En España el 60% de los matrimonios acaban en divorcio, pero eso no es lo peor. En 2023 de entre los que se quieren divorciar un tercio no pueden divorciarse por dificultades económicas y tienen que mantener un matrimonio forzoso que ya no quieren.

Un matrimonio que quiere divorciarse, pero tiene serias dudas de que se puedan costear vidas por separado, está en una situación desesperada que puede llevar a situaciones límite y graves depresiones. Tener que decidir entre la disyuntiva de mantener una convivencia que ya no se quiere o separarse con peligro de entrar en situación de precariedad económica es un grave y preocupante drama familiar.

La situación económica de la gran parte de las familias en España permite llegar a fin de mes a duras penas estando juntos dos miembros de la familia con ingresos. Lo que se dificulta enormemente es que familias en las que sólo uno de los cónyuges tiene ingresos, las monoparentales y las separadas puedan afrontar sus gastos básicos de vida, lo cual es una realidad silenciada y cruel que impide el desarrollo personal y familiar con condiciones de vida mínimamente dignas.

Situación de partida de matrimonios y divorcios en España

En España contamos de media con más de un 60% de divorcios calculando el número de matrimonios y divorcios al año. Esto supone en estadística que aproximadamente 3 de cada 5 matrimonios acaban en divorcio.

¿Las parejas que se casan son realmente conscientes de ello? ¿Estas cifras son normales? Es una barbaridad. Si seleccionáramos al azar cinco parejas que desean casarse y quieren saber su perspectiva de éxito matrimonial, esta sería que tres de ellas se van a divorciar.

Pareja separada.

De los restantes dos que mantendrán su matrimonio, algunos serán felices y otros infelices o mantendrán un matrimonio que ya no quieren. No debemos idealizar el matrimonio y pensar que todos los casados disfrutan de una vida feliz y un matrimonio que siguen queriendo mantener. Ojalá fuera así, hay muchos matrimonios y parejas que por desgracia no son felices juntos y querrían separarse, pero por diversas cuestiones no dan el paso. En 2023 la principal causa son las dificultades económicas. Prudentemente se puede calcular que la mitad de los matrimonios que no se divorcian no son plenamente felices ni quieren mantener su matrimonio, por lo que solo uno de cada cinco sí disfrutará de un matrimonio feliz y deseado.

Por tanto, en resumen, de las cinco parejas que se plantean casarse, estadísticamente:

- Una será feliz en su matrimonio y realmente querrá mantenerlo.

- Otros tres acabarán divorciándose y podrán comenzar otro proyecto sentimental.

- Un último será el peor parado, pues aguantará un matrimonio infeliz o que simplemente ya no quiere mantener.

Situación en 2023 de matrimonios que acaban en divorcio

En 2023 un tercio de los matrimonios que necesitan divorciarse mantienen su matrimonio y una convivencia que ya no quieren por no puede costear la vida por separado.

El drama de familias que quieren separarse, pero no pueden hacer vidas por separado posiciona en la disyuntiva de divorciase y no poder mantener sus gastos básicos de vida y por tanto estar en vulnerabilidad, o mantener un matrimonio y convivencia que ya no quieren.

En Madrid los divorcios bajaron un 1,6% en 2022, siendo las demandas de disolución matrimonial registradas en los órganos judiciales madrileños durante 2022 de 12.362, cantidad en la que no están incluidos los procesos notariales. Los divorcios y separaciones se redujeron un 2,15 % en Madrid en el tercer trimestre de 2022, siendo la bajada nacional más pronunciada pues alcanzó el 3.9%.

Del punto de partida del 60% de matrimonios que acaba en divorcio, de los que se quieren divorciar en 2023 solo podrán divorciarse dos tercios de ellos, pues un tercio actualmente no están pudiendo materializar el divorcio y tienen que mantener una convivencia que no quieren, lo que puede conllevar tensión, enfrentamiento y riesgo de situaciones límite.

Prevenir matrimonios kamikaze estandarizados

No debemos de idealizar el matrimonio, pues debe de ser más consciente y con un asesoramiento mínimo. En una boda debemos desear la felicidad de nuestros seres queridos, por supuesto, pero hay que ser conscientes de que matemáticamente lo más probable es que el matrimonio acabe en divorcio o, lo que es peor, en la necesidad de divorciarse sin poder hacerlo por limitaciones económicas, en la práctica, un matrimonio forzoso.

Matrimonio.

No es que las parejas lo hagan mal, sino que socialmente hay que entender que los vínculos familiares que se construyan deben de ser viables juntos y por separado lo que con la actual situación económica en España es muy difícil para muchas familias, pues de no ser así, la presión económica puede acabar condicionando el propio divorcio o incluso en una necesidad de divorcio que no es viable materializar y, por tanto, postre a una familia separada de hecho a tener que convivir por no existir otra alternativa económica.

No hay que idealizar el matrimonio solo en su parte buena y atractiva, ya que también conlleva un compromiso y responsabilidad del que muchas personas no son conscientes pues se limitan a dejarse llevar. Dos personas se tienen que casar o formar una familia, en todo caso, cuando quieran y entiendan bien lo que supone en cuestiones como régimen económico matrimonial, comprar una casa hipotecada a 30 años, tener hijos… etc. Parece que la sociedad nos empuja a caminar paso a paso hacia el “matrimonio estándar” y actualmente eso se está convirtiendo en un callejón sin salida, pues lo peor ya no es el divorcio, que desgraciadamente es lo más probable, sino el querer divorciarse, pero no poder hacerlo por dificultades económicas. Cada relación es única y especial y debe desarrollarse de manera natural con diligencia a sabiendas de las dificultades que existen actualmente en nuestro país, dedicándole el tiempo que necesita cada decisión y desde el deseo de amor consciente que sientan los miembros de la pareja y quieran compartir con un asesoramiento previo y preventivo de malas decisiones y controversias.

No debemos idealizar un matrimonio pues le estamos perjudicando y los cónyuges se pueden dar de bruces con la realidad del día a día en la que no solo hay cosas buenas, sino también dificultades y retos que superar y, tal vez, no entiendan la situación o no sepan gestionarla adecuadamente.

Debemos de prevenir los matrimonios kamikaze estandarizados socialmente. Un matrimonio idealizado sin previo asesoramiento en el que se van construyendo vínculos familiares sin pararse a pensar si son viables en caso de separación. En estos casos, cuando desgraciadamente llega la necesidad de divorciarse, no puede materializarse dignamente por dificultades económicas y una familia media que se ha construido instalada en las costumbres sociales puede acabar postrada a un matrimonio forzoso en contra de su voluntad.