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Dos personas, una de edad avanzada y otra joven, en una imagen dividida.
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La amistad entre Ava Gardner y Ramón Tamames: Su padre era el médico de Dominguín

Tamames lleva siendo un nombre importante en la sociedad española desde los años 50.

Ramón Tamames se ha convertido, a sus 89 años, en el sorprendente protagonista de la actualidad. Durante la jornada del 21 de marzo de 2023 ha recuperado un inusitado protagonismo político, como en los mejores años de la Transición. Su nombre sorprendió a todos cuando fue escogido por VOX para liderar su moción de censura. Una moción de censura que nació muerta pero que al antiguo líder del PCE le ha convertido en el protagonista político del momento.

Ramón Tamames siempre ha tenido una discreta vida privada. Está casado desde 1960 con Carmen Prieto-Castro, con la que tiene tres hijos: Alicia, Laura y Moncho. Su infancia estuvo marcada por el suicidio de su madre, Carmen Gómez, en 1940. Él tenía siete años y su madre dejó una carta escrita en la que afirmaba que tomaba la determinación por el miedo a que su padre la dejara. Su padre era el cirujano Manuel Tamames, que pasaría a la historia por ser el cirujano de Luis Miguel Dominguín, una de las grandes personalidades del siglo XX.

Luis Miguel Dominguín vivía obsesionado con no acabar como su admirado Manolete. Y es que compartió cartel con el mítico torero en la plaza de toros de Linares (Jaén) el fatídico 28 de agosto de 1947, cuando el toro Islero acabó con la vida de Manolete. Desde entonces Dominguín vivía obsesionado con que no le pasara lo mismo y convirtió a Manuel Tamames en su médico oficial, que viajaba siempre con la cuadrilla del diestro madrileño. Esto hizo que la amistad entre los Tamames y los Dominguín se estrechara.

Tamames y Ava Gardner

Un joven Ramón Tamames tuvo la suerte de poder asistir a uno de los grandes romances del siglo XX gracias a la amistad de su padre y el torero. En concreto, del amor entre Dominguín y Ava Gardner.

Una pareja en blanco y negro mirando hacia la distancia con expresiones serias.
Dominguín y Ava Gardner. | Archivo

La actriz americana ya había tenido un affaire con otro torero, Mario Cabré, pero el más internacional fue que el mantuvo con Dominguín en las noches del Madrid de los años cincuenta. Una historia que cuenta con leyenda propia, la que asegura que después de su primera noche de amor, el torero saltó de la cama para vestirse rápidamente y, ante la extrañeza de la americana, explicó: "Voy a contarlo. ¿De qué sirve acostarse con Ava Gardner si nadie lo sabe?".

Una de las ocasiones en las que exhibió a su amor el torero fue ante Manuel Tamames y tres de sus hijos, entre ellos Ramón. Fue una cena que más tarde se trasladó al tablao Villa Rosa de Madrid. Como el doctor Tamames se había encargado de que sus hijos tuvieran la mejor educación, Ramón hablaba perfectamente inglés, una rareza en la España de la época, lo que le permitió tener una conversación mucho más profunda de lo que la actriz estadounidense estaba acostumbrada en España.

El romance entre Dominguín y la protagonista de La condesa descalza acabó después de muchos noches de juerga sin fin, cuando la artista decidió dar una nueva oportunidad a su febril relación matrimonial con Frank Sinatra. Sin embargo, mantendrían siempre su amistad, sobre todo cuando la actriz decidió instalarse en España. A pesar de su cercanía, Dominguín no la apoyó cuando Ava hubo de salir de Madrid para no volver tras las presiones a las que se vio sometida por la dictadura franquista. Ramón Tamames sí que mantuvo su amistad con la mítica actriz y así lo afirma en su libro de memorias.

El poder de Dominguín

Pilar Eyre cuenta en su libro Franco Confidencial (2013) cómo la libertad del torero dentro de la cosmogonía de las estrellas de la España franquista llegaba a tanto que incluso se permitió coquetear con la mismísima Carmen Franco, la única hija del dictador. Su marido, Cristóbal Villaverde, al enterarse increpó al diestro que, por respuesta, dio un puñetazo al aristócrata. Cuando alguien fue a Franco con la noticia de la agresión de Dominguín a su yerno contestó secamente: "Algo habría hecho". 

Con anécdotas como esta no de extrañar que los amigos recurrieran a las influencias de Dominguín cuando lo necesitaban. Así lo hicieron los Tamames cuando Ramón necesitaba opositar a técnico del Estado. Su actividad política antifranquista era un lastra para su carrera profesional, pero el diestro acudió al todopoderoso ministro de Gobernación Camilo Alonso Vega, conocido como ‘don Camulo’ por su fiereza en la represión de los opositores políticos.

La malaria de Miguel Bosé

Otra anécdota es bastante menos simpática y tiene como protagonista a Miguel Bosé, hijo del diestro y la actriz italiana Lucía Bosé. Ocurrió en 1966, cuando el torero viajó con su hijo para realizar un safari en Mozambique y el propio cantante la contó en su libro de memorias El hijo del Capitán Trueno (Espasa, 2021).

Tres personas sentadas en unas rocas al aire libre, una mujer con un sombrero de piel y un cigarrillo, un niño y un hombre con una gorra, todos con ropa de invierno.
Miguel Bosé en una cacería con sus padres Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín. | Archivo

“El doctor don Manuel Tamames entregó a mi padre un frasquito con unas píldoras chiquitas y le explicó que era quinina y que debíamos tomar una cada quince días, es decir, tan solo dos más aparte de la que tocaba al subir al avión, tres en total, y «que no se te olvide Luis Miguel, son contra el paludismo, y me da igual si tú no te las tomas, pero al niño se las das religiosamente o te mato»”, arrancaba el relato de Bosé.

Dominguín se negó a darle las pastillas para hacer más fuerte a su hijo, un relato que hace el propio Miguel y es estremecedor: “El desprecio con el que mi padre me trataba me paralizaba. Era una energía que me tiraba para atrás, como un zarpazo que me apartaba de todo con desdén. Añadamos a eso la profunda decepción, la vergüenza ajena y la molestia que yo le suponía. En aquel viaje pareció darse cuenta definitivamente de que de mí no conseguiría hacer nada, ni tan siquiera algo que pudiera parecérsele al más retrasado mental de sus genes. Me dio por perdido. Yo le cogí pánico”.

Miguel enfermó de malaria y cuando volvieron a Madrid su madre, Lucía Bosé, sufrió un ataque de ansiedad al ver el estado en el que se encontraba su primogénito. “Me fui a Mozambique pesando treinta y muchos kilos y lo que volvió de mí no llegaba a los quince”, escribe Miguel en libro.

La escena que tuvo lugar en la mansión de Somosaguas, la que Miguel acaba de vender al portero del Real Madrid Courtois, es un claro ejemplo del deterioro al que llegaron las relaciones en el clan Bosé. Un apellido que, como el de Tamames, se resiste a dejar la actualidad nacional.

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