Desde que entrara en marzo el Estado de Alarma, la aplicación de los Expedientes Reguladores Temporales de Empleo (ERTE) ha hecho que mucha gente se vea sin trabajo. Sin embargo, hay algunos que han corrido más suerte debido al teletrabajo ya que, con ello, han podido salvar así su puesto en la empresa. Aun así, el empleo desde casa tiene sus problemas, algo que podría plantear serias dudas de cara al futuro sobre su posible implementación.

La pega es que el lugar de trabajo acabe fusionándose con el que antes era un lugar de descanso, de ahí que ambas dedicaciones se entremezclen y en algunos casos cueste distinguirlas. Sobre todo, si uno directamente se decanta por teletrabajar desde la cama, el considerado como lugar de la casa donde uno se retira a descansar. En este sentido, la cuestión es si se considera trabajo el hecho de estar tumbado en la cama a pesar de ser productivo y actuar como un buen empleado. Podría considerarse si son estas las formas adecuadas, tanto de respetar el tiempo dedicado al trabajo como al ocio o al descanso.

Según los expertos, esto podría ser nocivo. Los objetivos de siempre habría que cancelarlos (programarse la hora de levantarse, que desayunar, etc.). De hecho, habría que ser más objetivos y tampoco ejercer una oposición frontal a la realidad de estar aislados, al igual que no caer en la apatía o la desilusión y terminar todo el día metido en la cama ante las nulas expectativas de que todo fuera como hace tres meses.

El teletrabajo en la cama puede causar daños físicos a largo plazo

“La clave está en que todo lo que amas de tu cama desaparecerá si pasas demasiado tiempo en ella”, explica Magdelene Taylor, una periodista norteamericana en una columna sobre el tema en la revista Mel Magazine. “Lo primero es que no está diseñada para que vivas permanentemente en ella. Sin ir más lejos, las camas de los hospitales están fabricadas bajo la idea de que las personas pasarán mucho tiempo continuas en ellas, a diferencia de las que hacen las empresas para el consumo privado y doméstico", detalla.

El cuidado del colchón

La primera razón por la que no se debe pasar el día entero en la cama, aunque uno sea productivo y cumpla con las tareas que asigna la empresa, es básicamente que no está hecha para que sea usada tanto tiempo. Se sabe que una cama más o menos mantiene sus propiedades y es saludable (en cuanto a evitar problemas de espalda o dolores de cuello) durante un período no mayor de los 10 años. 

Lo que pasa es que están diseñadas para pasar un tercio de esas 24 horas que tiene el día, no mucho más, por lo que a más de uno ya habrá gastado un mes más adicional del tiempo de vida de su colchón particular. “Si pasas el doble de tiempo en un colchón ‘normal’, este solo durará dos años y medio. Dependiendo de la garantía, evidentemente”, expresa Taylor.

Obviamente, el colchón es lo de menos, ya que si se estropea se puede comprar otro. Aun así, lo que no se puede adquirir es otro cuerpo, y en este sentido, al igual que el colchón acorta su esperanza de vida, al organismo tampoco le sienta bien el hecho de vivir tumbado. "No solamente te destrozará la espalda, sino que también arruinará tu sueño y descanso", recalca la periodista norteamericana.

Los mejor para teletrabajar es hacerlo desde un pupitre o una mesa desplazable

“Hay muchas posibilidades de que, aunque estés sentado sobre la cama, no guardarás una posición erguida. Seguramente estés presionando la espalda contra unos cojines y la pared o el cabecero de la cama, por lo que tu cuello y columna estarán curvados. Esto a su vez provocará que tu cuello pase demasiado tiempo en tensión y tu columna se tuerza hacia abajo”, explica Taylor, que cita a Don Chaffin, director emérito de la Universidad del Centro de Michigan de Ergonomía, quien aconseja que, si no queda más remedio que trabajar en la cama, se haga con un pupitre o un escritorio desplazable para obligar al cuerpo a que se siente derecho.