La ciudad portuguesa de Campo Maior decretó anteayer cinco días de luto oficial por la muerte de su ciudadano más ilustre, el empresario cafetero Rui Nabeiro. Este emprendedor de origen humilde fue alcalde de la localidad de alrededor de 8.800 habitantes y en 1961 erigió Grupo Delta Cafés, que ronda los 4.000 trabajadores y una facturación en torno a los 400 millones de euros

Tras practicar en su juventud el contrabando entre el Alentejo y Extremadura, Rui Nabeiro fue creciendo como empresario hasta convertirse en una de las principales fortunas del país luso mientras su compañía se expandía gracias a las exportaciones de café. 

El empresario recibió en 2005 el título de Comendador de la Orden del Mérito Industrial de Portugal y en 2012 Ciudadano Honorario de Campo Maior, pero su labor también fue premiada al otro lado de la frontera, ya que en 2011 recibió la Medalla de Extremadura de la mano del presidente Guillermo Fernández Vara por su vinculación con Badajoz. 

"A pocos días de cumplir 92 años, hoy ha fallecido don Manuel Rui Nabeiro. Un gran portugués, un hombre inmenso, una excelente persona y un gran amigo de Extremadura. Descansa en paz querido y admirado Manuel", ha escrito el socialista en las redes sociales. Rui Nabeiro también simpatizaba con el Partido Socialista de Portugal, que también le ha despedido con cariño de forma pública. 

Y también lo han hecho desde el Grupo Nabeiro, asegurando que "toda la familia Delta está profundamente entristecida por esta pérdida y extiende sus más sinceras condolencias a todos aquellos que hoy también han perdido a un gran amigo". 

En Portugal se han sucedido numerosas muestras de cariño por su labor al frente de la Fundación Delta, que nació en 2009 con el objetivo de promover la cultura y el desarrollo social en la localidad luso. 

Origen humilde y carácter ambicioso

Manuel Rui Nabeiro, que fue contrabandista en su niñez, recordaba hace unos años en El País que empezó "trabajando a los 13 años, en una tienda con mi tío Joaquim y mis padres. A la muerte de mi padre, a los 17, creé mi primera empresa. No sabía nada de cafés. Contaba con un almacén de 50 metros cuadrados y dos tostadoras con una capacidad de 30 kilos. Viajaba mucho, me recorrí toda España. El mercado estaba copado, así que empecé a introducirme con sucedáneos como la achicoria". 

Manuel Rui Nabeiro. 

En su última entrevista, concedida al medio luso Jornal de Negocios, mostraba su visión empresarial: "Una persona sin ambición no puede caminar. Hay que ser ambicioso, pero esa ambición debe servir para crear. Crear es un don de la providencia de Dios. En ese sentido siempre digo lo mismo: a todos se les ayuda, a mí me ayudaron, y en el resto de mi vida pasé del compromiso total al buen vivir, al buen compañerismo". 

Y añadía: "Doy un discurso muy a menudo a todos mis empleados. Tengo los vendedores, tengo los hombres que están en la fábrica, tengo gente que nos representa en ciertos lugares y les digo que para ser hay que seguir siendo siempre lo que queremos ser. Hay mucha gente que, después de tener medios, piensa que lo sigue siendo y, a veces, no lo es. Eso es lo que les digo a mis trabajadores, a los jóvenes que están en camino: si hemos llegado a este punto, tenemos que ir más allá".