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Mujer con vestido negro y accesorios brillantes en un escenario con fondo púrpura.
CLOSET

La actriz María José Cantudo cumple 73 años: Primer desnudo integral de nuestro cine

La vedette jienense de la Transición vive hoy su retiro dorado en el barrio madrileño de Los Austrias

El mismo año que el general Franco expiraba, María Purificación Josefa Cantudo Porcel, más conocida como María José Cantudo, protagonizaba el primer desnudo integral del cine español. Fue en La trastienda, una película dirigida por el cineasta Jordi Grau que llegó a recaudar 186 millones de pesetas. Por aquel entonces la vedette de Andújar tenía tan solo 18 años y le esperaba una fulgurante trayectoria en el mundo de la televisión y el cine.  Hoy, 10 de julio, la histórica musa del destape jienense cumple 73 años.

Tal y como pudo saber elcierredigital.com, en octubre de 2022 la actriz tuvo que someterse a una intervención programada en el madrileño Hospital de La Milagrosa. La que fuera musa del destape tuvo que ser operada a causa de una disectomía y artrodesis lumbar. El doctor Manuel de la Torre, especialista en Neurología y médico militar, estuvo al frente de la operación y fue quien advirtió a la actriz sobre la gravedad de la situación, pues si no se sometía a la intervención  "se quedaba en silla de ruedas".

Musa del destape

La vida de  María José Cantudo habría sido otra de no haber protagonizado La Trastienda (1975). Aunque la Cantudo ya llevaba tiempo abriéndose camino en el mundo del espectáculo. Había llegado a Madrid a principios de los 70 desde su Andújar natal.

Aunque durante años la actriz se había negado a dar su fecha de nacimiento, últimamente afirma que fue en 1957. Si fuera cierto, habría mostrado su desnudo al mundo con apenas 18 y habría empezado en las fotonovelas con 14.

Retrato de una mujer con cabello largo y oscuro, usando aretes y un collar.
María José Cantudo. | El Cierre Digital

Porque sí, la Cantudo empezó en las fotonovelas luciendo su palmito de adolescente andaluza. Ella ponía su fotogenia al servicio de las versiones en foto de las historias de Sautier Casaseca o Corín Tellado. De ahí, poco a poco al cine. Sobre todo hizo mucho cine de terror, como Autopsia. Y luego ya, la televisión y la fama.

Fue Valerio Lazarov  quien se la llevó a TVE para formar parte de su escudería de azafatas/presentadoras de Señoras y señores. De ahí saldrían también  Norma Duval, Ángela Carrasco o Marcia Bell. En esos años también conoció a su primer marido y padre de su único hijo,  Manolo Otero, por entonces conocido como 'el bello Otero', uno de los pocos galanes masculinos que conoció fortuna en el destape.  

En estas cosas estaba enredada María José Cantudo cuando el productor José Frade le hizo un contrato. Quería lanzarla como nueva estrella del cine español. "Yo no sabía nada de nada.[El fotógrafo]José María Castellví y mi marido hacían de representantes y me decían que en las entrevistas yo tenía que decir que admiraba mucho a Ana Belén y a Concha Velasco, que eran las actrices que estaban de moda en ese momento, pero en mi pueblo yo sólo había visto películas de Marisol y Rocío Dúrcal", le contaba a José Aguilar  en el libro Las estrellas del destape y la Transición al desnudo sobre sus inicios. "Al principio, Jordi Grau no me quería. Creo que él había pensado en Ana Belén para las películas, pero luego quedó encantado conmigo", añadía.

Grau quería realizar con Frade dos películas que tocaran temas rompedores. La primera fue El secreto inconfesable de un chico bien (1975), con José Sacristán, donde se tocaba el asunto de la represión sexual. María José Cantudo era la novia del protagonista. Con La trastienda pretendía una crítica al todopoderoso Opus Dei, pero la "boscosidad" de un pubis impidió ver los árboles del mensaje. 

'El felpudo de la Cantudo'

La Trastienda rompió una tendencia en el cine español. Por primera vez desde 1936 se veía un desnudo integral. Apenas dos segundos sirvieron para que la película hiciera una taquilla de 180 millones de pesetas. En la calle se hablaba del 'felpudo de la Cantudo', pero los exhibidores la renombraron como 'el pubis de oro'. 

La cinta coincidió con la muerte de Franco, el inicio del proceso de Transición y fue el pistoletazo de salida a la moda del destape. Ya antes de este desnudo, en los últimos momentos del franquismo, habían aparecido en pantalla los pechos de Ana Belén, Amparo Muñoz, Concha Velasco o Carmen Sevilla, pero nunca un desnudo integral.

Hasta la película de Grau se ponían en práctica las famosas 'dobles versiones'. Se grababan dos veces las películas. Con desnudo para el extranjero y con ropa interior para el mercado nacional. Con La Trastienda se acabó con esa forma hipócrita de realizar el cine. Era el momento propicio. La película, sin ser ni mucho menos de género erótico, abrió el fenómeno del destape y María José Cantudo quedó unida para siempre a ese momento del cine y la sociedad española.

Una mujer de cabello largo y oscuro está de pie junto a una puerta de madera, con una cortina de encaje blanco en el fondo.
La Cantudo en un fotograma de su destape en el cine. | El Cierre Digital

"Era una película intelectual para hablar del Opus, no era destape. Ni yo hacía destapes, ni era la intención del filme. El desnudo era pequeñísimo. El personaje que yo interpretaba, la enfermera, era el símbolo del pecado y se me ve desnuda comiéndome una manzana reflejada en el espejo de un armario, como la tentación de Eva. Todo muy simbólico, muy bíblico", explicaba la actriz en una entrevista para el periódico El Mundo en 2015. 

A partir de ese momento se desató la fiebre por el destape y Cantudo pasó a ser una de sus exponentes, y también la principal en crear la justificación por su paso por el fenómeno. Frases como "me desnudo por exigencia del guion" quedaron sempiternamente colgadas de la boca de la Cantudo, que sería pasto de los humoristas patrios durante años.

Aunque ella no quiere ni oír hablar del destape, lo cierto es que su filmografía pertenece en su mayoría al género, aunque haciéndose valer de su estatus de estrella incluyó números musicales en las películas o exigió cambios de guion. Lo cierto es que en algunos de sus trabajos intentó romper con su imagen.

En Secuestro (1977) se acercó a la figura de Patricia Hearts, la protagonista del 'síndrome de Estocolmo' más famoso de la historia, y El huerto del francés (1978), uno de los filmes de terror de Paul Nachy, está entre las mejores muestras del género. En este rodaje vivió, según contó el propio cineasta en sus memorias, enfrentamientos con la otra estrella femenina del filme: Ágata Lys. También dos años antes había tenido sus más y sus menos con Bárbara Rey en el rodaje de Las delicias de los verdes años (1976). 

Ejercicios forzados de vedette

Lo cierto es que uno de los grandes hándicaps de la Cantudo en el cine fue que siempre se le dobló su voz. Un problema que también afectó a Nadiuska y a  Mirta Miller. En 1979 dio el salto al teatro cuando Luis Sanz la contrató para una versión de Las leandras. Lo cierto es que a partir de este momento, poco a poco se centraría en el teatro, donde sí que se haría un hueco como actriz y como vedette. Su carrera en la pantalla se circunscribió a partir de ese momento a algunas producciones en el extranjero, sobre todo, en México. 

Una pareja joven posando juntos al aire libre con flores amarillas en primer plano.
Manolo Otero y María José Cantudo. | Archivo

Para entonces ya había roto su matrimonio con Manolo Otero, padre de su hijo  Manuel, y había vivido una historia de amor con Pedro Ruiz. Según ella, solo hubo un amor más en su vida, el del productor de teatro Enrique Cerezo. Algunos periodistas hablan de otros hombres que ella no confirma. A mediados de los ochenta fue muy comentada una presunta cercanía de la actriz con Carlos Falcó, el marqués de Griñón, recién divorciado de Isabel Preysler.

En los años 80 y 90 protagonizó y produjo obras como Doña Mariquita de mi corazón, Ya tenemos chica, Mariquilla Terremoto, Ventolera o El baile. Desde 2004 no se ha vuelto a subir a un escenario a pesar de que, en ocasiones, se ha especulado con su vuelta.

Viviendo junto a su perrita en el centro de Madrid, concretamente en el barrio de los Austrias, Cantudo ha sabido invertir el dinero y vive sin apuros un retiro dorado. 

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