbellí. Hijo de un príncipe de ascendencia germana y una madre perteneciente a la aristocracia española, el pequeño Alfonso fue bautizado en el Palacio de Oriente. Sus padrinos fueron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg. De hecho, años más tarde, el rey emérito le comentó a Alfonso lo mucho que le envidiaba por haber sido bautizado en España, ya que él se encontraba en Roma, ciudad donde la Familia Real española se encontraba exiliada.
La infancia del príncipe Alfonso transcurrió entre el Palacio de la duquesa de Parcent, su abuela, y el castillo familiar de Bohemia. Alfonso de Hohenlohe se fue haciendo mayor y se convirtió en un joven atractivo, ambicioso y con bastante visión para los negocios. En 1947 comenzó a adquirir terrenos en Marbella, hasta entonces un pueblo pesquero que no despertaba ningún interés para el turismo.
Los beneficios que le reportaban sus negocios en México le permitieron realizar grandes inversiones en Marbella. A finales de los años 50, el príncipe Alfonso era el promotor por excelencia de la Costa del Sol y atrajo hacia aquel pequeño pueblo de pescadores el turismo de lujo o lo que se conoce como la jet society.
El Marbella Club, el refugio de la high society
El príncipe Alfonso lo tenía claro. Quería convertir Marbella en un refugio para la jet set. Y lo consiguió. En 1954, se hizo realidad su sueño y levantó el Marbella Club. Un hotel construido sobre la finca Santa Margarita, que compró su familia en 1947. El hotel Marbella Club, inspirado en los moteles estadounidenses, se convirtió en un refugio para el turismo más exclusivo. Con un acceso directo al mar, el hotel prometía un servicio a medida para sus clientes. La combinación de playa, fiestas hasta altas horas de la madrugada e intimidad era perfecta.
Por allí pasaron estrellas de Hollywood, miembros de la realeza y grandes fortunas. La lista de personalidades que se han hospedado en el Marbella Club para pasar sus vacaciones estivales es inmensa. Desde la actriz Elizabeth Taylor quien en 1986, decidió hacer top less en una de las piscinas y fue captada por un paparazzi, hasta la condesa platino Gunilla Von Bismarck, quien bailaba hasta el amanecer en las fiestas privadas del hotel junto a su marido Luis Ortiz.
El príncipe que inventó la Jet Set
Desde su estancia en América, el príncipe supo moverse de fiesta en fiesta para conseguir una amplia agenda de contactos que pronto se dejarían ver por su querida Marbella. Atraer al turismo de lujo hasta la Costa del Sol era su principal objetivo. Alfonso, convertido en todo un Bon vivant, comenzó a invitar a ciertas personalidades a su refugio. Todos querían conocer el ambiente exclusivo que se respiraba en Marbella. Jaime de Mora y Aragón con su eterno monóculo, Gunilla Von Bismarck junto a los choris o Adnan Khashoggi cuyas fiestas eran el centro del lujo y el glamour.
Las estrellas de Hollywood también también se apuntaban a la noche marbellí. La actriz Brigitte Bardot, el actor Sean Connery, a quien tanto impactó Marbella que se construyó una mansión privada, o Ava Gadner. “Mi padre tuvo un flirteo con Ava Gardner, lo que propició que conociera a más gente a la que atraer para que vinieran a la Costa del Sol”, confirma Hubertus de Hohenlohe.
Otras conocidas familias también se dejaron caer por Marbella. Los Flores eran habituales en las fiestas del Marbella Club. Isabel Presyler también viajaba durante la década estival junto a sus hijos hasta la costa del Sol. Nadie quería perderse la Belle Époque marbellí que tanto trabajo le había costado conseguir a el Príncipe Alfonso.
Afortunado en los negocios, fracasado en el amor
Desde que el príncipe Alfonso de Hohenlohe despertó a la juventud, se convirtió en un hombre muy atractivo para las mujeres. En 1955, contrajo matrimonio con Ira Von Fürstenberg, una joven aristócrata con la que tuvo dos hijos. Kiko de Hohenlohe, que falleció en 2006 en una cárcel tailandesa, y Hubertus de Honhelohe, cantante y esquiador profesional. Finalmente, el matrimonio no prosperó e Ira se unió al brasileño Baby Piganatari, otro de los jóvenes más cotizados.
Posteriormente, Alfonso se casó con la actriz Jackie Lane, con quien tuvo a su hija Arriana Theresa de Hohenlohe. Contrajo matrimonio por tercera vez en 1991 con Marilys Heynes, quien se suicidó en el año 2000.
Un emblema de los veranos en Marbella
La muerte del príncipe de Hohenlohe a los 79 años, víctima de un cáncer de próstata, causó una gran conmoción en Marbella. El promotor del turismo de lujo que llevó a un pequeño pueblo de apenas 900 habitantes a lo más alto, se convirtió en todo un emblema en la Costa del Sol.
Para la jet society, su muerte fue un duro golpe. Atrás quedaron los veranos en el Marbella Club de la época dorada de aquel pueblo que para el Príncipe Alfonso lo supuso todo. Quiso pasar sus últimos días en su finca, El Principito. “Un hombre fabuloso, muy modesto, trabajador y talentoso. Siempre sintió cariño por Marbella”, así le recordaba el Conde Rudi, uno de sus grandes amigos.
Tras su fallecimiento, Marbella quiso continuar con el legado que dejó el príncipe Alfonso. Pero nada es igual. La Belle époque marbellí de fiestas, glamour y lujo en los eternos veranos de Marbella será muy difícil de recuperar.
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